Desempleo en Colombia bajó al 9% en mayo en medio de una persistente informalidad

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El mercado laboral en Colombia cerró mayo con una mejora aparente en la que la tasa de desocupación se redujo al 9%, más de un punto porcentual menos que en el mismo mes del año anterior; cuando había quedado en 10,3%. Esto quiere decir que en los últimos 12 meses se crearon 597.000 nuevos empleos, lo que llevó la tasa de ocupación a 58,2% y la tasa global de participación a 64%.Sin embargo, detrás de la recuperación numérica persisten señales estructurales que limitan el optimismo, ya que más de 200.000 de esos nuevos empleos fueron informales. Es decir, al menos un tercio del crecimiento del empleo en Colombia ocurrió por fuera de los estándares básicos de formalización laboral, con consecuencias directas sobre la calidad de vida de los trabajadores y la sostenibilidad del sistema de protección social.Otras noticias: Déficit, deuda y reglas rotas: razones detrás de la nueva rebaja crediticia a ColombiaAsí las cosas, las cuentas del Dane reafirman que la informalidad sigue siendo uno de los grandes lastres del mercado laboral, ya que en mayo, el 55,9% de los ocupados se encontraba en condiciones de informalidad, una cifra que prácticamente no se ha movido en el último año y se puede entender como una estructura laboral donde la mayoría trabaja sin acceso a salud, pensión ni estabilidad.En total, 202.000 de los empleos creados entre mayo de 2024 y mayo de 2025 fueron informales, mientras que 395.000 se clasificaron como formales; lo cual pone sobre la mesa una distribución demuestra que la informalidad no solo es un problema estructural, sino que también sigue alimentando la expansión reciente del empleo.Mercado laboral en Colombia.Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPTTrabajo por cuenta propiaOtro elemento que llama la atención en este balance es que buena parte del crecimiento de la ocupación provino del aumento en la cantidad de trabajadores por cuenta propia, que sumaron 612.000 personas y ahora representan más del 41% de la población ocupada. Cabe recordar que este tipo de empleo, aunque necesario en contextos de falta de opciones, suele ser altamente vulnerable a choques económicos, carece de protección y tiene ingresos variables.Al mismo tiempo, el número de empleadores se redujo en 123.000 personas y el empleo público cayó en 102.000; lo cual es una señal preocupante para la estabilidad laboral y el dinamismo empresarial.Puede interesarle: Telecom: ¿qué era esta empresa, cómo funcionaba y por qué se acabó?A nivel sectorial, el crecimiento se concentró en actividades como transporte y almacenamiento, comercio y servicios técnicos o administrativos. El sector de transporte aportó 185.000 nuevos empleos, seguido por actividades profesionales y de servicios administrativos con 137.000, y comercio y reparación de vehículos con 125.000. Estos sectores explican más del 70% del total de empleos creados en el período.A la par, industrias con alto peso en la generación de empleo formal y estable, como la manufactura y la construcción, mostraron caídas significativas, puesto que la industria manufacturera perdió 122.000 empleos y la construcción retrocedió en 42.000, lo que puede interpretarse como un debilitamiento de la capacidad productiva del país y una mayor dependencia de servicios de baja productividad.Las ciudades con más informalidad fueron Sincelejo (66,2%) y Cúcuta (65,8%).Brechas vigentesEl panorama de las brechas estructurales tampoco ofrece grandes señales de mejora y acá hay que destacar que la tasa de desocupación femenina fue del 11,6%, mientras que la de los hombres se ubicó en 7,1%, con lo que la brecha de género alcanzó los 4,5 puntos porcentuales en las principales ciudades y áreas metropolitanas.Aunque el número de mujeres ocupadas creció en 131.000, el crecimiento fue modesto frente a los 466.000 nuevos empleos ocupados por hombres; mientras que más de 10 millones de mujeres siguen por fuera del mercado laboral, muchas de ellas concentradas en tareas no remuneradas del hogar. De hecho, la población femenina inactiva aumentó en 206.000 en el último año, con un alza significativa en los rangos de edad superiores a 55 años.Lea también: Qué hace que un conflicto se convierta en una guerra mundialPor otra parte, el desempleo juvenil se mantiene como una de las preocupaciones más agudas del mercado laboral, dado que para el grupo entre 15 y 28 años, la tasa de desocupación fue del 15,7% en el trimestre móvil marzo–mayo; una cifra que es casi el doble del promedio nacional y refleja las dificultades de inserción laboral para los jóvenes, particularmente aquellos sin experiencia previa o formación técnica.El grupo de 15 a 24 años incluso perdió ocupación neta en el último año, una señal de desconexión entre la oferta educativa y la demanda real del mercado. Acá, fueron más de 119.000 puestos de trabajo los que se perdieron en el último año, reafirmando que en la visión a corto plazo, las cosas no son tan buenas para los jóvenes.Informalidad en Colombia.EFETerritorialmente, la radiografía del desempleo evidencia disparidades profundas en las que ciudades como Quibdó (29,8%), Riohacha (15,4%), Ibagué (13,4%), Sincelejo (13,2%) y Florencia (12,6%); tienen los niveles más altos de desocupación. Para el caso de las capitales principales, Bogotá marcó un 8,7%; Cali un 9,1%; Medellín (8,2%); Bucaramanga (7,4%) y Barranquilla (10,1%).Las ciudades intermedias concentran gran parte del desempleo estructural, al tiempo que enfrentan mayores índices de informalidad y menor presencia de políticas activas de empleo o inversión empresarial.Consulte aquí: ‘Presidente terrible’: por qué ‘The Economist’ calificó así a Gustavo PetroFuera de la fuerzaA pesar de la reducción de la desocupación y el aumento en la ocupación, el número de personas fuera de la fuerza de trabajo también creció. En total, 14,6 millones de personas se encuentran por fuera del mercado laboral, 257.000 más que hace un año y aunque aumentaron quienes se declaran estudiantes o jubilados, también creció el número de personas que expresan desinterés por trabajar o que no encuentran condiciones adecuadas para vincularse.Así las cosas, el debate sobre la calidad del empleo cobra relevancia nuevamente , ya que no basta con que más colombianos tengan un puesto de trabajo si ese empleo no garantiza ingresos dignos, acceso a seguridad social, posibilidad de capacitación ni estabilidad y la informalidad erosiona las bases del sistema de pensiones, limita la recaudación fiscal y deja a millones de personas en condiciones de vulnerabilidad permanente.Aunque los datos del Dane permiten hablar de una mejora en el indicador agregado de desempleo, la composición del empleo generado y las brechas persistentes en género, edad, informalidad y territorio configuran un panorama complejo; en el que se reafirma que Colombia necesita con urgencia una estrategia nacional de formalización laboral que no se limite a incentivos fiscales, sino que transforme las condiciones de empleabilidad, fomente la productividad de las microempresas y cierre la brecha entre el trabajo y el bienestar.