Ganó la derecha, en Alemania, una derecha cada vez más radicalizada y extremista. Como en Argentina o Estados Unidos, perdieron también los conservadores moderados, y el liberalismo, en favor del neoliberalismo. Muchos se ven tranquilos porque no ganó las elecciones el partido de ultraderecha: algo importante debería ocurrir para que no sea el paso siguiente, aunque no se sabe si es tan necesario. Los cambios sociales que se logran desde la política de partidos no solo suceden desde el Gobierno, y la radicalización derechista de la sociedad alemana se ha producido desde fuera del Gobierno, con la derechización muy extremada de la Unión, el partido de la Merkel (CDU) con los de Baviera (CSU), que se han venido girando y girando a la derecha por la presión electoral de los discursos de la AfD. Incluso el SPD, socialdemócratas, y Los Verdes, se adaptaron al discurso electoral de la AfD y tomaron la migración como un problema que, en realidad, no es. Los que animan contra los extranjeros por los últimos atentados, inaceptables, nunca recuerdan la matanza de Hanau, 2020, por ejemplo, donde fueron los extranjeros los asesinados; una matanza todavía no aclarada.Friedrich Merz ganó las elecciones con su concepto de Leitkultur, cultura directora, iniciado por Jörg Schönbohm, entonces ministro de Interior de Brandemburgo, que con un artículo en el Berliner Zeitung desató el debate sobre cuál debería ser la imagen propia de la sociedad alemana. Merz era entonces el presidente de su grupo parlamentario y tomó parte activa y vehemente en el debate. Veintisiete años después, la inmensa mayoría de la sociedad alemana da su voto contra el multiculturalismo y por una sociedad que se rija por una cultura directora alemana. La economía, sin embargo, principal problema alemán, en este momento, no se podrá recuperar sin los extranjeros: quizá ni uno solo de todos los hospitales del país podría seguir funcionando sin extranjeros en todos los niveles técnicos y de personal; el sistema educativo, sin extranjeros, tendría enormes problemas también. Ni qué decir de los supermercados.Otro odio que se ha cultivado acendradamente ha sido contra todas las políticas verdes, con independencia de las habilidades para la gobernanza de Los Verdes, devenidos los verdaderos conservadores moderados, junto a los socialdemócratas, en este deslizamiento hacia la derecha de toda la escena partidaria. Es curioso el odio que destilan algunos discursos desde las derechas y contra las políticas de protección de la naturaleza, cuando no negacionistas del cambio climático. Este sábado taz publicaba que cinco de cada diez árboles tenía buena salud: que cinco de cada diez árboles están enfermos. La mayoría de los votos de las derechas negacionistas o contrarías a las políticas verdes vienen del campo y los pueblos: la Unión ganó aquí con el 30% de los votos, casi un 3% más que en las ciudades; AfD obtuvo el 25,8%, en las ciudades el 17,5%. La alemana es una sociedad muy apegada a sus tradiciones, en especial a la cultura de los bosques. Los bosques se mueren, las derechas hacen burla de las políticas verdes y sus electorados votan ¿contra la destrucción de los bosques que tanto aman?Alice Weidel es lesbiana, vive con su esposa, tienen dos hijos adoptados. El dibujo político que defiende de la familia es el de padre, madre e hijos.La situación de las infraestructuras en Alemania es preocupante, como resultado de la desfinanciación de su mantenimiento durante la época del austericidio: el neoliberalismo brutal que aplicó Merkel también en Alemania.El cambio de los ejes económicos globales ha terminado por dañar a Alemania, por diversas razones. Ahora se busca un culpable. De momento, la gran mayoría de la sociedad alemana lo ha encontrado, un chivo expiatorio, como siempre equivocado.La credibilidad de Merz, en relación a sus posibles alianzas y acuerdos, es inexistente. Poco antes de la última sesión del Parlamento votó junto a la AfD, luego se arrepintió, pero por las masivas protestas que desató. ¿Fue un pequeño experimento? La casualidad ha hecho que el partido de Sahra Wagenknecht, que lleva su propio nombre, no entre siquiera al parlamento, lo que hace posible una gran coalición con el SPD. Las dos coaliciones posibles son con AfD o con el SPD. ¿Cuánto está dispuesto el SPD a seguir girando a la derecha, en este caso para asegurar que no habrá un gobierno con la AfD? ¿Será capaz el SPD de mover a la Union hacia la moderación?