La historia política de la izquierda española contemporánea está marcada por una paradoja que merece análisis riguroso. Pese a que desde sus orígenes los partidos de izquierda han incorporado en su ADN ideológico la lucha por la emancipación de las mujeres y el abolicionismo de la prostitución, actualmente atraviesan una grave crisis de credibilidad que pone en entredicho su compromiso real con los derechos de las mujeres y niñas, y con la propia democracia, porque cuando se excluye, posterga o perjudica a las mujeres, sólo podemos hablar de androcracia y del machismo que la sustenta.Esta contradicción se manifiesta en dos frentes que revelan una preocupante disonancia entre el discurso público y la práctica política. Por un lado, los partidos de izquierda han impulsado y aprobado la ley más lesiva de los derechos de las mujeres basados en el sexo, causando un daño profundo al feminismo. Por otro lado, han incumplido sistemáticamente los compromisos abolicionistas en materia de prostitución que habían incluido en sus programas electorales, evidenciando una brecha profunda entre las declaraciones programáticas y la acción legislativa efectiva.¿El partido más feminista y progresista de la historia?De los partidos de izquierda, el Partido Socialista Obrero Español es el único que ha tenido opción de poder, llegando a gobernar durante trece años en lo que llevamos del siglo XXI, que se suman a los 13 años y 5 meses que gobernó desde la implantación de la democracia.Al haber promovido la Ley contra la Violencia de Género (2004), la ley de Igualdad (2007), las leyes de paridad y la del aborto (2010), entre otras, el PSOE se ha autoproclamado el partido más feminista y progresista de la historia. En muchos aspectos podríamos decir que es el partido que ha aprobado las leyes feministas en España, pero esto no sirve de nada si al tiempo que legisla formalmente a favor de las mujeres, también aprueba otras normas que socavan nuestros derechos y nos ponen en situación de indefensión.[articles:336032]Esto es precisamente lo que ha sucedido en los últimos años en el PSOE con la conocida mediáticamente como ley trans, la no abolición de la prostitución y la aprobación de normativas que permitían en fraude de ley la legitimación de la ilegal práctica de la gestación subrogada, expresamente prohibida en la ley y cuestionada de forma inequívoca por parte del Tribunal Supremo.La ley que vacía de contenido los derechos de las mujeresLa coalición de gobierno del PSOE-Unidas Podemos aprobó una ley de autodeterminación del sexo, que convierte la categoría jurídica 'sexo', basada en la biología, en una cuestión identitaria basada en los sentimientos internos de cada persona. Esta norma desnaturaliza la definición jurídica de 'mujer' y compromete seriamente los derechos de las mujeres y niñas basados en el sexo.La mal llamada ley trans no está dirigida a las personas transexuales, sino a cualquier persona que desee cambiar su sexo registral por mera voluntad: sin requisitos médicos, sin controles profesionales, sin restricciones legales. Esta ley vulnera frontalmente el artículo 14 de la Constitución Española, que prohíbe la discriminación por razón de sexo. El sexo es una categoría jurídica objetiva, binaria y protegida por la normativa nacional e internacional, precisamente porque sobre ella se construyen los derechos de las mujeres y niñas y se estructuran las medidas destinadas a corregir las desigualdades históricas que sufrimos por ser mujeres.Al sustituir la base material del sexo biológico por una declaración subjetiva de identidad sentida, la ley trans vacía el fundamento legal sobre el que descansan normas tan esenciales como la Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres y la Ley Integral contra la Violencia de Género. De este modo, se falsean las estadísticas, se compromete la eficacia de las políticas públicas destinadas a proteger a las mujeres y niñas frente a la discriminación y la violencia machista y sexual y se coarta nuestra libertad de expresión, porque la ley trans es una ley mordaza que castiga severamente la crítica y la discrepancia.Lo más grave es que esta ley se aprobó a sabiendas de que lesionaba de forma directa los derechos de las mujeres y menores. Su aprobación mediante procedimientos irregulares —tramitación urgente