Una vida de novela, que ella misma novelóKenizé Mourad (París, 1939) mantiene una enorme vitalidad en su discurso. Está de gira en España presentado En el país de los puros, (ed. M'sur libros), pasando por Sevilla (Fundación Tres Culturas) o Jerez (Fundación Caballero Bonald). Aunque camina, tuvo una caída y estos dis se mueve en silla de ruedas. Periodista y escritora, se formó en la Universidad de la Sorbona de París en los años en los que la ciudad era un hervidero cultural e intelectual, cuna quizás de buena parte del progresismo europeo que aún hoy recibe aquella influencia.En 1987 publicó De parte de la princesa muerta (ed. Espasa), que fue un best-seller en Francia. Contaba la vida de su madre, Hanim Selma Rauf. Fue una de las últimas princesas antes de la revolución republicana de Kemal Ataturk. Su padre, un rajá musulmán indio, Syed Sajid Husain Ali. La madre, en el París de la Segunda Guerra Mundial, dijo al padre que la niña había muerto. Ocultada de la existencia ante su familia paterna, la madre enfermó y murió en 1941. Fue criada, entonces, por monjas y familias cristianas. Aquello lo ha contado en ese libro que marcó su trayectoria, que ya venía de trabajar para medios en su país.Ha viajado por el mundo tratando de conocer grandes historias, pero sobre todo, para poner rostro a los prejuicios. Hoy vive en Turquía porque en Francia, dice, ha sido censurada y boicoteada. Un libro sobre israelíes y palestinos fue reeditado, pero finalmente vetado de los grandes círculos mediáticos en los que había participado. Por eso, ha vuelto a la tierra de su madre, porque allí, al menos, aunque no puede criticar al presidente, Recep Tayyip Erdogan, sí puede hablar de lo que Israel está haciendo con los palestinos. Habla con fuerte crítica sobre el sionismo, no sobre los judíos. Y es importante distinguir, porque el sionismo es la defensa de la existencia, en la concepción actual y con incluso afán expansionista, del Estado de Israel. La entrevista se realizó el jueves, poco antes de la escalada del conflicto entre israelíes e iraníes.Pregunta. Empiezo con lo más difícil, quizás: ¿de dónde es usted?Respuesta. De todo el mundo, de Oriente y Occidente. Mi madre era una sultana turca y mi padre era de un pequeño estado en India. Nací en París durante la guerra y fui completamente educada en Francia. La primera vez que fui a India tenía 21 años. Fui educada en un colegio de monjas porque mi madre había muerto. No querían que me fuera a quedar con un padre musulmán. Mi vida fue determinada por el prejuicio. Y por eso en mis libros he tratado de combatir los prejuicios.P. Se formó en un París vibrante, cultural e intelectual.R. Un país magnífico en los 60, los 70 y los 80. Era completamente ideal. Bueno, claro que no completamente ideal, pero para los jóvenes, para mí como estudiante de la Sorbonne, era una cosa... Una libertad fantástica. Ahora es terrible. No reconozco Francia ni París. Se ha convertido en algo provincial, con muchos prejuicios. No me he quedado en París, que es una ciudad bella, y donde están mis amigos y amigas. Pero no soporto el racismo. Yo no lo sufro porque parezco completamente francesa, pero no puedo soportar todas esas palabras de intolerancia y racismo.Kenizé Mourad, durante la entrevista. JUAN CARLOS TOROP. Se marchó a Turquía.R. No puedo decir lo que quiera sobre el señor Erdogan, no hay libertad para hablar de política interior. No es un demócrata. Pero puedes hablar lo que quieras de política exterior. Soy libre en Turquía de hablar de Palestina. Y no era libre para criticar a Israel en Francia. He reeditado allí un libro escrito hace 20 años [El perfume de nuestra tierra, editado entonces por Espasa] que eran retratos y entrevistas de gente ordinaria palestina e israelí. Un libro muy objetivo, donde se ve el terrible sufrimiento de los palestinos. No lo de ahora desde el 7 de octubre, que es un genocidio. Pero era una vida terrible, sin esperanza. Y hablaba también con israelíes justos, que ayudan a los palestinos. Son muy valientes y tengo admiración hacia ellos. Era un libro muy objetivo. Yo antes salía en las televisiones. Después de reeditar, he sido boicoteada, no solo ese libro, sino todos. P. Antes de la situación actual, entonces.R. No había genocidio en ese momento. Sí sufrimiento, humillación, niños matados por lanzar piedras y los soldados respondiendo con disparos. Cuando la gente oye 'un muerto', o 'diez muertos', no entiende lo que hay detrás porque no conoce la vida de los palestinos."La educación ha convertido a los israelíes en completamente neuróticos"P. ¿Hay razones para pensar en algún tipo de paz entre Palestina e Israel?R. Es muy difícil. La cuestión es que Israel nunca ha querido verdaderamente negociar ni dejar los territorios ocupados. Las Naciones Unidas han emitido 50 resoluciones desde 1967 para que abandonen esos territorios. Pero ellos piensan en El Gran Israel, que comprende Palestina, el Sur del Líbano, una parte de Asiria, una parte de Jordania... Es una visión mesiánica. Parte de la población de Israel está contra Netanyahu, pero no contra la guerra. Porque la educación desde niños es terrible.En 2014, Netanyahu hizo una ley para que en todas las escuelas los niños de cinco