Aprovechaba un viejo local, utilizado en su día por una empresa de construcciones y rehabilitaciones, para satisfacer sus repulsivos instintos sexuales con la falsa excusa de jugar a videojuegos. Hasta que la Policía Nacional le ha dado caza tras cometer al menos cinco agresiones a menores y grabarlas. Se trata de un varón de 40 años y origen español que había montado un supuesto cibercafé infantil, con ordenadores, consolas y hasta un futbolín, para ganarse la confianza de los adolescentes, por debajo todos de los 16 años. No eran pocos los vecinos de la calle de Arenas, en el distrito de Villaverde, que veían a este sujeto entrar con grupos de menores al local. Subían la verja, entraban con sus patinetes y pasaban las horas allí dentro. Una especie de club social del que nadie sospechó nada, hasta el punto de que algunas familias, confiadas por el 'buen hacer' del responsable del mismo, llegaron a permitir que varias de las víctimas pernoctasen en el interior. Sin imaginar el infierno que escondía detrás. Así, hasta que uno de los habituales descubrió una serie de grabaciones y las puso en conocimiento de los agentes, lo que dio el pistoletazo de salida a una investigación en la que han participado la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Madrid y Seguridad Ciudadana de la comisaría de Usera-Villaverde. Fue el pasado 20 de junio cuando los agentes realizaron dos registros simultáneos, uno en el propio establecimiento y otro en el domicilio del sospechoso, donde intervinieron diversos dispositivos de almacenamiento de imágenes. Un material que continúa analizándose a fin de descubrir la posible existencia de más afectados. En paralelo al avance de las pesquisas, el apresado, cuya ficha hasta ahora estaba libre de antecedentes, fue puesto a disposición judicial como presunto autor de delitos de agresión sexual y pornografía infantil, decretándose su ingreso en prisión provisional. Esta detención llega en el mismo mes que la propia Policía Nacional explotó una investigación a gran escala en la que cayeron 61 personas por posesión, producción y distribución de pornografía infantil, con un centenar de registros por toda España. Entre los arrestados figuran un exmilitar profesional afincado en Coslada, a quien se le intervinieron armas de fuego largas, cortas y de guerra y gran cantidad de munición. Este individuo adoptaba medidas de seguridad y eliminaba el material ilícito descargado. Fruto del análisis de los dispositivos intervenidos, los agentes acreditaron que descargaba y distribuía archivos de explotación sexual infantil.