Una semana después de que estallara el caso Cerdán, Alberto Núñez Feijóo ha encontrado la estrategia en la que está más cómodo: no hacer nada. El líder del Partido Popular está convencido de que hay más grabaciones que implican al Gobierno de Pedro Sánchez y de que la situación ya es insostenible para el socialista. "Solo es cuestión de tiempo", afirman desde el entorno de Feijóo. En el PP descartan que el socialista "prolongue su agonía" hasta 2027, el horizonte marcado por Sánchez para las próximas generales, y avanzan que no van a ceder "ni un milímetro" la presión hacia el Ejecutivo pero tampoco van a tomar decisiones "que lo refuercen".Ese es el argumento que esgrimen desde el PP para descartar, por el momento, la moción de censura. "No me faltan ganas, me faltan cuatro votos", aseguró Feijóo durante la sesión de control del Congreso el miércoles. El líder de la oposición no tiene ninguna intención de buscar esos apoyos de forma proactiva, aunque no niega que mantenga la interlocución abierta con formaciones como Junts o el PNV, de las que actualmente está muy alejado. Génova considera que deben ser los socios parlamentarios del Gobierno los que digan 'basta' y apoyen a Feijóo —una alternativa que en el PP ven improbable— o fuercen a Sánchez a convocar elecciones. Los conservadores creen que esta última es la única salida que tiene Sánchez. "Llevo tres actos públicos hoy y constato que la pornocorrupción del Gobierno ocupa toda la conversación en un país que debe dedicarse a los problemas de la gente. No es Sánchez quien debe elegir entre una agonía larga o corta. Tienen que elegir los ciudadanos en las urnas", escribía este jueves Feijóo, tras participar en tres foros, en los que ha buscado proyectar una imagen 'presidenciable': "Vamos a seguir trabajando. Lo que haga el PSOE es su responsabilidad", apuntaba a la prensa. Lo cierto es que a Feijóo no le queda más que esperar porque quemó sus cartuchos antes de la publicación del demoledor informe de la UCO: anunció un congreso interno para reforzar su liderazgo, organizó una manifestación en Madrid —que no salió como Génova esperaba—, y endureció su lenguaje —imitando de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso—hasta el punto de llamar al presidente del Gobierno "capo" de una "mafia". Ahora, directamente, se dirige a él como "lobo que lidera una manada corrupta", como hizo durante la sesión de control. El líder del PP se presenta como un adalid contra la corrupción frente a Sánchez. "Jamás, jamás ha habido nadie de mi gobierno ni nadie de mi equipo imputado por corrupción, y son 30 años, jamás", aseguró el domingo en un acto en Málaga, en el que hizo referencia a su trayectoria tanto al frente de la Xunta como en sus anteriores responsabilidades en Correos, el Insalud o como conselleiro de Manuel Fraga. Sin embargo, durante su etapa al frente del Gobierno gallego, Feijóo relativizó condenas, obvió imputaciones y evitó perseguir casos de corrupción calificados así en sentencias judiciales, tal y como recogen desde Praza.gal.Durante la citada sesión de control, Sánchez le recriminó al líder del PP que la forma de actuar de su partido frente a la corrupción con la que ha tenido él tras conocerse las presuntas corruptelas de su número tres, Santos Cerdán. "Nosotros la expulsamos [a la corrupción]; no como ustedes, que expulsan a aquellos que la denuncian", dijo, en referencia a su antecesor al frente del PP "Pregúntele a Pablo Casado o a usted mismo, que lo impulsaron para tapar el [caso] de la señora Ayuso". El socialista también aseguró que "el único adelanto que va a haber" es el "de la más que lógica sentencia de muchos casos de corrupción que afectan al PP a la vuelta de verano". Entre ellos el último juicio por la trama Gürtel, que se celebrará el próximo mes de noviembre, el caso de fraude fiscal que afecta a la pareja de la presidenta madrileña, Alberto González Amador, las investigaciones en las residencias de mayores de Madrid por la orden de no derivación de ancianos recogida en los Protocolos de la Vergüenza o el caso Kitchen que investiga la creación de una "policía patriótica" por parte del ministro del Interior con Mariano Rajoy dedicada a espiar a rivales políticos, entre otras. Feijóo, sin embargo, siempre ha minimizado estos casos.El PP trató de reventar el pleno del miércoles en varias ocasiones con gritos, insultos e interrupciones desde la bancada de la formación conservadora. Para la dirección del PP fue "todo un éxito", en palabras de un miembro del equipo de Feijóo. Las advertencias de la socialista Francina Armengol fueron en balde, a pesar de que apeló al propio Feijóo a poner "orden en su grupo". Su lugarteniente el Congreso, Miguel Tellado, fue el principal impulsor de esa estrategia y de nada sirvió la amenaza de expulsión de Armengol. Tellado es de los que sentencia que "el Gobierno está agotado" y se parafrasea, incluso, a los socios del Ejecutivo como ERC o Podemos."Sánchez no es capaz de dar ninguna explicación sobre todo lo que está ocurriendo y tiene que entender que su agonía política no puede ser la agonía de un país", lanzó desde la Cámara Baja. "España no se merece esto y, desde luego, ha llegado el momento de que asuma cuál es su situación", completó. El PP trató de maniobrar y pidió modificar el orden del día del pleno de esta semana para incluir en él la comparecencia del presidente prevista para el día 9 de julio.Después de que la Junta de Portavoces descartara cambiar la fecha, Tellado pidió la palabra durante el pleno del martes para solicitar la aplicación del artículo 68 de la norma que rige dentro de la cámara. "Hace unas horas escuchábamos a Sánchez decir que comparecerá en esta cámara en la primera fecha posible y esta semana es perfectamente posible", dijo. Tellado no acepó las explicaciones de Armengol, a la que el PP también ha convertido en un objetivo a batir, y continuó con su exposición hasta que fue amonestado por la presidenta de la Cámara.Paralelamente, el PP, gracias a su mayoría absoluta en el Senado, aprobó este miércoles una reforma del Reglamento de la Cámara Alta para forzar al presidente del Gobierno a acudir al menos a una sesión de control al mes, entre otras cuestiones. La formación de Feijóo lleva desde que comenzó la legislatura utilizando la institución a su servicio, lo que contrasta con las acusaciones de partidismo que el líder del PP hace constantemente a Sánchez sobre el Congreso, la Fiscalía General del Estado o Tribunal Constitucional.