En muchas familias es habitual prestarse dinero sin formalidades: un padre que ayuda a su hijo a comprar una vivienda, un abuelo que adelanta parte de la herencia o unos hermanos que se apoyan financieramente en un momento complicado. Estas operaciones, que se hacen de buena fe y sin pensar en consecuencias legales, pueden convertirse en un problema serio si no se gestionan correctamente ante Hacienda. Y es que, aunque parezca un asunto privado, el dinero que circula entre particulares también tiene obligaciones fiscales.Seguir leyendo....