La película más vista del mundo en Netflix es una bomba emocional… y no es la que imaginas

Wait 5 sec.

Desde hace dos semanas, una película lidera el Top 10 de Netflix a nivel global. Ha sumado 48,9 millones de visualizaciones solo esta semana, es la número 1 en 58 países… y si todavía no la has visto, probablemente te estés preguntando por qué tanta gente no puede apartar los ojos de esta historia. Porque no es un blockbuster de acción, ni una comedia romántica viral. Es algo mucho más crudo, incómodo y, por momentos, devastador.Se trata de Straw, el nuevo thriller dramático escrito y dirigido por Tyler Perry, protagonizado por una inmensa Taraji P. Henson. Y sí, esta vez hay mucho de lo habitual en Perry… pero también algo distinto. Algo que, al margen de sus excesos y fallos narrativos, está conectando con millones de espectadores.Straw (Harta). Un día que lo cambia todoLa película arranca con una rutina agotadora: Janiyah (Henson), madre soltera, se levanta en un apartamento oscuro y caótico, arrastrando el peso de varias vidas encima. Tiene tres trabajos, una hija enferma, un alquiler impagado y una ciudad que parece empeñada en destruirla. En apenas 24 horas, la situación pasa de mala a infernal: pierde su empleo, es acosada por un policía fuera de servicio, le embargan el coche, su casero la echa a la calle y servicios sociales se lleva a su hija.Cuando todo eso ocurre en una sola jornada, no estamos ante una historia sutil. Estamos ante el estilo más reconocible (y extremo) de Tyler Perry: una mezcla de tragedia, melodrama y furia contenida. Pero aquí, esa acumulación no solo busca provocar llanto. También quiere gritar, como lo hace su protagonista, al cielo, bajo la lluvia, en una escena tan simbólica como brutal.De víctima a amenazaLa tensión estalla cuando Janiyah se ve atrapada en un asalto a su antiguo trabajo. Al defenderse de uno de los atracadores, lo mata con su propia arma. Luego, en pleno estado de shock, le dispara a su jefe, que la había acusado falsamente de estar involucrada. Lo que sigue es una huida desesperada al banco, donde intenta cobrar su último cheque… y termina, sin querer, provocando una situación de rehenes.Y es ahí donde Straw se convierte en otra cosa. Una especie de “John Q” en clave femenina, donde la protagonista no busca robar ni vengarse: solo quiere cobrar lo que le pertenece. Pero su sola presencia con un arma activa una maquinaria represiva. La policía la trata como una amenaza, los medios fabrican titulares… y el espectador ya no sabe si está viendo una ficción o una radiografía descarnada del sistema.Taraji P. Henson, brutalLo que hace que Straw funcione, a pesar de sus altibajos, es la interpretación descomunal de Taraji P. Henson. Desde su primera escena hasta el monólogo final, donde su personaje explota frente a un mundo que jamás la escuchó, Henson se convierte en el corazón roto de la película. Está vulnerable, está furiosa, está completamente agotada… y, aun así, llena de dignidad.La acompañan Teyana Taylor como una negociadora que sí cree en su inocencia, y Sherri Shepherd, como la gerente del banco que intenta mediar en medio del caos. Ambas aportan humanidad a una historia que, en otras manos, podría haberse perdido en el exceso. Aquí, sin embargo, las tres mujeres logran generar momentos reales de conexión.¿Es buena? ¿O simplemente imposible de ignorar?Straw no es una gran película. Ni siquiera es el mejor trabajo de Perry. Tiene problemas de ritmo, transiciones caóticas, simbolismos torpes y secuencias que rozan el ridículo. Pero hay algo en su crudeza emocional que desarma. Y sobre todo, hay una lectura que muchos espectadores están haciendo: esto no es una fantasía exagerada, es la acumulación de injusticias que muchas mujeres negras, pobres y solas enfrentan a diario.Esa lectura convierte lo que en otras circunstancias podría haber sido un drama más en una especie de espejo deformado… y reconocible. No sorprende que se haya convertido en un fenómeno global. En un momento donde el algoritmo premia lo inmediato, Straw consigue que millones de personas paren, vean y comenten. Aunque no sepan cómo sentirse después.El cine de Tyler Perry, sin filtrosPerry ha sido criticado durante años por sus guiones forzados, su obsesión por el castigo femenino, su tratamiento superficial del trauma y su incapacidad para salir de ciertos clichés. Y todo eso está presente aquí. Pero también lo está su capacidad para encontrar, en medio del caos, una verdad emocional poderosa. Straw es como su título: el último golpe, el que rompe lo que ya estaba al límite. Y puede que ese sea su mayor acierto.En definitiva, puede que Straw no te guste. Puede que te parezca demasiado. Pero cuando una película alcanza el número uno en 58 países y acumula casi 50 millones de visualizaciones en una semana, algo está haciendo. Es incómoda, excesiva y, en ocasiones, desmedida. Pero imposible de ignorar. Y cuando Taraji P. Henson grita bajo la lluvia, la pantalla no solo se inunda de agua… también de una verdad que, aunque duela, muchos han decidido mirar de frente.¿Tú ya la viste? ¿Crees que su éxito está justificado o es una exageración emocional más? Cuéntamelo en los comentarios.Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com