El laberinto de los socios del Gobierno: entre el rechazo a nuevas elecciones y la incomodidad con el PSOE

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2027 es un horizonte lejanísimo. Parece casi una quimera. Los socios del Gobierno están atrapados también en su propio laberinto: no quieren elecciones anticipadas ni van a apoyar una moción de censura que venga de las derechas, pero reconocen que la legislatura está bloqueada y se encuentran con un PSOE que todavía no ha movido ficha de manera concreta para darle sentido a la supervivencia de la coalición.Entre los partidos que forman el bloque de investidura, incluido Sumar (socio dentro de la coalición) reconocen que ahora mismo ven a un presidente muy tocado y no se atreven a vaticinar si la legislatura puede llegar a una semana, a tres meses o a un año. Pero entienden poco realista hablar de 2027.Ninguno de los socios quiere dar el paso de ir a unas elecciones generales, donde creen que entrarían de lleno en La Moncloa el PP y Vox. Y tampoco tienen entre sus planes atender a los cantos de sirena de Alberto Núñez Feijóo, dispuesto a presentar una moción de censura si “apareciesen cuatro votos”. Asimismo ninguno de los apoyos de Sánchez ha puesto encima de la mesa la moción de confianza.¿Y entonces qué van a hacer? Todos están a la espera de los movimientos del presidente del Gobierno, aunque reconocen que es muy difícil que recupere la credibilidad. Uno de los interlocutores con el líder socialista traslada la metáfora: “Es como cuando en las batallas se queda sólo el rey con su espada combatiendo”. Hay una sensación compartida dentro del bloque de investidura: hacen falta más explicaciones y, sobre todo, que el PSOE presente ya medidas concretas que den sentido a la legislatura. Por un lado, se apuestan por iniciativas en materia de regeneración (mirando, por ejemplo, a las empresas corruptoras), pero también por una potente agenda progresista (con medidas como la prestación universal por hijo). “Hay que aprovechar el tiempo que queda”, proclamó Gabriel Rufián (ERC) tras verse con el líder socialista. Los socios entienden que ir a elecciones supondría de facto un Gobierno del PP y de Vox, lo que les dejaría sin poder de influencia. Y no sólo eso: las derechas han puesto el foco durante estos años en el papel de la España plurinacional y los nacionalistas y soberanistas saben que se convertirían en objetivo de las políticas de una coalición de Feijóo con la ultraderecha. También son conscientes de que se verían atacados derechos y leyes como la que va contra la violencia de género o las relacionadas con la comunidad LGTBIQ+.Pero también hay una sensación compartida de que son laxos con casos de corrupción va contra su propio electorado en el caso de formaciones como ERC, Sumar, Podemos, Compromís, Más Madrid y BNG. Y ven con desesperación que no llegan anuncios sobre medidas que están poniendo sobre la mesa. Entre los socios existe la sensación de que queda todavía un goteo de informaciones y de posibles nombres en las próximas semanas que pueden hacer la situación insostenible.El Gobierno trata de calmar los ánimos y manda mensajes para los votantes pero también para sus socios. La ‘número dos’ del Ejecutivo y del PSOE, María Jesús Montero, afirmó este jueves: “Sabemos que pedir perdón no es suficiente. Tendremos que adoptar más medidas que nos permitan recuperar la confianza de la ciudadanía”. Un punto de cohesión del PSOE con sus socios se escenificará en la cumbre de La Haya del próximo martes, a la que el presidente del Gobierno llega con su rotundo no a la exigencia de la OTAN de invertir un 5% del PIB en defensa. El socialista le ha respondido por carta ya al secretario general de la Alianza Atlántica, para mostrar su rechazo por una iniciativa “contraproducente” e "irrazonable". Pero ese ‘no’ lo escenificará en los Países Bajos delante de Donald Trump, el presidente de EEUU que presiona para ese aumento del gasto para beneficiar en buen parte a las empresas donantes de su campaña para volver a ocupar la Casa Blanca en Washington.Por el momento, es el propio Sánchez el que está llevando directamente las conversaciones con los socios (no sólo en sus reuniones en La Moncloa, sino que mantiene contactos telefónicos, por ejemplo, con Oriol Junqueras). Una de las grandes dudas es a quién designará para la Secretaría General y a quién nombrará para negociar con los otros partidos.La incomodidad con la situación se visualiza especialmente en Rufián, con quien Sánchez tuvo un duro cara a cara en el Congreso. El portavoz de ERC, además, este jueves criticó otra vez al presidente por concentrar en su comparecencia del 9 de julio el caso Cerdán junto las cumbres de la OTAN, de la UE y de Sevilla sobre financiación al desarrollo: “Lo de Cerdán, la OTAN, el gasto militar, el Consejo de Europa y una reunión de la ONU en la misma comparecencia. Buen gazpacho. Oye, Moncloa, dejad de cavar, por favor”. En un sentido parecido se expresó en otro mensaje en X la nueva portavoz del PNV en el Congreso, Maribel Vaquero, que recalcó: “Pedimos celeridad y transparencia, no purrusalda. No es serio. Así no. Solicitaremos que vaya en un Pleno monográfico”.Podemos es uno de los socios más críticos con el Gobierno y ha señalado que es “indefendible” la actitud de Sánchez, además de ser un “disolvente progresista”. Para los de Ione Belarra, la legislatura está ya “muerta”, pero, a pesar de eso, no han pedido que se convoquen elecciones. El próximo sábado habrá una reunión extraordinaria del Consejo Ciudadanos para abordar la situación. A pesar de estas palabras, en el Ejecutivo creen que las fuerzas progresistas seguirán unidas, incluida los morados. Fuentes socialistas pone de relieve que en la sesión del Congreso del jueves el bloque sacó adelante la ley para prohibir las asociaciones franquistas o la ley para la creación de la Agencia Pública de Salud.