El panorama de infraestructura en Colombia durante 2025 está marcado por una importante actividad en todas sus etapas, desde la estructuración hasta la ejecución. Grandes proyectos como la Primera Línea del Metro de Bogotá, el Metro Ligero de Medellín y varias de las troncales 5G, como las troncales del Magdalena, la Malla Vial del Cauca y del Valle del Cauca, continúan su desarrollo y son hoy referentes clave que marcarán el futuro de nuevas iniciativas. El éxito de estas obras es determinante, no solo por su impacto social y económico, sino porque generan señales de confianza para inversionistas y financiadores nacionales e internacionales.Puede ver: Gobierno desarrolla 1.242 obras en infraestructura educativa por $9,86 billonesSin embargo, dos factores vienen afectando negativamente su avance, así lo determina la fima de abogados CMS Rodriguez-Azuero en su nuevo informe. El primero son las decisiones de autoridades ambientales, que han causado retrasos en proyectos como es el caso de RegioTram de Occidente y las vías Accesos Norte, Vía al Mar, Bucaramanga – Pamplona, entre otros.Aseguran que esto evidencia la necesidad de gestionar los riesgos regulatorios desde la etapa de estructuración. El segundo tiene que ver con los desafíos de gobernanza y disponibilidad de recursos en proyectos cofinanciados, aquellos en los que se combinan recursos nacionales y regionales, y que podrían poner en entredicho la viabilidad financiera de obras futuras.Paralelamente, una nueva serie de proyectos se encuentra en fase de selección, entre ellos la vía Estanquillo–Popayán, el Aeropuerto del Café, El Dorado Max y la Ciudadela Aeroportuaria de Cartagena. También destacan iniciativas regionales como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas y la Segunda Línea del Metro de Bogotá, que forman parte de procesos clave para el desarrollo urbano y la modernización de la infraestructura en distintas regiones del país. No obstante, la falta de definición y la extensión en los tiempos de trámite han comenzado a generar incertidumbre en el mercado.“En estos casos, el factor tiempo comienza a erosionar la confianza de inversionistas y financiadores. Algunos procesos, como Canoas y la Segunda Línea del Metro, llevan años abiertos sin definiciones concretas, situación que también enfrentan varias iniciativas privadas en el sector aeroportuario que iniciaron su trámite hace tres o cuatro años. Para los interesados, enfrentar calendarios tan dilatados representa un desafío significativo y un riesgo difícil de justificar”, explicó Carlos Sánchez, socio de CMS Rodríguez-Azuero.Puede interesarle: El 80% de un centro poblado en Paratebueno debe reconstruirse tras el sismoInfraestructura.Archivo EL TIEMPOTambién están en curso proyectos en fase de estructuración, muchos de ellos de infraestructura social: hospitales, colegios y redes de transporte como la concesión Chía–Mosquera–Girardot, que en este momento está siendo estructurada por la Corporación Financiera Internacional (IFC) y por el Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca (ICCU). En este frente destacan el papel activo de las regiones, que, con el acompañamiento de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), están consolidando nuevas propuestas para responder a las necesidades locales con visión de largo plazo.En materia de financiación, el modelo de Alianzas Público-Privadas (APP) y concesiones sigue liderando la ejecución de grandes obras, especialmente por su capacidad para movilizar inversión y transferir riesgos al sector privado. No obstante, el contrato de obra financiado con recursos públicos continúa siendo el mecanismo más usado, especialmente en proyectos de menor escala.