Irán sostiene el pulso y, por quinto día consecutivo, ha vuelto a contraatacar Israel. Por la mañana, ha golpeado con sus misiles varias áreas de las dos principales ciudades, Tel Aviv y Jerusalén, y por la tarde ha lanzado otra oleada. En ninguno de los casos se ha informado de víctimas. El Estado judío, que a lo largo de martes ha interceptado también una treintena de drones iraníes, afirma que el régimen de los ayatolás ataca directamente a civiles (desde el pasado viernes han muerto 24 personas). Teherán se centra en resaltar objetivos militares y sostiene que en las últimas horas ha logrado golpear unas instalaciones de la agencia de los servicios secretos israelíes en el exterior, el Mosad, un elemento sensible para Israel. Este cuerpo de élite ha participado ampliamente durante meses en la preparación de la ofensiva contra Irán, incluso con algunos de sus agentes desplegados sobre territorio iraní. El Gobierno israelí guarda silencio oficial sobre si esa sede ha sido alcanzada, aunque reconoce que el enemigo ha alcanzado “objetivos militares y civiles”. En medio de esos intercambios, el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha pronunciado sobre el conflicto para exigir Irán la “rendición incondicional” y asegurar que el líder supremo, Ali Jameneí, es “un blanco fácil”.Seguir leyendo