El próximo mes de agosto cumplirá tres años U-mami Gastrobar, en Aguilar de la Frontera . Llegó revolucionando un poco la gastronomía de la zona y mantiene esa línea. Acaba de renovar la carta hace dos semanas: se adentra en los platos de siempre con productos andaluces de calidad, a la vez que le da su punto de vista gastronómico y su toque personal. Platos muy típicos de Córdoba con muy buena aceptación forman parte de su planteamiento, como las berenjenas fritas, los flamenquines de lomo con jamón ibérico y papada ibérica, el flamenquín de pollo con pimiento frito y jamón ibérico, el crispín , tan característico de Aguilar, con merluza y gamba, presentado más que como flamenquín como una bomba o croqueta con espuma de salsa rosa. El tartar de salchichón ibérico de bellota y encurtidos, el solomillo de ibérico son ejemplos de lo que pone sobre la mesa «con productos de calidad y una elaboración bastante bien terminada, en el sentido de que casi nunca hemos querido ser agresivos con la forma de cocinar el producto para respetar eso», como explica David Carrasco . La de U-mami puede considerarse cocina de autor porque el salmorejo tradicional va acompañado de polvo de aceite de oliva y chips de jamón ibérico. Las bravas U-mami son muy peculiares. La tarta de queso no tiene forma de cuña, sino que va en texturas y está acompañada de un vinagre balsámico de Pedro Ximénez 25 años de reserva, de Toro Albalá , la conocida bodega que está en el pueblo, y es una manera de darle «importancia a los productos de cercanía, estamos a 300 metros de ella», indica el chef. «Apuesto por la Campiña en todos los productos, los vinos de Bodegas El Monte y vinos de Andalucía, ya sean blancos o tintos». David Carrasco suma una década de experiencia en cocina y este proyecto lo comparte con Noelia Cañete , que se encuentra al frente de la sala. Cuentan en el trabajo con el apoyo de su familia. Potenciar el sabor es su filosofía, pues U-mami alude al quinto sabor que se ha descubierto no hace mucho, y bautiza al gastrobar, por lo que la experiencia se dirige a todos los tipos de públicos que gustan de lo delicioso. La lectura de la carta lleva a su clientela desde la anchoa del Cantábrico sobre pan de cristal y mermelada de tomate, a los cogollitos aliñados con boquerón en vinagre, pasando por la ensaladilla con ventresca de atún y espuma de aceite de oliva virgen extra. Las berenjenas abuñueladas con miel de caña y queso de cabra, y el chapatín de chipirón frito con alioli de lima son otras propuestas entre los entrantes. Para los que adoran las croquetas se abren dos opciones: las que llevan langostino al ajillo, y las de jamón ibérico con papada ibérica y corteza frita. Los incondicionales del pescado pueden escoger el bacalao en tempura con alioli de ajo negro, el crispín y el adobo frito con alioli de ajo asado. El arroz meloso de secreto ibérico y boletus, la costilla de cerdo con salsa BBQ, abanico de cerdo ibérico con verduritas salteadas y los medallones de solomillo ibérico al Pedro Ximénez con cebolla caramelizada no dejan indiferentes a los comensales que prefieren la carne. Los golosos pueden perderse con la citada tarta de queso, o la milhoja de vainilla y cítricos, brownie de Nutella y avellana cordobesa y la pantera rosa. De martes a viernes sirve un menú a mediodía con tres platos de primero para elegir, tres del segundo, y postre por 15 euros. Acuden muchos clientes del propio pueblo y comerciales que se encuentran viajando por la zona, así como vecinos de Lucena, Montilla y Córdoba los fines de semana. Los desayunos los trabaja desde septiembre, aunque su eje principal son los almuerzos y cenas. Está en la avenida Miguel Cosano, número 7.