“La importancia de estas obras para el país es innegable. En ocasiones funcionan como instrumento contracíclico, estimulando la economía en periodos de baja inversión privada, pero también resultan ser un catalizador del desarrollo regional y nacional. La infraestructura permite la conexión entre empresas y hogares del país y eso permite el desarrollo de múltiples dinámicas económicas que generan crecimiento del consumo interno y de la capacidad de producir y vender recursos al extranjero”, resaltó Sánchez.Pero hay retos que no pueden pasarse por alto. La volatilidad de los mercados financieros globales ha hecho que los recursos disponibles para infraestructura sean más limitados y costosos. A esto se suma la necesidad de conservar la confianza de los inversionistas internacionales, algo que el país ha logrado construir en las últimas dos décadas, pero, señalan, que puede perderse rápidamente si no se garantiza estabilidad institucional, cumplimiento de contratos y una visión compartida entre niveles de gobierno. Finalmente, está el desafío de la planeación: pensar en el largo plazo, con proyectos estructurados sólidamente desde el inicio, será clave para que Colombia siga avanzando en su transformación territorial y económica.También vea: Ministerio de Transporte entregó corredor férreo para el Regiotram de OccidenteCorficolombiana participa en proyectos de infraestructura en Colombia.En relación con los proyectos del sistema de transporte masivo, la Primera Línea del Metro de Bogotá ha mostrado avances significativos en su cronograma, con obras civiles en curso y la llegada de equipos especializados para los trabajos subterráneos. Este proyecto, considerado uno de los más ambiciosos en la historia reciente de la capital, ha atraído la atención de consorcios internacionales y de entidades multilaterales. Por su parte, el Metro Ligero de Medellín ha superado obstáculos técnicos y financieros, aunque aún enfrenta retos relacionados con el cierre definitivo del esquema financiero, dicen.Por otro lado, mencionan que los proyectos viales bajo el programa 5G también han mantenido una agenda activa. La Malla Vial del Valle del Cauca ha logrado avances en su fase de preconstrucción, incluyendo procesos de adquisición predial y gestión social. La Troncal del Magdalena avanza en sus tramos iniciales con intervenciones de mantenimiento y rehabilitación, mientras que en la Malla Vial del Cauca se han registrado avances en ingeniería de detalle y procesos contractuales. Estos desarrollos han sido acompañados por procesos de vigilancia contractual y social, liderados por la ANI y veedurías ciudadanas.En contraste, proyectos como los Accesos Norte y la vía Bucaramanga – Pamplona han enfrentado demoras derivadas de procesos ambientales. Las decisiones de autoridades ambientales han exigido ajustes en los cronogramas y rediseños en varios tramos, lo que ha impactado la ejecución y el flujo de recursos. El caso de RegioTram de Occidente también ha sido representativo en este sentido, al enfrentar obstáculos en la obtención de licencias ambientales que han retrasado la entrega de etapas clave del proyecto.Entre las iniciativas en fase de selección se encuentra El Dorado Max, una ampliación estratégica del principal aeropuerto del país, orientada a responder al crecimiento del tráfico aéreo nacional e internacional. La Ciudadela Aeroportuaria de Cartagena ha sido planteada como una solución integral para el transporte aéreo de la región Caribe, aunque aún no cuenta con una definición clara de modelo financiero ni cronograma definitivo. El Aeropuerto del Café, en el Eje Cafetero, sigue en revisión técnica y financiera, luego de varios intentos de reactivación en años anteriores.A pesar de este dinamismo, actores del sector han advertido sobre los riesgos que supone la dilación en la toma de decisiones. “Hay procesos que llevan tres, cuatro y hasta cinco años sin resolverse. Esto no solo incrementa los costos, sino que genera un desgaste en los equipos técnicos y una pérdida de interés en algunos casos. Mantener el interés del sector privado requiere condiciones mínimas de certidumbre jurídica, institucional y financiera”, indicó Sánchez.A su vez, el mercado espera definiciones más claras por parte del Gobierno en torno a la hoja de ruta sectorial. Las señales institucionales, tanto desde el Ministerio de Transporte como desde el Departamento Nacional de Planeación, son claves para que los agentes privados ajusten sus expectativas. “La clave es la coordinación. Sin un trabajo articulado entre Gobierno Nacional, entes territoriales y sector privado, los proyectos no solo se retrasan, sino que pierden su sentido estratégico”, apuntó el socio de CMS Rodríguez-Azuero.PAULA GALEANO BALAGUERAPeriodista de Portafolio