años se pongan en la piel de un niño del Holocausto, de un niño que murió de hambre sufriendo. Y deben vivir con ese niño hasta el fin de sus estudios, los 17 u 18 años. Con esa educación, los palestinos no tienen nada que hacer. El Gobierno de Israel dice siempre que los palestinos son animales feroces que quieren matar a todos los judíos. Con esa educación, los jóvenes piensan que cuando más palestinos mates, mejor. Se han alegrado durante año y medio de la muerte de los palestinos. De ver imágenes de niños muertos y bailar. Y eso no se entiende sin esa educación. Los israelíes son gente normal como tú y como yo. Pero no son normales porque la educación les hizo completamente neuróticos."Va a venir una sociedad bárbara, de la ley del fuerte, del dinero, del poder, de las armas"P. Usted nació durante la Segunda Guerra Mundial. Del tiempo posterior a eso, ¿son los tiempos más difíciles que usted ha vivido?R. Lo que ocurre ahora que nunca hubiera podido pasar hace 30 ó 40 años es la indiferencia. Este crimen que están viendo en Palestina y los gobiernos no hacen nada. España e Irlanda lo hacen mejor, pero lo del resto es una vergüenza total. Macron envía municiones a Israel mientras dice que lo que está pasando está mal. Los gobiernos no hacen nada si la población no se mueve frente a cosas terribles. Pero la gente se ha convertido en narcisista, egoísta e indiferente al otro. Hay jóvenes magníficos, pero son una minoría. Hace 30, 40, 50 años, teníamos un ideal muy grande, la liberación de los países del tercer mundo. La juventud se manifestaba por Vietnam. Eso no existe más, es inquietante, porque somos sociedades sin leyes morales.Ahora con Trump los derechos se pisotean y es la ley del más fuerte. ¿Cómo no van a seguir a Trump otros gobiernos? Si la democracia es más difícil, pues mucho mejor la ley del fuerte, del dinero, del poder, de las armas. Pero eso es una sociedad bárbara. Es muy peligroso aceptar lo que pasa en Palestina, porque va a venir aquí también. Y no hay razón para que no venga esa forma de sociedad bárbara de América. Lentamente, pero va a venir.Kenizé Mourad, posando durante la entrevista. JUAN CARLOS TOROP. ¿El consumismo es el que trae la frivolidad, y esa frivolidad trae el populismo o un nuevo fascismo?R. Sí, pero la cosa no son los gobiernos, son los grandes grupos económicos que controlan todo. La televisión y los medios no son independientes, son comprados casi todos. El trabajo de decir la verdad para el periodista no es fácil. Si un periodista quiere investigar y decir la verdad, no es fácil, porque puede perder su trabajo. La televisión y los grandes grupos hacen de nosotros solo animales consumidores, no ciudadanos. La mayoría ahora son consumidores. Eso lo quieren los grandes grupos y los gobiernos, porque es más fácil gobernar a gente que no piensa mucho."Francia tiene la mayor comunidad judía de Europa, pero también la mayor musulmana. Hay fricciones importantes"P. Entran mejor los mensajes fáciles.R. Es muy fácil convencerles porque no tienen el hábito realmente de cuestionar. No piensan mucho, y cuando lo hacen, son cosas frívolas, algo muy fácil para el discurso de extrema derecha. Es muy fácil decir que la culpa es del inmigrante cuando hay problemas económicos. Hitler lo hizo con los judíos. P. En Francia, hay un populismo de derechas pero en la izquierda se ha fracasado.R. La izquierda en Francia no es izquierda. Antes había intelectuales de izquierda, pero hoy son, por ejemplo, sionistas. Francia tiene la mayor comunidad judía de Europa, pero también la mayor musulmana. Hay fricciones importantes, pero como te decía, mi libro ahora está boicoteado, porque la prensa es sionista.P. ¿Cree en la solución de los dos estados o ya es imposible?R. Esas ideas ya han sido desarrolladas y explicadas, había soluciones, claro. La solución era que algunos palestinos pudieran regresar a sus tierras, pero para otros era poder hacer vida en Israel. P. En el libro que presenta, En el país de los puros, habla de Pakistán. Su eterno conflicto con la India puede ser muy problemático y apenas se habla de ello en la prensa occidental.R. Es peligroso porque los dos países tienen la bomba atómica. Parece imposible que el mundo les deje pelear, pero nunca se sabe. El problema es que India ha perdido una parte. Ellos dicen que la madre India ha perdido dos brazos. Uno, Pakistán, y el otro Bangladés. Con Bangladés, India ha recuperado un brazo, pero nunca ha aceptado la existencia de Pakistán. Sueña, como Israel, con tomar todos los países de su entorno. Si no tuviera armas nucleares, India tomaría Pakistán.Y Cachemira, que es un regalo que dejaron los ingleses, que dejaron problemas en todo el mundo para que la gente peleara. Todo, por tener poder si la gente se pelea. En Cachemira, el 80% de la gente es musulmana. Y quiere ser independiente. Tuvieron esa promesa en los años 40. Es una ocupación de la India, que no acepta el referéndum, que al principio había dicho que sí. P. ¿Existen hoy soluciones para el periodismo?R. Sí, las hay, ser independientes, no ser propiedad de los grandes grupos que hacen su trabajo normalmente. En Francia, Mediapart es independiente, tienen dinero de las suscripciones y son fantásticos.