Las "cervezas raras" con chocolate, piña, coco o gominolas que elabora una pareja en Rota

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De sus 12 grifos salen elixires de colorines. Bebidas originales que van más allá del aspecto dorado de una cerveza tradicional. Malandar Brewing le da un giro a la cerveza de toda la vida para zarandear paladares. En esta fábrica craft e independiente, ubicada en Rota, mezclar arándanos, puré de cereza, vainilla, helado de piña o gominolas con cebada y lúpulo, no resulta un disparate.“Son las tendencias que vienen de Estados Unidos”, comenta Pablo Mora, sanluqueño de 47 años que disfruta investigando y creando “cervezas raras”. Con frutas, con chocolate, con chucherías… Cuando se mete en su particular laboratorio, entre fermentadores, su imaginación no tiene límites. Junto a Laia Giralt, natural de Barcelona, de 37 años, forman el equipo que mima esta marca cervecera con identidad. Son de los pocos en Andalucía que se inspiran en los estilos americanos, cada vez más extendidos por toda España.Pablo asomó la cabeza en este sector allá por 2016, elaborando cerveza en casa. Lo descubrió después de casi diez años trabajando en Austria como ingeniero de caminos, su primera profesión. “Cuando vino la crisis, en 2007, me fui. Pero al volver, me costó encontrar trabajo. Estaba en Madrid y un día vi que una tienda ofertaba un curso de elaboración de cerveza durante una tarde. Me apunté y, a partir de ahí, me empezó a gustar. No fue nada pensado”, comparte el sanluqueño con lavozdelsur.es.Pablo Mora llena un vaso de cerveza negra.   JUAN CARLOS TOROSus primeros pasos fueron como cervecero nómada, es decir, utilizaba las instalaciones de otras personas para poder elaborar su propia cerveza, envasarla y venderla. Comenzó en Aranda de Duero, Burgos, con unos conocidos de su madre, segoviana, hasta que llegó la pandemia, y se instaló en Sevilla, en la fábrica de la conocida craft Río Azul.“Estando allí, empezamos a bichear los precios de las fábricas de Rota, por la base americana. El público americano está acostumbrado a estos modelos de negocio. Vimos esta nave de casualidad y montamos la fábrica y el bar, que todavía no está acabado”, explican.En 2021 alquilaron el local y, al año siguiente, después de montarlo todo desde cero con sus propias manos, hasta los tubos y la barra, empezaron a elaborar cerveza. Laia animó a Pablo a montar este rincón, no solo por la pasión que detectaba en él, sino también porque tenía una posición muy alta en la plataforma Untappd, una red social donde el público puede puntuar las marcas que ha probado. “Estaba el número siete de España, pensé que estaba muy bien posicionado y mucha gente le estaba conociendo”, dice la mujer que sigue brindándole su apoyo.Pablo y Laia, junto a los distintos tipos de cerveza que elaboran en Rota.   JUAN CARLOS TORODetalle del logo de Malandra Brewing.   JUAN CARLOS TOROAl nuevo emprendimiento le bautizaron Malandar, en homenaje a la punta del mismo nombre que se ubica en el Coto de Doñana, frente a Sanlúcar. Y empezaron a encontrar un hueco con las cervezas negras de nueve grados. “Le he metido de todo, galletas, chocolates, son como un postre”, dice Pablo, risueño.No es habitual encontrar estas creaciones en los bares y pubs convencionales. De hecho, las venden a distribuidores, tiendas y establecimientos especializados en cerveza, no solo de España, sino también de Holanda, Suiza, Francia o Italia. “Aquí, en el bar, vendemos un 10%, el resto se distribuye”, destalla la pareja mientras muestra algunas latas.La cerveza llega a sus destinatarios en barriles desechables de 20 y 30 litros y en latas con diseños y nombres atractivos creados por Laia. En su catálogo incluyen una gama fija con cuatro cervezas, todas ellas sin gluten, junto a otras propuestas nuevas que van cambiando con frecuencia.El sanluqueño prueba una cerveza de color azul hecha con helado de piña, coco y gominolas.   JUAN CARLOS TOROUna de las tendencias americanas que preparan en esta fábrica de Rota.   JUAN CARLOS TOROLa primera que salió a la venta fue Soul, que es “como una Pilsen” y mantiene el sabor de una alemana. Después, nacieron Paredise, de color dorado y espuma blanca; California y Creamy, con notas afrutadas y tropicales. “Mucho diseño y marketing, todo el sector funciona así ahora mismo”, comenta Pablo, que también ha creado cerveza propia a distintos restaurantes de la provincia de Cádiz. “Esto es como el juego de los trileros, cambio el lúpulo, cambio la levadura y saco otra, y eso implica nombre y diseño nuevo. Los distribuidores tienen que estar siempre actualizando catálogos de todas las fábricas que manejan”, sostiene el sanluqueño.[Estamos también en WhatsApp, en Telegram y en Bluesky. Síguenos] En Malandar se implican en preparar sabores nuevos constantemente para seguir encandilando a un público ávido de novedades. “La gente va a los bares y quiere probar todo el rato cosas. Es como si te gusta una chocolatina y estás esperando que salga una combinación nueva”, expresa sujetando un vaso que desvela su alborotada melena como logo de la marca.Pablo y Laia, rodeados de fermentadores.  JUAN CARLOS TOROLaia y Pablo aseguran que en sus sillas altas y en el coqueto sofá del local se han sentado tanto clientes americanos como roteños. Confiesan que para ellos fue una sorpresa llegar a los vecinos y vecinas del pueblo. “En la base nos empezaron a conocer por el boca a boca. Pensábamos que iban a venir muchos más americanos, pero viene mucha gente de Rota, y gente que no ha probado cervezas raras en su vida y la ha probado aquí y se ha enganchado al sabor”, señalan.El bar de Malandar Brewing abre de jueves a sábados. También ofrecen catas en las que explican el proceso de elaboración de las diferentes cervezas y las dan a probar. “El saborcito engancha”, dicen rodeados de bebidas y latas multicolor.