sin justificación, inobservancia de los informes preceptivos del Consejo General del Poder Judicial y el Consejo de Estado— y traicionando de forma flagrante al movimiento feminista español, ha vulnerado garantías básicas del proceso legislativo, ocasionando una grave quiebra del Estado de derecho y la seguridad jurídica en que se funda.La instrumentalización del abolicionismo como eslogan electoralLos recientes escándalos que han salpicado a la cúpula socialista ilustran de manera paradigmática la grave contradicción entre lo que se promete en elecciones y lo que se hace en el poder. Las investigaciones judiciales y de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) han puesto al descubierto una trama en la que destacados dirigentes del partido habrían utilizado sus posiciones de poder para beneficiarse de redes de explotación sexual.Los casos de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García, según la documentación oficial conocida, evidencian un patrón de comportamiento que convierte a las mujeres en moneda de cambio dentro de estructuras de poder en el partido del que ya ha habido otros casos similares. Según quedó acreditado en sede judicial, Ábalos –que se hacía acompañar en viajes oficiales de una mujer prostituida, a la que le procuró empleo en empresas públicas sin ejercer ninguna actividad y recibiendo remuneraciones elevadas– representa un ejemplo paradigmático, al tratarse precisamente del que más se significó como feminista.Estas revelaciones emergen en el contexto de un partido que se autodefine como feminista y abolicionista, y que ha incorporado en su programa electoral el compromiso de erradicar la prostitución y la trata. Sin embargo, la reciente decisión del Ministerio de Igualdad de renunciar a incluir medidas abolicionistas en la ley contra la trata expone el engaño que suponía este compromiso. En abril de este año, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, justificó la decisión de renunciar definitivamente a incluir la abolición de la prostitución en la ley contra la trata, pretextando la falta de "consenso parlamentario suficiente"; sin embargo, esta renuncia evidencia una vez más que la promesa abolicionista era puro cálculo político oportunista para captar el voto feminista.La cronología resulta especialmente reveladora: el PSOE llegó al poder en junio de 2018; presentó su primera proposición abolicionista en diciembre de 2018, semanas después de que comenzara la relación entre Ábalos y Jessica Rodríguez. Como señala la abogada Nuria González, en julio del mismo año el Ministerio de Trabajo había legalizado el sindicato de prostitución 'OTRAS', cuyos estatutos fueron posteriormente impugnados por organizaciones feministas. Esta coincidencia temporal sugiere que el abolicionismo socialista del actual gobierno era sólo una estrategia electoralista carente de contenido real.La traición a los principios fundacionalesEl socialismo histórico, que reivindicó el sufragio femenino, la igualdad salarial, el abolicionismo de la prostitución, el derecho al aborto y la igualdad jurídica entre mujeres y hombres, se ve hoy mancillado por prácticas políticas que reproducen los patrones más machistas de dominación patriarcal neoliberal, más propios de los partidos de la derecha conservadora.Las mujeres españolas nos encontramos ante una encrucijada histórica. Después de décadas confiando en que los partidos de izquierda serían nuestros aliados naturales, hemos descubierto que la emancipación plena de las mujeres tampoco es su prioridad. A la luz de las leyes antifeministas que han aprobado en los últimos años, bien podemos decir que han convertido nuestros derechos en mercancía política, nuestros cuerpos en territorio de negociación y nuestras voces en ecos vacíos de sus promesas rotas. Es hora de que el PSOE rectifique y se dé cuenta de que sin mujeres, no se ganan las elecciones.Como dijo Susan B. Anthony: "Ninguna mujer que se respete a sí misma debería desear o trabajar por el éxito de un partido que ignora su sexo". Es hora de que las mujeres españolas tomemos nota de estas palabras proféticas. Si la agenda política de un partido perjudica, excluye o menosprecia a las mujeres, no es feminista ni democrática, y no merece nuestro voto ni nuestra confianza, porque sin el feminismo no hay democracia.