Blanca Corroto: «Europa va a quitar a los agricultores el dinero que España niega en Defensa»

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Lleva ocho años como presidenta de Asaja Toledo y acaba de ser reelegida en el cargo. Blanca Corroto , de 53 años, pasó su infancia en el campo de olivos y cereal que tenía su familia en Navahermosa, en aquellas duras jornadas de trabajo, y recuerda cuando su padre llevaba el ganado a los mercados de Menasalbas o Talavera. Su familia ha vivido desde siempre de la agricultura y ella respeta el oficio como si de una religión se tratara. Junto a su marido, ahora es ella quien dirige las tareas agrícolas. —El amor por la agricultura lo lleva en las venas, claro. —Mi padre ha sido toda la vida agricultor y ganadero, y yo hubiera sido la cuarta generación de ganaderos, pero al final mi marido y yo decidimos no quedarnos con la ganadería, y vendimos las ovejas. Nos quedamos con la parte de oliva y cereal, pero realmente nuestra principal fuente de ingresos es la aceituna, el aceite. Somos de la Cooperativa San Miguel de Navahermosa, adonde llevamos toda nuestra producción. Llevamos la cooperativa en vena. Yo entré a formar parte del consejo rector a los 22 o 23 años, cuando todavía estaba estudiando Derecho. Fui la primera mujer que entró en un consejo rector de una cooperativa. —¿Cómo entró? —Yo ya estaba porque mi padre me había hecho socia de de la cooperativa, me había cedido un porcentaje de su capital social. En esos momentos estaba vacante la tesorería de la cooperativa, el vocal tesorero, y me dice mi marido, que entonces era mi novio, que me presente. Y me presenté, levanté mi manita, y me presenté. Y entonces todos aquellos señores -casi todos eran hombres- se dieron la vuelta para mirarme. Si sus ojos hubieran sido puñales, yo creo que no estaría viva. Desde entonces estoy allí aunque ahora me despido porque llevo muchos años ya y tengo mucho trabajo. A mí me gusta estar en los sitios implicada de verdad, en cuerpo y alma. No soy mujer de estar solo para figurar sino para aportar y trabajar. —Asaja le quitará mucho tiempo. —Asaja Toledo, que es es mi debilidad, me ocupa mucho tiempo pero, además, tenemos un proyecto muy bonito que es Asaja Mujeres y he decidido centrarme en él en este momento de mi vida. Es un reto y una ilusión enormes. En la parte de Asaja Nacional faltaba un brazo que se llamara Asaja Mujeres, porque responde a una necesidad, a una realidad. —¿Cuál es la realidad de la mujer agricultora? —Las mujeres necesitamos tener visibilidad y llegar a los órganos donde podemos hablar y reivindicar, ya sea en el Ministerio de Agricultura o en el Igualdad. Las mujeres socias de Asaja estamos al frente de nuestra explotación agraria, tanto si es agricultura como ganadería. No somos mujeres de cuota ni mujeres florero, y cuando hablamos sabemos realmente los problemas que tenemos. —¿Cree que la mujer tiene una visión del campo diferente a la del hombre? —En cuanto a gestionar la economía del día a día siempre la hemos manejado las mujeres porque somos de matriarcado, pero son mujeres que siempre han tenido una labor callada. Yo recuerdo en mi casa, si mi padre iba a comprar una tierra, le preguntaba a mi madre: ¿hay dinero? Y mi madre decía: hay dinero, se puede comprar. Las mujeres han manejado siempre la economía familiar. Visibilidad, cero, pero siempre estaban detrás, y además llevan la casa, se ocupan de las personas mayores, de los niños... —¿Cree que el futuro del campo estará en manos de las mujeres? —Si hablamos de despoblación, la mujer tiene que incorporarse al sector agrario porque... ¿quién echa raíces en un pueblo?, ¿quién tiene los hijos?: las mujeres. Entonces tenemos que hacer que el medio rural sea un mundo de oportunidades, sobre todo para las mujeres. Y hay que primarlas, pero no solo en la agricultura sino en todos los ámbitos. —Póngame un ejemplo. —Si una mujer quiere incorporarse a la agricultura o mantenerse en ella, en vez de pagar el cupón de 300 euros a la Seguridad Social, podría bajarse a 100 euros, sobre todo si se trata de un municipio de menos de 5.000 habitantes. Creo que hay que hacer más de lo que se está haciendo. Como dirigente agraria sé que se está detectando que esa vuelta a los pueblos se está produciendo; gente que quiere dejar las ciudades, el proceso inverso de hace años. —Pero la agricultura es dura, —Lo primero, tiene que creer en este negocio, gustarle mucho la agricultura y la ganadería. Además, tenemos un problema importante, que es el agua. Necesitamos que nos lleven agua a nuestros pueblos para que las explotaciones sean rentables. Y los animales tienen que beber todos los días, como nosotros. Tenemos cultivos, como el olivar o el viñedo, que se riegan por goteo, y eso prácticamente no consume nada