Bunbury estalla contra un fan en un concierto: "Todo el tiempo con la p... cámara"

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Enrique Bunbury, de 57 años, protagonizó un momento de tensión durante su concierto en Quito, Ecuador, al enfrentarse con un espectador ubicado en primera fila que grababa continuamente con el teléfono móvil. El cantante, visiblemente molesto, interrumpió su actuación para expresar su disconformidad con la situación, argumentando que el uso del dispositivo no solo le impedía conectar con el público, sino que también privaba a otros fans de ocupar esa posición privilegiada.El incidente rápidamente se viralizó en redes sociales, donde circulan imágenes del momento en que el artista dirige duras palabras al espectador en cuestión. Durante su intervención, Bunbury lamentó que, en lugar de participar activamente en el concierto, el asistente estuviera enfocado exclusivamente en registrar la actuación con su teléfono. Según el músico, este tipo de comportamientos afectan negativamente a la experiencia colectiva.pic.twitter.com/V63GiCGLZU— Arturo González-Campos (@ArturoGCampos) July 3, 2025El artista manifestó que grabar durante los conciertos deteriora la calidad del espectáculo y confesó que la situación había alterado su concentración. En medio de su explicación al público, Bunbury expresó su pesar por haber tenido que detener la interpretación de una canción que, en sus palabras, requería especial atención y entrega tanto por parte de los músicos como del público.No es la primera vezNo es la primera vez que el exlíder de Héroes del Silencio reacciona de forma airada ante este tipo de actitudes. En un concierto anterior en México, llegó incluso a arrebatar los teléfonos a dos espectadores por considerar que su conducta resultaba molesta para él y para los demás asistentes. En esa ocasión, el cantante también criticó la falta de implicación emocional del público cuando se encuentra más pendiente de grabar que de disfrutar del directo.Bunbury ha reiterado en diversas ocasiones su deseo de que sus conciertos sean vividos como experiencias inmersivas, alejadas de la mediación tecnológica. Para él, el acto de asistir a un espectáculo musical en vivo debería ser una ceremonia en la que prime la conexión humana y la entrega emocional, sin la interferencia constante de las pantallas.