El informe de la UCO sobre la trama corrupta que, presuntamente, lideraba Santos Cerdán —el todopoderoso secretario de organización del PSOE hasta la pasada semana — ha provocado un terremoto en el Gobierno de Pedro Sánchez, cuyas consecuencias son todavía imprevisibles. Pero si una cosa clara tiene tanto el presidente del Ejecutivo como el principal partido de la oposición es que, a día de hoy, no existe una mayoría parlamentaria para desbancarle del poder. Así lo confesó el propio portavoz nacional del Partido Popular, Borja Sémper, en una comparecencia posterior a la de Sánchez pasadas las 17 horas del lunes. "Somos incapaces de convencer a cuatro diputados para que nos aprueben una moción de censura", admitió ante las preguntas de la prensa, después de asegurar que el socialista ha "perdido la conexión con la realidad" y que le espera una "agonía lenta" porque "este tsunami de corrupción no ha enseñado su último capítulo". Sémper insistió en que "quedan muchas más cosas por salir", un mensaje que el PP lleva repitiendo desde hace meses tanto en público como en privado.El portavoz de Alberto Núñez Feijóo volvió a desdeñar la posibilidad de presentar una moción de censura — que tan insistentemente le reclama Vox y también un sector del partido — bajo el mismo argumento que dio el líder del PP el pasado jueves: "El PP no le va a dar un balón de oxígeno a Sánchez", señaló, después de que el socialista les haya retado a presentarla este lunes. "Tenemos principios", aseguró Sémper, "no estamos dispuestos a coger un avión a Waterloo", añadió, en referencia a la localidad en la que vive el presidente de Junts, Carles Puigdemont.Un argumento que no es nuevo. Feijóo ya aseguró en su investidura fallida que tuvo a su alcance los votos para ser presidente del Gobierno pero que no aceptó "pagar el precio" que Junts le pedía para ser presidente. Un relato quedó en entredicho después de que, el pasado año, durante la campaña gallega trascendiera que estuvo dispuesto a estudiar durante 24 horas concederle la amnistía a Junts y sopesó la posibilidad de un indulto condicionado a Puigdemont, lo que encendió los ánimos en el partido, sobre todo en el PP madrileño y catalán, que siempre ha rechazado cualquier pacto con los posconvergentes. "Probablemente, por esos principios nos cueste más tiempo llegar a la Moncloa, pero es una manera de llegar mucho más limpia, mucho más sana y mucho más edificante para la ciudadanía", apuntó Sémper. Su jefe de filas, sin embargo, no dudó ni un segundo en dar vía libre a sus presidentes autonómicos para acordar con la extrema derecha gobiernos de coalición tras las elecciones autonómicas de mayo de 2023. Y tampoco ha puesto ningún 'pero', al menos públicamente, a las cesiones que han realizado barones como Carlos Mazón, Marga Prohens o Fernando López Miras a Vox para pactar los presupuestos de este año.Lo cierto es que el PP tampoco parece muy interesado en convencer a los socios del Ejecutivo. "Se les terminan las excusas, las vaguedades, no hay lugar para esconderse. Hoy son ellos los que no se pueden esconder", sentenció el portavoz nacional del PP, que llegó a afirmar que "quien hoy apoya al sanchismo mañana estará deslegitimado para hacer política". Durante el fin de semana fuentes de Génova aseguraban que estaban a "un WhatsApp" de presentar la moción, pero al mismo tiempo descartaban que estuvieran cerca de hacerlo por la falta de predisposición de formaciones como Junts o el PNV, con las que llegaron a pactar en el pasado.Esa presión del PP a se traduce en ataques e incluso insultos. La pasada semana el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, calificó al presidente del PNV, Aitor Esteban, de "lacayo" de Sánchez y lo acusó de ser "cómplice" de su corrupción. Una crítica que después extendió al resto de formaciones. A su juicio, todos los socios, son los "responsables" de que Sánchez permanezca en La Moncloa y, por tanto, de que "la mafia" gobierne España. Su número dos, Cayetana Álvarez de Toledo, aseguró que todos comparten con el socialista su "ansia infinita de impunidad" y solo quieren contrapartidas para "destrozar la convivencia".Actualmente los puentes del PP con los jetzales y los independentistas catalanes están prácticamente rotos, aunque puntualmente sí hayan votado juntos en el Congreso. El boicot de Feijóo a la oficialidad del catalán, euskera y gallego en la Unión Europea provocó el enfado mayúsculo de ambos partido. El expresident Puigdemont acusó al líder del PP de maniobrar para bloquear el reconocimiento a costa de vulnerar la ley. Por su parte, el lehendakari Imanol Pradales expresó su "profundo malestar" por la "intolerable falta de respeto" de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso después de que abandonara la sala en la que se estaba celebrando la reunión cuando él intervino en euskera.La beligerancia del PP con los socios se explica, en parte, por las continúas apelaciones del líder de Vox, Santiago Abascal, para que Feijóo de ese paso. "Me sorprende la falta de reacción del PP", señaló el ultraderechista este lunes, en una rueda de prensa en la que pasó al ataque directo contra Feijóo. "Quizá el PP está inhabilitado porque se siente asustado ante el PSOE, ante la acusación mutua de corrupción", aseguró, para después sostener que los conservadores son "absolutamente incapaces de dar la batalla" porque están "inhabilitados por casos que se van a juzgar dentro de poco". "Me preocupa eso en la medida en que dificulta la alternativa", dijo.Abascal también se ofreció a liderar esa moción, para lo que necesita el apoyo de dos diputados más ya que se requiere un mínimo de 35 diputados para poner en marcha este mecanismo. "Me siento legitimado para exigir que los diputados que no estén involucrados en la corrupción se unan a Vox para una moción de censura con el compromiso de unas elecciones generales", lanzó el ultra, que la pasada la legislatura ya presentó dos mociones que fracasaron."Nos quedamos solos cuando ya denunciábamos, literalmente, que este gobierno era una mafia", señaló, en alusión a la moción de censura presentada en 2023 con el exdirigente del PCE, Ramón Tamames, como candidato. "Nos quedamos solos mientras los que supuestamente ejercían oposición le daban un balón de oxígeno a Sánchez. Nos hemos quedado solos denunciando a este gobierno como ilegítimo e ilegal, incluso teniendo los reproches de la oposición. Creen que basta con una movilización en las calles. Se sienten asustados, se sienten inhabilitados".El hecho de depender de Vox para que la moción tenga éxito es lo que dificulta el éxito de Feijóo. La imagen de la extrema derecha española y la derecha independentista votando a un mismo candidato —del Partido Popular— para presidir el Ejecutivo central y desbancar así a Pedro Sánchez es difícil de imaginar para cualquiera. También para el propio Alberto Núñez Feijóo.