de agua. Muchas veces dicen que los agricultores derrochan. No. Los agricultores no derrochamos ni una gotita de agua. Hemos hecho los deberes muy bien y nos hemos reconvertido. Hemos quitado cultivos que consumían agua por otros que consumen menos. Hemos modernizado a base de nuestras costillas las explotaciones para consumir poquita agua, pero de lo que se olvida la gente es de que el agricultor y el ganadero producen alimentos y esa agua va a los árboles, a ese ternero, a esa oveja. Producimos alimentos y luego salen al mercado para que los demás no pasen hambre. Con una poquita de agua que le eches a ese cultivo, tu explotación, aparte de ser sostenible, va a ser rentable. —El presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, clamaba hace unos días por más infraestructuras hidráulicas. Dígame dónde. —Por ejemplo, en mi zona, en los Montes de Toledo se necesita una buena inversión para hacer más grande el pantano del Torcón, que lleva hecho desde 1945 y existen estudios para recrecerlo al doble. Pero el proyecto está guardado en los cajones. —Los agricultores del Levante también quieren agua. ¿Es usted antitrasvasista? —Yo no estoy de acuerdo con el trasvase Tajo-Segura, soy castellanomanchega, soy toledana y siendo agricultora tengo que estar en contra. La provincia de Toledo tiene muy poquita superficie de regadío. En mi zona veo muchísimas veces que no se puede montar una explotación de terneros, o de ovino o porcino porque no hay agua. O de olivar y de cereales, tampoco. Sinceramente, yo lo que quiero es que me lleven agua a mi pueblo y al resto de los Montes de Toledo, a La Jara y a toda La Mancha, que no tenemos agua. Uno de los cultivos estrella que tenemos en esta región lo vamos a tener que abandonar porque no es rentable. —¿A qué se debe eso? —Tenemos problemas con la mano de obra, la gente no quiere trabajar en el campo. ¡Gracias a los extranjero, benditos sean! Desde Asaja pedimos que se les pueda dar de alta, aunque solamente sea para estas campañas. Queremos darles de alta, cotizar por ellos, son gente fiel que vienen en pateras y los pobres quieren trabajar. Pero no te los puedes llevar al campo porque no tenemos dinero para pagar las sanciones de la Inspección de Trabajo. Por eso pedimos una excepción para estas personas, para que tengan un permiso de trabajo y residencia. —¿Tiene usted trabajadores extranjeros en su explotación? ¿dónde se alojan? —Cuando llega la campaña mi casa parece la ONU. Marroquíes, rumanos y este año uno de Senegal. Hemos tenido 18 personas en la campaña del olivar. Tenemos dos casas en el pueblo alquiladas para ellos todo el año. Y dando las gracias porque no en todos los pueblos te quieren alquilar casas. La gente prefiere tener cerrada la casa antes de que se le meta un okupa. —También están los recelos ante la inmigración. —Yo no estoy de acuerdo con esas actitudes porque hay personas buenas y malas en todos los sitios. Y no seremos tan malos nosotros ni ellos tampoco cuando seguimos manteniendo esa relación de años. Si no fuera por estas personas no podríamos coger nuestras olivas. —¿Qué opina del Pacto Verde de la PAC y sus objetivos medioambientales? —Que nos perjudica mucho. Lo que tendríamos que estar haciendo es estar sembrando y produciendo alimentos, que es lo que nosotros queremos. Pero te dicen que tienes que hacer un ecorregimen y dejar no sé cuánta superficie para los pájaros. Y lo que ocurre es que se llena el campo de broza y luego vienen los incendios. Son políticas equivocadas que se hacen desde un sillón y no están en la realidad. No es lo mismo la agricultura de Austria que la agricultura de España o de Francia. Por eso ahora nuestro presidente nacional Pedro Barato, que es vicepresidente del COPA, la mayor organización representativa de los agricultores europeos, tiene un objetivo que, de momento, ha conseguido, y que es que todos los países del sur de Europa se unan y vayamos todos con el mismo discurso. —¿Y los aranceles de Trump? —Me preocupan. Ahora mismo han puesto aranceles al fertilizante que nos viene de Rusia, que ha subido un 100%, pero sin embargo al gas ruso no le han puesto aranceles. ¿Cómo te comes eso? Si en Europa pones aranceles a una cosa tendrás que ponersela a la otra. Al final seguimos siendo moneda de cambio de todo. Bruselas no protege a nuestro sector, no protege a nuestros agricultores ni ganaderos, no nos considera un sector estratégico. Y España tampoco. Hemos conocido a todos los ministros pero, desde luego, como Luis Planas, ninguno tan malo. Y Teresa Ribera, que ahora anda por Bruselas, otro tanto. Nada más que restricciones y más restricciones con el agua. Y necesitamos dinero para hacer balsas, para hacer más pantanos. Nos ha hecho un flaco favor. Y está allí a cambio de algo. ¿Por qué en Francia e