BBVA Research estima uncrecimiento del PIB en Castilla-La Mancha del 3,4% en 2024, pero prevé una desaceleración en 2025 y más fuerte en 2026

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Castilla-La Mancha cerró 2024 con un aumento del PIB del 3,4% , dos décimas más que en España, cifrado en un 3,2%. Un «crecimiento consolidado» motivado por el repunte registrado por las exportaciones de bienes, con un avance del 11,6 por ciento (España 2,6%). Así lo confirma el estudio 'Situación Castilla-La Mancha 2025' realizado por el servicio de estudios BBVA, que ha sido presentado este martes en Toledo. El informe, no obstante, es más pesimista en cuanto a las previsiones ya que para este año 2025 prevé que el PIB aumente un 2,8%, al igual que en toda España, mientras que para 2026 decae hasta un 1,6%, una décima menos que el resto de España, con una previsión del 1,7%. Esta desaceleración se produce por la elevada incertidumbre de la política económica y la expectativa del impacto de las políticas arancelarias en España y en los países europeos. También se advierte de la falta de inversión en vivienda, que supone un cuello de botella al crecimiento de la región ya que solo se cubren el 50 por ciento de las necesidades del territorio regional para las nuevos hogares. No obstante, el estudio, que ha sido presentado por Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España, y por Juan Carlos Hidalgo, director de la territorial centro de BBVA en España, augura que de cumplirse estas previsiones, la tasa de paro podría reducirse hasta el 11,6 por ciento de media en 2026 y se podrían crear 40.000 puestos de trabajo en el bieno 2025-2026. Cardoso ha explicado que Castilla-La Mancha ha mostrado un gran dinamismo en 2024, impulsado por el avance de la demanda interna y la recuperación de la actividad agraria. Castilla-La Mancha que se irá frenando en 2025 y 2026. A pesar de todo, a finales de 2026 el PIB regional podría superar en 11,4 puntos el nivel de 2019 medido en términos reales. Esto implica que en 2024 el nivel del PIB superará en 0,7 puntos el que se hubiera alcanzado si desde 2019 la economía regional hubiera aumentado al mismo ritmo que entre 1995 y 2019. El repunte de la economía el pasado año ha venido motivado por el impulso del sector público, del comercio, las manufacturas, las actividades profesionales y la progresiva normalización de la situación climatológica. Además, el informe destaca que la inmigración está contribuyendo al aumento de la población activa y el empleo. Entre 2021 y 2024, los inmigrantes han cubierto la mitad de los 51 mil empleos creados en Castilla-La Mancha (45% en España). Este comportamiento supone continuar con el observado ya antes de la pandemia, por lo que en Castilla-La Mancha la contribución de la mano de obra extranjera al crecimiento del empleo es similar a la del conjunto de España. Después del fuerte avance en 2023, el gasto con tarjetas de extranjeros en TPV de BBVA aumentó un 28% de media en el conjunto de 2024 (17% en el conjunto de España). En los cuatro primeros meses de 2025, el gasto turístico creció un 13,2% (11% en España). Aunque aún es pronto, la tendencia apunta a que la contribución del turismo al crecimiento del PIB regional debería ser, este año, menos intensa que en 2024. El crecimiento continuará apoyado en parte en el turismo, gracias al elevado aumento de la productividad que ha tenido lugar en los servicios y a la capacidad de crear empleo. Además, la reversión de los efectos de la sequía beneficiará a la actividad agraria y a las exportaciones. Se espera que la inflación se acerque hacia el 2%, gracias a la caída en el precio del combustible, lo que permitirá que los salarios vayan recuperando poder adquisitivo y que la reducción de los tipos de interés continúe, impulsando el consumo y la inversión. Aunque los efectos de la sequía aún se dejan sentir en el empleo agrario, su intensidad es menor que en años anteriores. En lo que va de 2025, la afiliación en el sector agrícola habría caído un 0,4% respecto al mismo periodo de 2024, pero dada la mejora climática, es previsible un buen comportamiento del sector también este año. La política fiscal está siendo más expansiva de lo previsto. Hasta marzo de 2025, se han licitado contratos ligados a los fondos Next Generation y se han concedido subvenciones con ejecución en Castilla-La Mancha por valor de 1.750 millones de euros, equivalentes a un 3,0% del PIB regional de 2024 (para el conjunto de España, el importe alcanza el 3,0 % del PIB). Según BBVA Research, las perspectivas están condicionadas por un entorno especialmente incierto y dependiente del contexto global, a pesar de que la economía castellano manchega tiene una exposición limitada a la de los EE.UU., menor a la del conjunto de España, lo que no impide que el impacto del aumento de los aranceles pueda tener consecuencias significativas para algunas empresas o sectores. Preocupa, además, el impacto indirecto a través del canal financiero, o de las economías europeas. El sector agroalimentario, y en menor medida el turismo, enfrentan incertidumbres derivadas del escaso crecimiento de la demanda en Europa. No obstante, los recientes cambios en la política fiscal alemana introducen un sesgo positivo en las previsiones. Además, la caída en el precio del combustible y el fin de la sequía contribuirán a mejorar la competitividad. También se destaca la falta de inversión en el mercado de la vivienda, en particular en las áreas urbanas. El incremento de los costes laborales puede ralentizar la creación de empleo. Acelerar el crecimiento de la productividad será clave para sostener la actividad, en un contexto de incremento de los salarios, aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social y de los costes no salariales, particularmente si se confirman los cambios en la jornada laboral. Esto será prioritario para las pequeñas empresas. En cuanto a laa consolidación fiscal en España será significativa y simultánea a la de otros países como Francia e Italia, socios comerciales importantes y Castilla-La Mancha deberá mantener su esfuerzo fiscal para enfrentar este reto, pero «aún hay incertidumbre sobre cuál será su contribución a la disminución de los desequilibrios». El acuerdo para que el Estado absorba parte de la deuda de los gobiernos regionales debería ir acompañado de una reforma de la financiación autonómica, de las condiciones de acceso y salida del Fondo de Liquidez Autonómica y ser dependiente del cumplimiento de reformas para asegurar la sostenibilidad de la deuda autonómica.