Imagina una máquina más lista que el humano más listo; una que no se limite a calcular probabilidades antes de responder a tus solicitudes, sino que piensa casi como una persona. Que entiende realmente el lenguaje, resuelve problemas complejos, toma decisiones, y lo hace todo sin cansancio, sin distracciones y sin egos. Pero sí con la frialdad y la eficiencia necesarias para dirigir, hasta en solitario, compañías con ingresos anuales de miles de millones de euros. O curar cualquier enfermedad. O crear nuevos materiales. El límite, prácticamente, sería el cielo. En los últimos años, un ramillete de tecnológicas ha comenzado a avanzar en el desarrollo de esta idea a través de una forma de IA tan poderosa que se la... Ver Más