Italia se han pronunciado a favor de sus agricultores y ganaderos y han sañido hablando alto y fuerte contra los aranceles? ¿Y dónde está España? En ningún sitio. También, el presupuesto de Europa para la agricultura es un 0,7%, no es más. Están hablando de misiles y de balas. ¿De dónde va a salir el porcentaje que no ha puesto España? Del totum revolutum que quieren hacer con el presupuesto. —¿Le parece bien que Pedro Sánchez pida destinar un 2,1% a Defensa en lugar de un 5%? —El presidente español tiene que poner el dinero que le piden. Lo que quiere España, por eso Planas no se pronuncia, es que se haga un fondo único donde nos metan a la agricultura y a todo lo demás, y de ese fondo salga el presupuesto que no va a poner España. ¿Y sabe a quién se lo van a quitar? A los agricultores. No ven nuestro sector como estratégico. Los tecnócratas han hecho la normativa de la PAC desde los despachos. Pero hay que producir, lo dice la FAO, que necesitamos más alimentos porque si no de aquí al 2030 va a morir mucha gente. Y nosotros en Europa con políticas equivocadas. —Usted, como miembro destacado de Asaja, habrá estado en contacto con los consejeros de Agricultura de la Junta de Comunidades. ¿Tiene algún favorito? —El que tenemos ahora, Julián Martínez Lizán, me gusta mucho, se puede hablar con él, es una persona que viene del sector y lo entiende técnicamente. Es una persona que intenta resolver los problemas. Pero mi favorito es José Luis Martínez Guijarro, el actual vicepresidente Conmigo fue siempre una persona muy empática, muy cercana. Tenía un equipo de directores generales muy bueno, entre ellos Paco Martínez Arroyo, que fue director general y luego no fue buen consejero, sobre todo en los últimos años, que estaba más tiempo fuera que en la gestión. —¿Qué presidente de Castilla-La Mancha ha entendido mejor al campo? —Yo, con Bono y Barreda no estaba en primera línea; sí con Cospedal y Page. Cospedal no se perdía ninguna asamblea de Asaja, eso es verdad, pero estuvo poco tiempo. Y Page todavía no ha venido a ninguna, cada vez que coincido con él se lo digo. Y en su relación o su política con el campo, Emiliano es una persona empática y muy accesible. Y llega a la gente. No sé cómo explicarlo: Emiliano es marca única. Quiero decir que no es que la gente no sepa que es del PSOE, pero al margen de su partido, es él mismo. —¿Y qué tal con el líder de la oposición, el señor Paco Núñez? —A Paco Núñez ya le van conociendo en Toledo, aunque es de otra provincia. La verdad es que se mueve mucho y lo van conociendo en la región. Lo que pasa es que, claro, yo estoy en la provincia de Page y lleva muchísimos años, primero como alcalde de Toledo, consejero y luego presidente de Castilla-La Mancha. Paco Núéz estuvo el otro día en nuestra asamblea y es una persona que me cae bien, que está trabajando por llegar a ganar unas elecciones. Lo que ocurre es que es cierto que, para mí, tiene enfrente un animal político, a un monstruo que se llama Emiliano García-Page. En Asaja somos muy respetuosos con todos los partidos políticos. Tratamos de llevarnos bien con todos, con los que gobiernan y con los que no gobiernan, porque al final todos somos personas. Asaja deja la política fuera. —Pues fíjese que le iba a preguntar ahora qué pasaría si algún día a Blanca Corroto le ofrecieran ser consejera de Agricultura. —Yo creo que eso no se va a dar en la vida, yo no valgo para la política porque soy una persona de callarme poco y eso no gusta. Mire, yo odio la mentira y quien me conoce lo sabe. Antes de decirte una mentira, me callo. Políticamente no soy correcta. Desde Asaja hay que trabajar con todos, sean del partido que sean, por el bien de los agricultores y ganaderos. Y con las instituciones, las diputaciones y los diputados. Con el ministro de Agricultura trato menos. —¿Por qué? —El ministro Planas no está bien con Asaja. Ya lo dijo Pedro Barato el otro día en nuestra en nuestra asamblea: cada día nos alegramos más de no haber firmado esas 43 medidas con el ministerio. Es una declaración de voluntades y al final no se estácumpliendo ninguna. El ministro respeta a Asaja porque sabe que somos la organización mayoritaria, pero las relaciones no son tan fluidas como antes, porque no hemos firmado y ya no nos tiene tanto tanto cariño, algo que me parece muy mal porque hay que estar abierto al diálogo. En Castilla-La Mancha no pasa eso, ni con el Gobierno regional ni con los dos grupos políticos. —¿Y con Vox? Dicen que son el partido del campo y que muchos agricultores les apoyan. —En Asaja, cuando alguien se hace socio, no le preguntamos su ideología. Alcaldes de distintos partidos son socios nuestros. No me parece bien que un partido se quiera apropiar del campo y decir que el campo es suyo. No me siento identificada con eso.