Capacidades y gasto: los dos conceptos clave de la negociación de Sánchez con la OTAN

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¿Qué diferencia hay entre capacidades y gasto? Son conceptos interrelecionados y que han marcado las negociaciones para que España se desvincule de un objetivo de PIB cerrado de gastoEl acuerdo de Sánchez con la OTAN da una patada adelante al polémico aumento del gasto militar para salvar la cumbre La clave de la negociación del Gobierno de Pedro Sánchez y la OTAN para desvincularse del objetivo del 5% del PIB para gasto en defensa pasa por el compromiso con las capabilities de la Alianza Atlántica. Es decir, España logra una excepción por escrito por parte del secretario general de la OTAN al 5% a cambio de que cumpla con los capabilities targets [objetivos de capacidades], cueste lo que cueste. Y España piensa que le puede valer con el 2,1% del PIB y la OTAN cree que tendrá que ser al menos el 3,5%. ¿Qué son los 'capabilities targets'? A menudo se traduce por objetivos de capacidades, requerimientos militares u objetivos militares. La OTAN define oficialmente una capability como “la capacidad de generar un efecto mediante el empleo de un conjunto integrado de aspectos clasificados como doctrina, organización, entrenamiento, material, desarrollo del liderazgo, personal, instalaciones e interoperabilidad”. En palabras de Rutte este lunes: “Los requisitos específicos y prácticos que garantizan que podamos poner en práctica nuestros planes de defensa”. Es decir, una capacidad de la OTAN es hacer algo que permita alcanzar un objetivo determinado. La OTAN establece objetivos de capacidad que definen lo que los aliados deben ser capaces de proporcionar, pero no les dice cómo deben hacerlo. Por ejemplo, un aliado puede acordar desarrollar la capacidad de proporcionar a la Alianza una imagen clara de lo que está sucediendo sobre el terreno en una zona operativa. Depende de ese aliado determinar qué plataformas específicas (es decir, qué sistemas, herramientas, tecnología, etc.) desarrollará para ofrecer esta capacidad. Aunque la OTAN deja en manos de los aliados la determinación de cómo cumplir un objetivo de capacidad, los sistemas y métodos que utilizan son interoperables: la normalización hace que las fuerzas de la OTAN compartan doctrinas y procedimientos comunes, sistemas y equipos compatibles y suministros intercambiables. Si bien el desarrollo de la capacidad nacional es una responsabilidad soberana, la OTAN fija el desarrollo y cumplimiento de la capacidad nacional. La Alianza evalúa continuamente qué capacidades son necesarias, en función del entorno de seguridad y a los nuevos avances tecnológicos. Nuevos objetivos de capacidades Los ministros de Defensa de la OTAN acordaron un nuevo conjunto de objetivos de capacidad en junio de 2025 basados en los planes de defensa adoptados en la Cumbre de Vilna de 2023. Los nuevos objetivos de capacidad requieren más fuerzas, equipadas con las herramientas adecuadas y respaldadas por una mayor inversión en defensa. También requieren una mayor capacidad industrial de defensa, cadenas de suministro más sólidas y nuevas tecnologías. Las principales prioridades incluyen la defensa aérea y antimisiles, las armas de largo alcance, la logística y las grandes formaciones de maniobra terrestre. La OTAN se basa en una combinación de capacidades nucleares, convencionales y de sistemas de defensa antimisiles balísticos, complementadas con capacidades espaciales y cibernéticas. Y son para todos los ámbitos: aéreo, terrestre, marítimo, espacial y cibernético. El Proceso de Planificación de la Defensa de la OTAN (NDPP) es el principal medio para identificar y priorizar las capacidades necesarias para las operaciones de espectro completo con el fin de cumplir las tres tareas fundamentales enunciadas por la OTAN (disuasión y defensa; prevención y gestión de crisis; y seguridad cooperativa), y para promover su desarrollo y ejecución. La gran mayoría de los sistemas que permiten las capacidades críticas de la Alianza son de responsabilidad nacional, adquiridos y operados por los propios aliados. Sin embargo, la OTAN también