Casi cinco horas de reunión a puerta cerrada en la sede de Ferraz. El presidente, Pedro Sánchez, se había tomado el fin de semana para reflexionar sobre cómo afrontar el huracán del 'caso Cerdán'. Sopesó todo tipo de medidas. Tomó la palabra este lunes y miró a su Ejecutiva a los ojos. La decisión: tratar de llegar hasta 2027 y no regalar el Gobierno al PP y Vox. Sería una tremenda irresponsabilidad, argumentó ante los suyos. Y quiso remarcar la “repugnancia” que le invadía al escuchar audios sobre prostitutas entre José Luis Ábalos y Koldo García.El presidente, tras su primera intervención, pidió a los asistentes que hablaran de manera “honesta y sin ambages”, como señala uno de los miembros de la Ejecutiva. Habían sido horas muy intensas con filtraciones desde algunos sectores a la prensa sobre la posibilidad de adelantar elecciones. Hablaron casi todos los miembros de la dirección, sin límite de tiempo. Una de las reuniones más largas que se recuerdan en el partido desde que Sánchez lleva las riendas. Nadie pidió convocar las urnas y todos apoyaron la idea de no dejar caer el Ejecutivo.Varios asistentes indican que ha sido la cita “más intensa” de una Ejecutiva con un partido en shock. Pero también los miembros de la dirección notaron a un Sánchez más determinado y menos tocado que en su comparecencia de la semana anterior. “He visto a un presidente decepcionado y dolido aún, pero con el trago más procesado y con la determinación de seguir y revertir la situación con las medidas anunciadas”, subraya uno de los asistentes. Otra persona sentada muy cerca de él hace esta radiografía: “Está mejor”.Para tratar de frenar la hemorragia del caso, Sánchez quiere dar la “cara”, como ha repetido a los suyos durante estos días, y tiene previsto comparecer en el Congreso de los Diputados de manera monográfica (no hay fecha todavía). Asimismo, el PSOE va a impulsar una comisión de investigación sobre el 'caso Koldo' en el Congreso de los Diputados.Los socialistas miran especialmente a los socios, vitales para poder aguantar la legislatura. El presidente se irá reuniendo con los grupos parlamentarios durante esta semana para testar el ambiente y recoger ideas para hacer frente a la situación. Ninguno ha verbalizado directamente que quiere dejar caer al Ejecutivo, aunque, por el momento, Podemos es el que tiene la actitud más dura y rechaza verse con el socialista. No obstante, fuentes de Ferraz señalan que creen que nadie en el bloque de investidura quiere dejar paso a un Gobierno formado por el Partido Popular y por la ultraderecha.El presidente del Gobierno ha cambiado su actitud respecto a la semana pasada e incluso ha retado al PP y a Vox que presenten una moción de censura “cuanto antes”. Él sigue descartando registrar en el Congreso una moción de confianza o hacer un cambio de Gobierno. Sigue perimetrando el escándalo en la Secretaría de Organización del partido, a pesar de que la supuesta trama haya actuado entre las columnas del Ministerio de Transportes cuando José Luis Ábalos estaba a los mandos.Sánchez tampoco va a hacer un congreso extraordinario y utilizará el próximo Comité Federal del 5 de julio para vehicular la nueva Ejecutiva Federal. Ha decidido cambiar el emplazamiento: será en Madrid y no en Sevilla, donde estaba previsto en un primer momento para servir como acto para potenciar el perfil de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, como candidata a las elecciones autonómicas andaluzas del año que viene.El presidente también ha querido mandar durante estas horas un mensaje a los dirigentes de su partido que bajo el anonimato señalan que quieren elecciones generales anticipadas: que hablen en esa reunión del Comité Federal, máximo órgano entre congresos. A pesar de las informaciones, en público solo han apostado por esta posibilidad figuras como Felipe González, Susana Díaz, Javier Lambán y Juan Lobato. El líder de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lo hizo antes del escándalo, pero no se ha atrevido a hacerlo de nuevo ante las cámaras.No hay pistas sobre quién ocupará el puesto clave de la Secretaría de Organización. Lo que sí quieren muchos en el partido es que Sánchez está más encima de los territorios y que no se repitan errores de la época de Cerdán, que tenía un poder casi absoluto y envenenó algunas federaciones. Por el momento ha dejado la dirección del partido de manera transitoria a un grupo coral de cuatro personas: Cristina Narbona (presidenta de la Ejecutiva), Montse Mínguez (secretaria de Trabajo, Economía Social y Autónomos del PSOE y ‘número dos’ del grupo parlamentario), Borja Cabezón (secretario de Acción Democrática y Transparencia del partido) y Ana Fuentes (gerenta del PSOE).Sánchez trata de esta manera de tratar de recuperar la confianza de los votantes progresistas, profundamente decepcionados y avergonzados por las revelaciones del caso Cerdán. Para el presidente y la Ejecutiva tiene que pesar ahora preservar el Gobierno de coalición progresista frente a ese “error” y un único supuesto caso de corrupción. Aseguró durante su comparecencia ante los medios que está “tranquilo” ante la posibilidad de que puedan salir audios que lo involucren a él en las conversaciones de los cabecillas de la trama.En el intento de pasar página por parte del PSOE, la Ejecutiva Federal aprobó este lunes el expediente sancionar de expulsión de Ábalos, que llevaba abierto un año y medio y sobre el que había estado encima Cerdán. Asimismo, se tramitó durante la jornada la baja del exsecretario de Organización del partido, quien formalizó también su renuncia al escaño de los Diputados a las 15.09 horas."Mi deber como capitán es tomar el timón, capear la tormenta y tomar las medidas necesarias para recuperar la confianza. Mi deber es proteger al Gobierno de coalición progresista", dijo el presidente tras salir de la reunión de la Comisión Ejecutiva. El barco socialista navega en el océano más peligroso desde que llegó a La Moncloa en 2018.