La exigencia en el Atlético de Madrid es un tema recurrente de debate desde que Simeone lideró al equipo al segundo escalón del fútbol español. Tras dejar atrás las épocas de titubeos con el descenso y de pelear por entrar en UEFA, los rojiblancos se han acostumbrado a entrar en Champions año tras año y se encuentran en la pelea por los títulos con Madrid y Barcelona. Una pelea que el técnico argentino aprecia desigual y, con ese paraguas, se podría interpretar cierto conformismo en su discurso, cimentado en el «partido a partido» y en el objetivo de quedar en tercera posición. Sin embargo, tanto Simeone como la plantilla del Atlético se plantan en el Mundial de Clubes con un claro objetivo: ganar. Hace pocos días, el entrenador reconocía en Dazn que es precisamente esa ambición el mayor legado que dejará en el Metropolitano. «Yo se lo digo continuamente a los futbolistas. Que esto no va solo de ganar una Liga. Estamos dejando un legado. Queremos más. Ya no alcanza con ser terceros». El primer paso para corroborar ese discurso inconformista en este Mundial es el PSG, un equipo que uno de los pocos partidos que perdió durante esta temporada fue ante el Atlético. Aunque el resultado no reflejó lo que se vio durante los 90 minutos de aquel encuentro de la fase liga de la Champions. «En ese partido merecieron ganar, pero nosotros tuvimos contundencia. Ninguno de los dos equipos ha cambiado tanto desde aquel día», aseguró ayer Simeone, que también elogió a Luis Enrique, «un entrenador que ha trabajado muy bien donde estuvo». Para empezar con buen pie y cumplir su objetivo en EE.UU., la receta del Cholo es jugar con «la ilusión, la expectativa y el compromiso que pide el torneo». Uno de los futbolistas que más críticos se ha mostrado con el juego de su equipo durante toda la temporada ha sido Oblak, que ayer mantuvo su nivel de exigencia. «Hay un título en juego y vamos a hacer todo para conseguirlo. Estamos aquí para intentar ganarlo, esa es la mentalidad del grupo». Para ello, el Atlético deberá mejorar en una de sus tareas pendientes: el rendimiento lejos del Metropolitano. «En casa somos un equipo mejor que fuera. Eso hay que cambiarlo. En este torneo jugamos como visitantes y es una prueba donde tenemos que demostrar que fuera podemos ganar los partidos. Es una dinámica que tiene que cambiar», sentenció Oblak. En la misma línea de ambición se mostró Koke, también «ilusionado» por poder representar al Atlético en un torneo como el Mundial de Clubes. «Nos hemos ganado esta oportunidad los últimos cuatro años», al contrario que otros equipos de élite, como Barcelona o Liverpool. Para el capitán, es un torneo «diferente» al resto de la temporada, como puede ser una Copa del Mundo o una Eurocopa, pero tiene claro que se va a ver «un Atlético que va a luchar por el título». «Ese es el objetivo. Si no, no vendríamos aquí a jugar el Mundial. Nuestro objetivo evidentemente es ganar», concluyó Koke. Llega la hora de probar la ambición sobre el césped. Por su parte, el PSG afronta el Mundial como el gran rival a batir después de proclamarse campeón de Europa, un título que no provocará relajación en los de Luis Enrique. «La ambición la llevan de serie. Vamos a dar una muy buena imagen, tenemos la ambición de seguir ganando y nos encantaría aguantar esta presión», sostuvo el asturiano, que no reniega de su rol de favorito pero defiende que «hay que demostrarlo dentro del terreno de juego». Respecto al último cara a cara con el Atlético, Luis Enrique coincide en el análisis de su homólogo rojiblanco. «Fuimos muy superiores y perdimos. El fútbol tiene esas cosas maravillosas. Tenemos dos estilos diferentes de equipos de alto nivel y seguro que vamos a tener muchas dificultades, pero con mucha ilusión», sentenció.