mantiene sus propias plataformas, que los aliados gestionan colectivamente. Algunos ejemplos La información sobre los objetivos de capacidades es clasificada. Por el momento, Rutte se ha limitado a poner unos ejemplos: se tienen que multiplicar por cinco los sistemas de defensa aérea, adquirir miles de tanques y vehículos blindados y millones de cartuchos de munición. Con eso quiere hacer una OTAN “más fuerte, más justa y más letal”. Y es que el secretario general de la OTAN ya ha advertido en varias ocasiones de que el mundo de los aliados no están en guerra, pero tampoco en periodo de paz. “Los detalles de nuestros planes son, por supuesto, confidenciales”, ha dicho el secretario general de la OTAN este martes en su rueda de prensa previa a la cumbre de La Haya. “Pero permítanme darles algunos ejemplos de en qué vamos a invertir: quintuplicar la capacidad de defensa aérea. Porque vemos cada día el terror mortal que Rusia está sembrando desde los cielos sobre Ucrania, y debemos ser capaces de defendernos de tales ataques. Miles de tanques y vehículos blindados más. Porque, aunque la guerra está cambiando rápidamente, seguimos necesitando proteger a nuestros soldados en el campo de batalla y poder maniobrar. Y millones de cartuchos de artillería, porque es gracias a estas reservas como podemos disuadir cualquier amenaza agresiva”. “A medida que invertimos más, es fundamental que también produzcamos más. En la actualidad, no hay suficiente oferta para satisfacer nuestra creciente demanda a ambos lados del Atlántico”, ha señalado. “Para ello, debemos colaborar estrechamente con la industria, tanto con los principales actores que constituyen la base de nuestra industria de defensa como con los nuevos actores que nos ayudarán a innovar y a garantizar nuestra ventaja tecnológica en el futuro. Esto también significa colaborar con nuestros socios más cercanos, entre ellos Ucrania, la Unión Europea y nuestros socios de la región indopacífica”. Los objetivos de España tienen un importante componente naval, de elementos logísticos, de infraestructuras y movilidad militar, informa Europa Press. Gasto El gasto es el dinero que hay que aportar para cumplir con esos objetivos, requisitos y requerimientos fijados por la OTAN y a los que se compromete cada país en función de sus singularidades. Según Donald Trump y la OTAN, será necesario que cada país llegue al 5% del PIB en defensa para cumplir con esos objetivos. Y ese 5% se divide en dos partes: un 3,5% para el gasto militar puro y duro y un 1,5% correspondiente a gasto asociado a defensa, como protección de infraestructuras críticas, interoperabilidad, movilidad, ciberseguridad, etc. Según el Gobierno, España puede cumplir con sus compromisos con la OTAN con el 2,1%. Según la OTAN, España necesitará mínimo un 3,5% del PIB en defensa. “España cree que puede alcanzar esos objetivos con un porcentaje del 2,1%. La OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar el 3,5% en conjunto”, ha respondido Rutte a los periodistas. El escrutinio de si cumple o no con los requisitos de la OTAN llegará más adelante, con el análisis de los planes que “periódicamente” tendrán que presentar los Estados miembros. Y esos procesos, en el seno de la organización, se entierran en la opacidad. Así que ni siquiera está claro que España se vaya a llevar públicamente un rapapolvo por incumplir. Y si lo hace, será más adelante. La primera revisión formal de esos objetivos de capacidades será en 2029, si bien en los informes anuales que publica la OTAN figura el porcentaje de PIB de gasto en defensa de cada país. Así, Sánchez ha logrado saltarse un porcentaje concreto del PIB que España dedica a la defensa, siempre y cuando cumpla con los objetivos de capacidades pactados ya en la alianza atlántica. La excepción pactada entre el Gobierno de Sánchez y Rutte permite a España no comprometerse a disparar en unos 80.000 millones de euros el gasto militar –hasta un 5% del PIB–, una decisión complicada ante el electorado de izquierdas y de sus socios de legislatura, más allá de irrealizable desde el punto de vista de las finanzas públicas de un Gobierno progresista.