Forenses detectarán en las urgencias de los hospitales a los adictos a nuevas drogas psicoactivas

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La Comunidad de Madrid ha firmado este jueves un protocolo de actuación para detectar nuevas drogas psicoactivas en los servicios de urgencias de sus hospitales públicos. Su objetivo es vigilar el consumo de las sustancias de diseño, como la metanfetamina, cada vez más comunes. Son de fácil sintetización y se suelen difundir a través de las nuevas tecnologías. El Ejecutivo autonómico, según el consejero Miguel Ángel García, quiere adelantarse «a un problema que puede terminar convirtiéndose en una epidemia, como ha ocurrido en Estados Unidos con el fentanilo». Sólo se aplicará a aquellos pacientes de quienes se sospeche que puedan estar bajo los efectos de alguna nueva droga psicoactiva. «Sería ineficaz hacérselo a todo el mundo porque se obtendría una analítica muy normalizada con los estupefacientes habituales», según Eduardo Andreu, director del Instituto Médico Legal (IML), y el objetivo es detectar las drogas que se están integrando en el circuito. Este protocolo se ha estado aplicando de forma piloto desde marzo. En estos meses, el 100% de los positivos en estos estupefacientes han sido hombres, de una media de 30 años, y habían consumido al menos cuatro sustancias, según datos de la consejera de Sanidad, Fátima Matute. Además, el 40% tenía antecedentes mentales. Para el Gobierno regional, poder detectar casi a tiempo real qué drogas han ganado popularidad en los últimos tiempos es una prioridad porque «lo que no conocemos no lo buscamos», expresó Matute. El proceso que se seguirá a partir de ahora es claro y coherente con el de los meses piloto: el hospital al que llegue un paciente que haya consumido nuevas sustancias psicoactivas notificará y mandará muestras al Laboratorio Forense del IML, encargado de devolver un informe al centro sanitario interpretando los resultados. El Instituto, que pondrá también a disposición de Sanidad al personal especializado de su laboratorio de toxicología, ya realizaba estudios sobre drogas a cadáveres. No obstante, ahora dan un paso más y trabajarán con pacientes para poder trazar cuál es la tendencia actual del consumo de estupefacientes. Desde la Comunidad esperan que el alcance del protocolo no se limite a la detección de adictos y la elaboración de respuestas, sino que quieren que sirva a los mayores consumidores a recuperar la normalidad: «Estamos trabajando por la reinserción, y para ello el mejor método es el empleo», afirmó el consejero de Presidencia. «La adicción casi siempre está implicada en casos de delincuencia, marginalidad y maltrato», sentenció. El protocolo se aplicará durante los próximos dos años, con posibilidad anual de prórroga, pero no se podrán superar los dos adicionales. Esta actuación se enmarca dentro del Plan Regional contra las Drogas al que la Comunidad destinó 200 millones de euros y del que ya se han implementado el 85% de sus iniciativas, como los 700 talleres en escuelas, los 3.000 carteles-espejo o el servicio telefónico 012 de asistencia a personas con adicciones. «Una adicción a las drogas no es como una infección, que se cura con un antibiótico, sino que exige un proceso que probablemente dure toda la vida», explicó la consejera Matute. El mundo de los estupefacientes se ha transformado desde que en los años 80 estuviera dominado por la heroína. Mientras hace 40 años se consumían o bien drogas de activación o bien de depresión, ahora el problema está en que, a menudo mediante varias sustancias o también a través de una sola, se mezclan ambas funciones. José Julián Díaz, el director gerente del Hospital La Princesa, uno de los que, desde ayer, comenzarán a aplicar el protocolo, cuenta que estas drogas novedosas «son más silenciosas», y por eso a menudo «los jóvenes no valoran sus efectos». Además, «las drogas de los 80 afectaban a la estructura física del cuerpo, y las actuales, en cambio, producen alteraciones estructurales en el cerebro y afectan a la memoria y a la capacidad de discernir», explica el director gerente de La Princesa. Por eso, la preocupación en el Gobierno autonómico es creciente, teniendo en cuenta que, en lo que va de 2025, han fallecido 79 personas a causa del consumo de drogas en esta comunidad autónoma.