María Jesús, jubilada, acaba de utilizar una caja de autocobro o autopago para hacer su compra en un supermercado. Reconoce que suele usarlas, pero solo cuando hay mucha cola en las cajas atendidas y carga con pocos artículos. “Creo que voy a tardar menos si voy por ellas”, asegura. Manuel, de 34 años, prefiere no utilizarlas. “Acabas haciendo tú el trabajo de alguien, y por el mismo precio”, afirma.Seguir leyendo