De Roldán a Cerdán: la corrupción sacude de nuevo a un Partido Socialista de Navarra estigmatizado desde hace décadas

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Un escándalo vuelve a salpicar a los socialistas navarros 27 años después de la condena al expresidente Gabriel Urralburu. La presidenta Chivite se agarra a la fidelidad de sus socios de coalición para mantenerse al frente del Gobierno de NavarraServinabar 2000, la empresa de Santos Cerdán y Antxon Alonso, se llevó 8,6 millones en contratos de Navarra El terremoto político generado por el escándalo del exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán ha sacudido con fuerza a Navarra, tierra natal de Cerdán y el lugar en el que comenzó la presunta trama del cobro de comisiones en adjudicaciones de obra pública con Koldo García, igualmente afiliado en la comunidad foral y exconcejal. El impacto en el PSN ha sido directo y se ha cobrado ya a una primera víctima, el 'número dos' de la secretaria general y presidenta autonómica, María Chivite. Ramón Alzórriz le ocultó que su pareja había trabajado entre 2021 y 2024 en la empresa constructora Servinabar 2000, que según la UCO controla en un 45% Santos Cerdán y es una de las piezas centrales de la investigación. El escándalo de Cerdán, que según la Guardia Civil trasladó el 'modus operandi' que practicaba en la comunidad foral al resto del Estado a través del exministro de Transportes José Luis Ábalos, salpica de nuevo a los socialistas navarros con un caso de corrupción, estigma que arrastran desde los tiempos de Gabriel Urralburu, Javier Otano y Luis Roldán. Roldán, aunque aragonés de nacimiento, tuvo su trampolín en Navarra. Allí fue delegado el Gobierno durante casi cuatro años, que le sirvieron para impulsarle a la dirección general de la Guardia Civil, cargo al que accedió en 1986. En 1993 'Diario 16' destapó que tenía un patrimonio oculto de 400 millones de pesetas (2,4 millones de euros al cambio de 2002) y que junto con su testaferro, el director comercial de la constructora Huarte, Jorge Esparza, lideraba una trama de cobro de comisiones y de apropiación de fondos reservados. Roldán acabó fugado en Portugal, Francia, Laos o Tailandia. Incluso tuvo su propio cómic de Mortadelo y Filemón. Francisco Ibález lo tituló 'Corrupción a mogollón'. Aquel caso tuvo una derivada, la conocida como “trama navarra del caso Roldán”, que impactó de lleno en el Gobierno de Navarra, en su presidente, el también socialista Gabriel Urralburu. Él y su consejero de Obras Públicas, Antonio Aragón, fueron condenados en 1998 por el cobro de comisiones a empresas de la construcción a cambio de la concesión de distintas obras públicas, mismos hechos por los que ahora investiga ahora el Tribunal Supremo a Santos Cerdán, Koldo García y José Luis Ábalos. El siguiente presidente navarro, Javier Otano, dimitió tras menos de un año en el cargo después de que una jueza le descubriera una cuenta bancaria a su nombre y el de su esposa en Suiza, presuntamente relacionada con el caso Roldán. Hoy son varias voces de la política navarra las que coinciden en apuntar que el caso de Cerdán les “retrotrae” al Roldán, Urralburu, el primer presidente autonómico condenado por corrupción, y Otano. “Recuerdo esos casos como dolorosísimos porque vincularon a mi tierra, a mi comunidad, con casos de corrupción. Lo de ahora te retrotae a aquellos tiempos y la indignación es tremenda”, señalaba esta semana la expresidenta navarra Uxue Barkos (Geroa Bai) en una entrevista en Onda Cero. Se da la circunstancia de que las primeras adjudicaciones de contratos a la empresa Servinabar 2000 en Navarra se produjeron bajo el mandato de Barkos. Fueron unas obras en el recinto deportivo y cultural de Pamplona Navarra Arena y otras para la construcción de un colegio en la localidad de Arbizu, aunque en este caso a través de Alegure, una sociedad 'hermana' de Servinabar 2000 pero con otro socio adicional, Iñaki Alzaga. Durante su Gobierno se produjeron también, según recoge la UCO, gestiones por parte de Cerdán y García para que la empresa Geolcali, en colaboración con Acciona y Servinabar 2000, lograra los permisos de la Administración navarrra para impulsar una explotación minera de potasa conocida como Mina Muga. Barkos defiende la “limpieza” de aquellas adjudicaciones y recuerda que el PSN no formaba parte de su gobierno y que le hicieron “una oposición dura”. Gabriel Urralburu en una imagen de archivo. Chivite, de las lágrimas a la indignación El informe de la UCO desvelado la semana pasada cayó como una auténtica bomba en el PSN, donde la sensación entre sus dirigentes fue de absoluta incredulidad. Como resumió su secretaria general y presidenta navarra, María Chivite, no reconocían en él a quien era su amigo y