El acuerdo alcanzado por España/Unión Europea y Reino Unido/Gibraltar acerca de los controles de la Roca puede considerarse, sin duda, como una buena noticia. Para todas las partes. La salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado Brexit, dejó en el limbo a Gibraltar... y también al Campo de Gibraltar, al fin y al cabo una misma zona con dos soberanías distintas, con la Verja por medio, llamada a desaparecer próximamente.[articles:336001]Desde un principio (del Brexit) ambas partes tenían claro que había que llegar a un acuerdo que antepusiera los intereses de sus ciudadanos, lo que en primer lugar viene a ser el rápido acceso a Gibraltar para las miles de personas que van a trabajar allí todos los días desde La Línea y otras localidades de la comarca y, en reciprocidad, el acceso a España de los ciudadanos de la Roca –y, en menor medida– los turistas que vuelan a dicho aeropuerto y su destino real es la provincia de Cádiz o la Costa del Sol. España –y no la red comunitaria Frontex– se encargará de todo lo relacionado con el espacio Schengen y la policía británica de lo que acontece a su propio espacio.[articles:336002] Estuvo a punto de cerrarse un acuerdo hace cosa de un año, con el anterior Gobierno conservador británico, pero precisamente el adelanto electoral corrió en contra del mismo. Por supuesto, en el acuerdo no hay lo más mínimo que haga pensar en que se ha producido siquiera un pequeño avance hacia una soberanía compartida de Gibraltar –nunca estuvo en la agenda– pero es legítimo que el Gobierno español se anote este tanto diplomático, sobre todo en este momento de máxima tensión política en España, donde vamos a tema diario –el lunes fue la imputación del Fiscal General del Estado, el martes la UE dudando del 'fondo' de la amnistía de los independentistas catalanes– y al menos el miércoles es el Gobierno quien 'cuela', y con razón, su mensaje.Ahora queda por ver si la Unión Europea, España, Andalucía y el Campo de Gibraltar, de un lado, y Reino Unido y Gibraltar, de otro, son capaces de alumbrar, a partir de este acuerdo, esa 'área de prosperidad compartida' que siempre se ha visto como el fin último de estas negociaciones, el desarrollo económico 'compartido' de toda la comarca.