Se trata de una persona experta —tal vez la que más— en restaurar obras de arte que a la vez son imágenes devocionales, pero dice que por ahora no quiere hablar de la restauración del rostro de la Macarena, y explica el motivo: “En este momento heriría a todo el mundo, porque mi estado es el de una persona rabiosa, dolida. Ha sido todo tan extraño, tan precipitado, que si me pusiera a despotricar no dejaría a nadie en pie”. Seguir leyendo