referente político. Reflejo del asombro es que pocas horas antes de que se conociera el informe de la Guardia Civil, y cuando elDiario.es ya había adelantado que existían grabaciones que implicaban a Cerdán en la presunta trama, el que era vicesecretario general de los socialistas navarros, Ramón Alzórriz, defendió la inocencia de Cerdán y atribuyó la información a una “cacería por parte de una manada de hienas”. La gravedad de los hechos relatados por el informe obligó a Chivite a comparecer en rueda de prensa. Totalmente descolocada por la situación la presidenta no pudo retener las lágrimas y se rompió al hablar de quien ha sido su principal valedor político. Y es que Cerdán no solo era su amigo, también fue una figura clave para que Chivite devolviera a los socialistas al Palacio de Navarra más de una década después. Fue él quien convenció en 2019 a Pedro Sánchez de no repetir el 'agostazo' -cuando en 2007 Ferraz vetó un acuerdo de gobierno de los socialistas navarros con Nafarroa Bai (marca del PNV con EA y Aralar) e Izquierda Unida para destronar a UPN- y permitir, esta vez sí, un acuerdo con Geroa Bai, Podemos e IU y con el apoyo en forma de abstención de EH Bildu. Tras el levantamiento de ese veto llegarían seis acuerdos presupuestarios con la izquierda abertzale, pactos que replicó Sánchez en el Congreso de los Diputados. Y en diciembre de 2023 los socialistas derribaron el último muro: pactaron con EH Bildu una moción de censura en Pamplona para desalojar a la derecha de UPN e investir nuevo alcalde a Joseba Asiron. Todos esos pasos no hubieran sido posibles sin la figura de Cerdán en Ferraz. Pero las lágrimas de Chivite tardaron poco en convertirse en indignación, sentimiento de “traición” que comparten más dirigentes socialistas en la Comunidad Foral. Fue el miércoles 18 al conocerse que los agentes de la Guardia Civil habían encontrado en el trastero de la casa del empresario Antxon Alonso un documento privado que prueba que Cerdán compró en 2016 el 45% de las acciones de la mercantil Servinabar. Ese documento dio una nueva dimensión al caso porque el Gobierno de Navarra adjudicó en los últimos años siete obras a la empresa propiedad de Cerdán (en UTE con Acciona) por valor de 86 millones de euros. La presidenta niega que Cerdán le hablase nunca de Servinabar, si bien reconoce varias reuniones con Antxon Alonso. “Nunca he hablado con Santos Cerdán de adjudicaciones, nunca he hablado con Santos Cerdán de Belate”. La duplicación de los túneles de Belate es el contrato más controvertido de todos los adjudicados a la UTE de Acciona y Servinabar y su importe se eleva a los 68 millones de euros. Pérdida de confianza en su 'número dos' Pero el goteo de decepciones no terminó con la información que sitúa a Cerdán en el accionariado de Servinabar. Ese mismo miércoles, su 'número dos' en el PSN, Ramón Alzórriz, le informó que su pareja había trabajado en la constructora de Alonso y Cerdán entre 2021 y 2024. Tanto Chivite como Alzórriz aseguraron que se trataba de algo que Alzórriz había ocultado hasta entonces. La presidenta navarra y secretaria general del PSN le forzó a presentar su dimisión como vicesecretario general y portavoz en el Parlamento. Calificó de “error” que no le hubiera comunicado antes esa circunstancia, que tal y como insistió “no es delito”, cuando la empresa ya había sido señalada por la UCO desde hace días. “Dije caiga quien caiga para mantener la honorabilidad del partido y del Gobierno y se está cumpliendo”, sentenció María Chivite al hablar de su decisión. El vicesecretario general del Partido Socialista de Navarra, Ramón Alzórriz, durante la comparecencia de prensa en la que dimitió. La dimisión de su mano derecha en el partido acrecentó todavía más la crisis interna en los socialistas navarros y también la desconfiaza de sus socios de gobierno. Geroa Bai y Contigo/Zurekin, así como EH Bildu (socio presupuestario), elevaron el tono y forzaron a los socialistas a registar la creación de una comisión de investigación sobre todas las adjudicaciones a Servinabar y Acciona. Por el momento Chivite mantiene el respaldo de sus socios, pero existe cierta inquietud por el temor a que surjan nuevas revelaciones que comprometan todavía más al Gobierno de Navarra y den alas a una oposición de derechas (UPN, PP y VOX) que ha endurecido el discurso y exige la dimisión de la presidenta. “No estamos en ese escenario”, apunta una fuente de Contigo/Zurekin a este periódico, si bien añade que tendrán “tolerancia cero” con la corrupción. Desde las filas socialistas saben que un adelanto electoral alejaría al PSN de la posibilidad de lograr una mayoría parlamentaria con sus actuales socios que permitiese reeditar el Gobierno de coalición y confían en mantener su respaldo.