El campo andaluz esconde historias de épica silvestre. Una de ellas ha volado ya por medio mundo gracias a AguiLucha, un documental dirigido por el realizador sevillano Alfredo Penella Delgado, que cuenta la asombrosa odisea de Sacapuntas, una hembra de aguilucho cenizo que estuvo a punto de morir antes de nacer.Basada en el libro Sacapuntas, una historia de aguilucha, del naturalista Antonio Aguilera Nieves, la cinta relata con narrativa en primera persona cómo esta pequeña rapaz fue rescatada por un grupo de voluntarios en Cádiz, criada sin contacto humano mediante la técnica del hacking y liberada con un GPS en la espalda para seguir su viaje migratorio hasta Senegal.Alfredo Penella, posando para la realización del reportaje. MAURI BUHIGAS"Desde ese tiempo hasta ahora ha estado recorriendo festivales y ahora pues hemos conseguido el espacio y el sitio para poder presentarla en Sevilla. Este es mi quinto documental, pero el primero de naturaleza, el que siempre soñé hacer. Lo que hay aquí es un compromiso con la sensibilización, la concienciación y la difusión de mensajes para que la sociedad actúe hacia la sostenibilidad y la protección de los ecosistemas", explica.Una epopeya de ida y vueltaLa historia comienza en un trigal del sur de Cádiz, donde un nido fue localizado justo antes de que las cuchillas de una cosechadora lo destruyeran. Gracias a la colaboración de unl grupo mitológico y los agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, los huevos fueron rescatados y trasladados al Zoobotánico de Jerez, luego al CREA (Centro de Recuperación de Especies Amenazadas) y finalmente liberados mediante el sistema hacking en plena naturaleza.Antes de alzar el vuelo, a Sacapuntas se le colocó un localizador GPS. Así comenzó su periplo migratorio de más de 3.000 kilómetros. Pero a mitad de camino, la señal del dispositivo se perdió. "Creíamos que había muerto, como pasa con muchos ejemplares jóvenes, víctimas de depredadores, tendidos eléctricos o simplemente del agotamiento", cuenta Penella.Penella acaba de presentar 'AguiLucha' en Fidas en Sevilla. MAURI BUHIGASLa sorpresa llegó meses después. En su retorno, la hembra reapareció al norte de Marruecos. "Resultó que había estado en una zona conflictiva de Senegal sin cobertura de antenas. Cuando volvió a territorio con señal, el GPS descargó todos los datos. Fue una alegría inmensa", relata el director.Sacapuntas volvió a posarse en la misma parcela donde nació. Una muestra del fenómeno de la filopatría: el instinto de regresar al lugar de origen para reproducirse.Dos años de rodaje y varios premios internacionalesEl documental, rodado a lo largo de dos años en localizaciones de Sevilla, Cádiz, Huelva, Badajoz, Cáceres y Marruecos, mezcla imágenes reales de campo con reconstrucciones a partir de otras crías siguiendo procesos similares. Se han utilizado drones, cámaras subacuáticas y ocultamiento en entornos naturales para captar el comportamiento sin interferencia humana."No fue fácil técnicamente. Sacapuntas ya era adulta, así que tuvimos que recrear parte del proceso con nuevos individuos. Ha sido un trabajo enorme, pero muy satisfactorio", afirma Penella.El director sevillano está muy satisfecho con la acogida del documental. MAURI BUHIGASLa acogida del documental ha sido destacada. AguiLucha ha ganado premios al Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine del Aire de Yelmo (Jaén), el Dharamshala International Film Festival (India) y el Quetzal Nature & Wildlife Film Festival (India), además de recibir una mención especial en México y selecciones oficiales en países como Croacia y Finlandia.Además, ha sido adquirido para su emisión por Canal Extremadura, la televisión pública belga (RTBF) y Televisión Española, por lo que próximamente podrá verse en abierto.Más que una historia de avesEl mensaje de AguiLucha va más allá de una sola especie. "El documental también alerta sobre cómo el cambio climático está alterando el calendario agrícola, adelantando la cosecha e impidiendo que los pollos salgan adelante en libertad", señala su autor. “La solución pasa por coordinar al voluntariado, los agricultores y la Administración para proteger los nidos y respetar los tiempos de la naturaleza”.Con esta obra, Penella consolida su salto definitivo al documentalismo ambiental. Tras muchos años en el sector audiovisual, confiesa haber encontrado su lugar: "Es lo que realmente me apasiona. Estar en el campo, contar estas historias y ver que impactan, que emocionan… Para mí, ya es un éxito".