Muchas organizaciones siguen midiendo su éxito sólo en términos de eficiencia o rentabilidad. Sin embargo existe una nueva variable que está cobrando protagonismo: la felicidad laboral.Lejos de ser una moda, representa una ventaja competitiva real, según el análisis de Diego Apolo Buenaño, docente e investigador en gestión humana y desarrollo organizacional de BIU University Miami.Desde su perspectiva, “una empresa feliz no es la que evita los problemas, sino la que sabe gestionarlos con empatía, escucha activa y coherencia. La felicidad organizacional no es un beneficio extra: es una estrategia inteligente”.PODRÍA LEER: Economía plateada: el Fondo Monetario Internacional analiza sus posibilidadesEste tema, al lado de la necesidad de repensar el liderazgo, resulta apremiante en Colombia, un país donde el estrés laboral, la rotación de personal y la desconexión emocional impactan cada vez más a las empresas, dice la institución.Las estadísticas indican que en el país del 58% de los empleados afirma no sentirse motivado en su entorno de trabajo, según datos de la firma WorkMeter. Esto, para los expertos, se traduce en pérdida de talento, ausentismo y baja productividad.Así mismo, según cifras de Great Place to Work, solo el 41% de los colaboradores considera que su lugar de trabajo se preocupa por su bienestar integral.La pandemia, el auge del trabajo híbrido y las nuevas generaciones han puesto sobre la mesa un concepto que antes era marginal: la felicidad como KPI organizacional.Desde su experiencia docente en BIU University, Diego Apolo destaca cómo la gestión de la felicidad requiere más que protocolos: demanda visión, habilidades blandas y liderazgo transformacional. Justamente, son estos enfoques los que se promueven en espacios académicos como los de esa institución , donde los futuros líderes aprenden a conectar estrategia con humanidad.¿En qué época de la vida una persona puede ser más feliz?iStockCómo llevarlo a la práctica El experto señala que las empresas más avanzadas en bienestar laboral están apostando por sacar adelante varias estrategias en esa dirección. La primera de ellas, según asegura, es la flexibilidad horaria real y autonomía para el trabajo.Las otras tienen que ver con políticas de reconocimiento basadas en logros y no solo en cifras, programas de formación emocional para líderes intermedios, comunicación interna empática, coherente y horizontal y rutas de crecimiento profesional que consideren los sueños del colaborador, no solo las metas del negocio.LE PUEDE INTERESAR: ¿Por qué tener más plata no siempre sería igual a ser feliz?“La gestión de la felicidad no exige grandes presupuestos, pero sí compromiso real de la alta dirección. Es una decisión estratégica que impacta los resultados y la reputación”, afirma Apolo.¿Qué descubrió Harvard?iStockLo que deja un buen clima laboralEl estudio de BIU University Miami, teniendo en cuenta distintas fuentes, muestran que la felicidad y el bienestar organizacional no son conceptos abstractos, sino que, por el contrario, son estrategias medibles con impacto económico.Una de las conclusiones, afirma, es que los empleados felices son un 31% más productivos y generan un 37% más en ventas, según Harvard Business Review.Igualmente, asegura, las empresas con alto compromiso emocional reducen el ausentismo en un 81% y mejoran la calidad en un 64%, de acuerdo con estudios de la firma Gallup.PODRÍA INTERESARLE: Ni los 20 ni los 40: la edad en la que se 'encuentra la felicidad', según HarvardLas organizaciones con climas laborales positivos aumentan su capacidad de retener talento clave y atraer profesionales jóvenes con propósito, afirma el análisis.El “Work Wellbeing Score”, desarrollado por Indeed en colaboración con la Universidad de Oxford, clasifica a las 100 principales empresas públicas según el bienestar laboral. Una de las conclusiones es que estas empresas superaron a los principales índices bursátiles como el S&P 500 y el Nasdaq, demostrando que un enfoque en el bienestar de los empleados puede traducirse en un mejor desempeño financiero.Numerosos datos, demuestran cómo aquellas compañías con culturas organizacionales positivas registran mayor fidelización de clientes y equipos más resilientes ante crisis, afirma el análisis.Pero más allá de los números, el profesor Apolo subraya que la felicidad es también una construcción simbólica: “Tiene que ver con el sentido, con sentir que nuestro trabajo importa y que somos parte de algo más grande que nosotros mismos”, afirma.FelicidadiStockLiderazgo y medición Para Apolo, el liderazgo organizacional del siglo XXI no se puede entender sin el desarrollo de habilidades humanas como la empatía, la comunicación emocional, la escucha activa o la toma de decisiones conscientes.Un tipo de liderazgo que, como señala, no se improvisa, se forma. Los líderes que vienen deben saber leer a las personas, no solo interpretar balances. Y eso implica una transformación profunda en cómo educamos y formamos talento desde hoy.PODRÍA INTERESARLE: 'Al que madruga...': despertar antes de las 7 a.m. podrían hacerlo más felizEste enfoque formativo es parte del ADN de BIU University , que impulsa programas académicos con un fuerte énfasis en la inteligencia emocional, la ética del liderazgo y el diseño organizacional centrado en las personas.¿Cómo se mide la felicidad organizacional?Diego Apolo propone una matriz de indicadores que permite evaluar el impacto real de estas estrategias en tres niveles.● Identidad institucional: ¿la cultura interna refleja los valores declarados?● Imagen percibida: ¿cómo es vista la organización por clientes y colaboradores?● Reputación corporativa: ¿qué tan coherente es lo que la empresa dice, hace y proyecta?Estas métricas ayudan a visibilizar tanto el retorno financiero como el capital emocional que se genera cuando el bienestar se convierte en política organizacional.REDACCIÓN PORTAFOLIO