La interna Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato del pequeño Gabriel Cruz, vuelve a estar en el centro de la polémica por un presunto intento de envenenamiento a otra reclusa en la prisión de Brieva, en Ávila. Según ha relatado El programa de Ana Rosa, los hechos ocurrieron en septiembre de 2023, cuando Quezada le ofreció una merienda preparada por ella misma que le provocó un fuerte malestar.[articles:335189]La mezcla, compuesta por leche y maicena, fue ingerida sin sospechas por la víctima, quien poco después empezó a sentirse mal. En un primer momento, fue atendida por el personal médico del centro penitenciario, pero su estado obligó al traslado al hospital de Ávila. El juzgado ya ha requerido los informes médicos y las analíticas toxicológicas para esclarecer lo ocurrido.Sospechas de privilegios y conducta reincidenteLa reclusa que ha denunciado el hecho asegura que Ana Julia Quezada "nunca ha mostrado arrepentimiento" y la describe como una persona "manipuladora y obsesiva". Según su testimonio, Quezada gozaría de un trato preferente dentro de la prisión, con un nivel de acceso y comodidad impropio para una interna, y afirma que buscaba activamente mantener correspondencia con personas del exterior para influir sobre ellas.[articles:333642]El presunto envenenamiento no es el único incidente reciente que involucra a Quezada. Se suman otras acusaciones como amenazas de muerte dirigidas a Patricia Ramírez, madre de Gabriel Cruz, y la supuesta colaboración en la grabación de un documental desde prisión, hechos que han generado preocupación dentro y fuera del ámbito penitenciario.Como respuesta, Instituciones Penitenciarias ha activado el protocolo antisuicidios, asignando a Ana Julia una presa de confianza y aumentando la vigilancia sobre ella. Esta medida busca prevenir posibles autolesiones y también controlar su comportamiento en un entorno cada vez más tenso.Las autoridades judiciales y penitenciarias mantienen abierta la investigación para esclarecer lo sucedido y determinar si existen irregularidades en la gestión del centro. La situación ha reabierto el debate sobre la seguridad interna y el control sobre reclusos condenados por delitos especialmente sensibles.