El pasado 13 de junio, se tomó juramento a cuatro altos ejecutivos de Palantir, Meta y OpenAI como tenientes coroneles en la Reserva del Ejército de Estados Unidos. Nacía así el 'Destacamento 201', también conocido como 'Executive Innovation Corps': aunque suene como el argumento de una novela post-ciberpunk, se trata de una unidad militar especial creada para incorporar directamente a líderes de Silicon Valley en la estructura de defensa estadounidense.Este movimiento marca giro en la historia de la relación entre la industria tecnológica y el aparato militar. No solo por la integración de altos cargos civiles en roles de mando militar, sino por el mensaje que envía de que Silicon Valley ya no solo apoya a las fuerzas armadas: ahora la dirige desde dentro.¿Quiénes son los nuevos tenientes coroneles?Los ejecutivos juramentados en el Destacamento 201 son: Shyam Sankar – Director de Tecnología (CTO) de Palantir, la compañía responsable de gestionar el polémico ImmigrationOS. Andrew Boz Bosworth – Director de Tecnología (CTO) de Meta. Kevin Weil – Director de Producto de OpenAI. Bob McGrew – Exdirector de investigación de OpenAI y actual asesor en Thinking Machines Lab.Estos líderes tecnológicos no pasarán por el entrenamiento básico estándar. Recibirán una versión abreviada centrada en historia militar, puntería y protocolos físicos mínimos. En Genbeta El verdadero tamaño de los grandes ejércitos del mundo, ilustrado en este gráfico. Ni China ni EE.UU tienen los mayores ejércitos Cumplirán alrededor de 120 horas de servicio al año, muchos de ellos de forma remota, y su rol será puramente asesor: ayudar a integrar la inteligencia artificial, las herramientas de análisis de datos y el reclutamiento tecnológico dentro de la planificación estratégica del Ejército.La tecnología al servicio de la guerraHasta el nombre 'Destacamento 201' proviene no de la burocracia militar, sino de un guiño a Silicon Valley: homenajea al código HTTP que indica un recurso recién creado, una metáfora deliberada de este nuevo tipo de soldado. Esta unidad fue concebida por Brynt Parmeter, jefe de talento del Pentágono y exdirectivo de Walmart, como una forma de 'Oppenheimerizar' la defensa nacional: reclutar mentes brillantes del sector privado sin desvincularlas de sus empresas.El objetivo: modernizar el Ejército en plena era de guerras de alta tecnología. Los conflictos en Europa, Oriente Medio y las crecientes tensiones con China han impulsado a Washington a acelerar una transformación digital militar. Como explicó Sankar,"la tecnología ha vuelto a cambiar el campo de batalla, y nuestro ejército tiene que cambiar con ella".Un cambio de paradigma en Silicon ValleyEl ingreso de ejecutivos de Silicon Valley como oficiales militares no es solo un experimento de reclutamiento. Es una señal de que Estados Unidos está consolidando un nuevo complejo militar-industrial-digital. Uno en el que se difuminan las fronteras entre lo civil y lo bélico, lo privado y lo público.Y es que este acercamiento entre el sector tecnológico y el militar representa un giro notable respecto a la década anterior. En 2018, miles de empleados de Google protestaron contra el Proyecto Maven, que usaba IA para analizar imágenes de drones: la presión fue tal que Google canceló el contrato y prohibió futuros desarrollos con fines bélicos. En Genbeta Google prometió por escrito no usar la IA para armas o vigilancia. Acaba de echarse atrás: poderoso caballero es Don Dinero Sin embargo, la situación ha cambiado. La economía de la IA es insostenible con ingresos exclusivamente comerciales: entrenar y operar modelos como ChatGPT cuesta cientos de millones de dólares.Ante esto, las grandes tecnológicas se han volcado hacia contratos gubernamentales como una vía de subsistencia. Hoy, OpenAI firma contratos de 200 millones de dólares con el Pentágono, mientras Meta colabora con Anduril en gafas de combate de realidad aumentada.La integración de ejecutivos tecnológicos en la jerarquía militar pone sobre la mesa, eso sí, algunos debates: ¿Quién controla el uso de la tecnología militar? Los ejecutivos podrán influir en la estrategia militar, aunque se les prohíbe trabajar directamente en proyectos de sus propias empresas. Sin embargo, sus compañías compiten por los mismos contratos que ahora ellos ayudan a moldear. ¿Y la ética? Según el Midas Project, unas 30 grandes tecnológicas han flexibilizado o abandonado sus compromisos de seguridad ética desde 2023. OpenAI, por ejemplo, ha revertido su prohibición de trabajar con fines militares. ¿Qué papel (involuntario) tiene el ciudadano común (incluso de otros países)? Las IA utilizadas por el Ejército se entrenan en gran medida con datos generados por usuarios comunes. Es decir, cada búsqueda en Google, interacción en Instagram o pregunta en ChatGPT podría estar perfeccionando algoritmos de uso bélico.Imagen | Marcos Merino mediante IAEn Genbeta | El Pentágono tiene un problema: no puede prescindir de Huawei, aunque una ley le obligue a hacerlo (function() { window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {}; var headElement = document.getElementsByTagName('head')[0]; if (_JS_MODULES.instagram) { var instagramScript = document.createElement('script'); instagramScript.src = 'https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js'; instagramScript.async = true; instagramScript.defer = true; headElement.appendChild(instagramScript); } })(); - La noticia El 'Destacamento 201': por qué el ejército estadounidense ha nombrado tenientes coroneles a directivos de Palantir, Meta y OpenAI fue publicada originalmente en Genbeta por Marcos Merino .