Abierta ya de par en par la carpeta de la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat, el president de la Generalitat, Salvador Illa, constata que, más allá de la gestualidad, sus socios siguen ahí. Pese a las quejas contra el proyecto de unos y otros con distintos decibelios y puntos de enfoque, pasados ya los primeros días de la digestión del anuncio ni ERC ni los Comuns han mostrado síntomas de querer poner tierra de por medio. Así que en el Govern dan la detonación por controlada y mantienen sus expectativas para negociar los presupuestos de 2026 con la tranquilidad de que hay dos asuntos que actúan de argamasa: la financiación singular prometida a los republicanos y las políticas de vivienda que se impulsan de la mano de los Comuns. Hay aún un tercer elemento: a ninguno de ellos les conviene elecciones. Seguir leyendo....