El PSOE está en el precipicio. Pero Pedro Sánchez cree que todavía puede reflotar su proyecto y seguir adelante. Para pasar página del escándalo de Santos Cerdán, el líder socialista ha diseñado una nueva cúpula en la que las mujeres tienen mayor peso y en la que se distribuye más el poder.Sánchez trata de iniciar una nueva etapa a partir de este sábado con un partido que sigue en estado de shock y que le ha dejado manos libres a su líder en su previsible última bala para sobrevivir al caso Cerdán. Un nuevo episodio en el que el presidente quiere evidenciar que ha aprendido la lección tras ver caer a sus anteriores secretarios de Organización por presuntos casos de corrupción.La imagen de Cerdán entrando en la prisión de Soto del Real (Madrid) ha desgarrado al socialismo, que lleva días perdido sobre cómo se debe responder ante esta situación y tratar de aguantar la legislatura. El presidente, por el momento, evita presentar su dimisión o convocar elecciones anticipadas porque, según su entorno, sería caer en una “trampa”.El estallido del caso Cerdán ha llevado al PSOE a sus peores registros en los sondeos desde el 23 de julio. Según el barómetro de 40dB para El País y la Cadena Ser publicado este viernes, los socialistas se han dejado durante el mes de junio hasta casi tres puntos en intención de voto. Si hoy se pusieran las urnas, el Partido Popular ganaría con un 33,3%, mientras que Sánchez se quedaría en el 27%.Esta encuesta evidencia que el clima de descontento con el Gobierno lo está capitalizando especialmente la ultraderecha, ya que Vox subiría hasta el 15,2% (gana casi un punto y medio en apenas un mes). Sumar crece ocho décimas y estaría en estos momentos en un 6,2%. Por detrás aparecen Podemos (3,8%) y Se Acabó la Fiesta (2,5%).A la espera de posibles nuevas revelaciones judiciales, el presidente trata de escribir un nuevo capítulo de su Manual de resistencia. Unas páginas que parecen casi imposibles. Y para ello ha diseñado una cúpula con una mayor presencia de mujeres después de los audios y comportamientos denigrantes y vergonzosos para la familia socialista que se han conocido de Santos Cerdán, Koldo García y José Luis Ábalos.Sánchez pone a partir de este sábado a pilotar Ferraz a Rebeca Torró, una desconocida dirigente valenciana en la escena nacional, pero muy querida dentro de su federación. La todavía secretaria de Estado de Industria lleva el partido en las venas, pero, además, ha demostrado durante estos años, tanto en el Gobierno central como en el Ejecutivo autonómico de Ximo Puig, que tiene una contrastada experiencia de gestión.Asimismo, eleva de facto como número cuatro a Anabel Mateos, otra dirigente muy discreta pero que conoce muy bien los pasillos del socialismo andaluz y nacional. Ella se tendrá que encargar de la coordinación territorial y de calmar a las federaciones, muchas de ellas incendiadas por su mala relación con Cerdán durante estos años y que temen una catástrofe electoral en las municipales y autonómicas de 2027.La actual dirección provisional que tomó las riendas tras la marcha de Cerdán puso sobre la mesa del presidente la idea de que la Secretaría de Organización no tenga tanto poder concentrado. Por ello también Sánchez ha optado por crear otros dos puestos adjuntos que recaen en Paco Salazar (un hombre de su plena confianza y que es experto en temas electorales) y en Borja Cabezón (centrado en regeneración democrática y que representa a una nueva generación socialista).Asimismo, será vital la comunicación del partido, un aspecto que había quedado en un perfil muy bajo a través de Esther Peña, que deja la Ejecutiva y se centrará en su labor como secretaria general del PSOE de Burgos. Sánchez espera que cale la figura de Montse Mínguez, número dos del grupo parlamentario socialista y persona de la máxima confianza de Salvador Illa. También se eleva a portavoz adjunta a Enma López, que ya estaba dentro de la dirección en el área de Economía. Uno de los datos que más preocupan en Moncloa y en Ferraz es que entre el electorado femenino gana ahora mismo el PP (con un 23% frente al 21,1%), aunque entre las mujeres vence la abstención con un 26%, a tenor del barómetro de 40dB. El PSOE además reformará sus estatutos para expulsar del partido a aquellos militantes que consuman prostitución.Sánchez se enfrenta este sábado al comité federal más complejo de su vida después del de octubre de 2016, cuando tuvo que dimitir. A pesar de que el partido está muy nervioso, los críticos no tiene fuerza suficiente esta vez para derrotar al presidente. En el Palacio de La Moncloa están totalmente convencidos de que el líder cuenta con el apoyo de la mayoría de cuadros dirigentes y de la militancia para tratar de superar la actual situación.La reunión del comité federal, como relatan varias fuentes, será larga y el presidente pedirá a los cerca de 300 miembros que sean francos y opinen sobre la situación. En la Ejecutiva, tras la aparición del informe de la UCO, ningún miembro de la cúpula pidió elecciones y tan solo Alfonso Rodríguez Gómez de Celis puso sobre la mesa la posibilidad de un congreso extraordinario para reafirmar el liderazgo del actual secretario general.El discurso del presidente está pensado para el partido, pero también para los ciudadanos. El PSOE tiene el reto de recuperar la confianza perdida de muchos votantes progresistas, muy duros con los temas de corrupción. Además, son conscientes en Ferraz de que la expectación es máxima, con programas especiales en directo en televisión diseñados por varios canales.La hoja de ruta de Sánchez pasa por la reunión del comité federal para tratar de poner rumbo al partido, pero tiene como siguiente parada la esperada comparecencia del miércoles 9 de julio en el Congreso de los Diputados. Allí no se mirará al PP, sino a los socios de investidura, que exigen medidas contundentes para seguir apoyando al Ejecutivo. Por ejemplo, Sumar pide a los socialistas una ley anticorrupción con endurecimiento de penas y con frenos contra las empresas relacionadas con los casos de corrupción. El presidente se juega su carrera política durante estas horas.