El PSN, la pequeña federación que llegó a ser bastión socialista y ahora pone en jaque al Gobierno

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Apenas supera los 1.570 militantes. El Partido Socialista de Navarra (PSN) es una federación pequeña dentro de la familia socialista, que en total cuenta con más de 170.000 carnés. Sin embargo, en los últimos años se había convertido en uno de los grandes epicentros del poder. Ahora, la trama de, precisamente, los navarros Santos Cerdán y Koldo García ha puesto al borde del precipicio al Gobierno liderado por Pedro Sánchez.El PSN había sido una federación que históricamente había tenido problemas con Ferraz y con enfrentamientos memorables por la política de alianzas (José Blanco tumbó un pacto de Fernando Puras con Na Bai en la época de José Luis Rodríguez Zapatero y Roberto Jiménez chocó duramente con Alfredo Pérez Rubalcaba en 2014 por intentar una moción de censura en la que necesitaba a EH Bildu).Pero fue Cerdán, en la época ya de Pedro Sánchez, el que logró virar esas reticencias para pactar con el arco nacionalista y de izquierdas en una comunidad acostumbrada a los gobiernos conservadores de UPN. Ese giro llevó al poder a María Chivite, la única mujer socialista al frente de un Ejecutivo regional y que lleva las riendas de la comunidad foral desde las elecciones de 2019.Ya en tiempos previos a la moción de censura contra Mariano Rajoy de 2018 la dupla Cerdán-García empezó a desplegar sus actividades. El PSN, según varias fuentes, vive en estado de shock, empezando por la propia Chivite, que dice no reconocer a quien fuera su compañero de trabajo día a día en el partido y un amigo personal. La presidenta de Navarra, al conocerse el informe de la UCO, rompió a llorar en directo: “No se corresponde con la persona con la que he compartido mi carrera”.Pero el impacto inicial ha dejado espacio a una profunda preocupación por si aparecen mordidas relacionadas con la administración navarra a través de Cerdán y de Koldo. Esta misma semana, el ‘número dos’ de Chivite, Ramón Alzórriz, dimitió por falta de confianza de la presidenta tras conocerse que su pareja había trabajado en la empresa Servinabar, supuestamente vinculada con Cerdán, y este lo había ocultado. Aunque no hay por el momento indicios de alguna ilegalidad, la presidenta le exigió a su máximo colaborador que dejase la primera línea (aunque mantiene su escaño en el Parlamento foral).Servinabar se ha convertido en una pieza clave en la supuesta trama. La Guardia Civil describió en un informe que halló en el registro efectuado el pasado martes al empresario Antxón Alonso un documento de 2016 en la que Santos Cerdán supuestamente adquiría casi la mitad de participaciones de esta empresa. Una compañía señalada en el último informe de la benemérita sobre presuntas irregularidades en adjudicaciones públicas.La UCO sospecha que Alonso podría haber abonado "contraprestaciones" al exministro José Luis Ábalos y a su exasesor Koldo García. Según el acta de registro, a la que tuvo acceso EFE, los agentes hallaron un documento, fechado el 1 de junio de 2016, en el que Alonso transfería supuestamente a Santos Cerdán 1.350 de las 3.000 participaciones sociales de Servinabar 2000. También encontraron 16.180 euros en efectivo repartidos en paquetes de billetes de diferente importe.La empresa emitió un comunicado negando que Cerdán haya sido o sea socio y ha remarcado que "no existe ninguna escritura en la que el señor Cerdán haya adquirido participaciones sociales de la empresa". Alonso sí reconoce una amistad personal con el ex secretario de Organización del PSOE, pero señala que se han publicado “numerosas e inexactas” noticias sobre la supuesta participación del exdirigente socialista.La UCO apunta en su informe que esta pequeña empresa se hizo con cinco contratos millonarios de obra pública. Pero, sin duda, destaca la obra del túnel de Belate, que es motivo de polémica en la política navarra desde hace más de un año, aunque está por ahora fuera de la investigación del Tribunal Supremo. Desde UPN se ha venido denunciando que una compañía tan pequeña pueda estar dentro de la Unión Temporal de Empresas (UTE) para afrontar una infraestructura presupuestada en 76 millones de euros.Chivite está en el centro del huracán político con los partidos de la derecha exigiendo su dimisión. Por el momento la presidenta navarra señala que no hay motivos para romper el Gobierno e ir a elecciones y trata de resistir las embestidas del PP, Vox y UPN. Su futuro está en manos de sus socios dentro del Gobierno (Geroa Bai y Contigo-Zurekin) y los votos externos de EH Bildu. Estos partidos no han dado señales de querer dejar caer al Ejecutivo.Los socios de Chivite sí han impulsado una comisión de investigación para aclarar cualquier duda y han pedido que los meses de veranos sean hábiles para estos trabajos. Entres las medidas adoptadas, el Gobierno navarro se personará como acusación particular y el PSN ha anunciado una auditoría de sus cuentas respecto a la época en la que ejercía Cerdán como secretario de Organización. El PP, a nivel nacional, ha puesto también el foco en lo que llama la “rama navarra” del caso y ha anunciado que llevará a declarar a la comisión del Senado a Alzórriz y su esposa, pero también tiene intención de citar a Elma Saiz, actual ministra de Inclusión y Seguridad Social y que fue consejera de hacienda del Gobierno foral. Desde el entorno de la ministra se señala que ella no tenía conocimiento de nada y muestran su indignación por todo lo que se ha revelado sobre Cerdán.El socialismo navarro se había convertido en una gran maquinaria electoral, que miraban con envidia otras federaciones. En sus manos está el Gobierno foral y, además, consiguió ser primera fuerza política en las pasadas elecciones generales del 23J. También se impuso en las europeas con casi el 29% de votos. Hoy vive una crisis sin precedentes sin saber los efectos finales de la trama que ideó el hombre que manejaba todos los hilos.