El deber del político

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Volver a los clásicos viene bien porque -entre otras muchas ventajas- siempre tienen algo que decir en el presente. Y da igual que se trate de historia (como recomienda con frecuencia mi querido Arturo Pérez-Reverte ), literatura, filosofía o lo que se tercie: leer nos hace mejores en todos los sentidos, punto y pelota. Digo esto porque los escándalos políticos del Gobierno invitan a preguntarse con estupor por qué nadie asume sus responsabilidades y dimite. Ojo, vale para hoy como valía para ayer: no hay fecha de caducidad. Mientras me enfado con el mundo y lanzo algún que otro improperio al tendido, me acuerdo de un concepto clásico que viene de perilla: la metáfora de los dos cuerpos del rey... Ver Más