No había lugar para autoengaños en el Inter Miami - PSG. Un partido que hasta 2020 ni siquiera habría sucedido, porque el equipo de EEUU no existía. Pero Messi y sus compañeros se empeñaron en hacerlo posible después de una fase de grupos en la que solo eran el atractivo para la inauguración. Lo lógico hubiese sido que el Oporto pasase como acompañante de Palmeiras, pero el '10', con su bota mágica, alteró la dinámica del grupo para citarse con el peor de los monstruos del Mundial de Clubes. Seguir leyendo....