Recuerdo que Manolo Molina (DEP) fue, con toda seguridad, el primer periodista en hacer un reportaje sobre la plaza Rivero. A ver, seguro que hay otros reportajes anteriores, claro, es una plaza muy céntrica y muy lucida de Jerez de la Fra, con los dos palacetes y tal… Me refiero a que escribió el primer reportaje ­­sobre la plaza Rivero como nuevo sitio de ambiente en la ciudad. Sobre los bares de la plaza Rivero, si lo prefieren. Ya saben: abrió un sitio, luego otro, se consolidó el frontal de la derecha si se viene de Larga, Porvera o Cristina, luego los bares ‘saltaron’ a enfrente… Pues sí, acabando los 90 de repente había cuatro o cinco locales y una oferta basada, en gran medida, en las terrazas, antes de que las terrazas tuvieran la fuerza irresistible –tal vez excesiva, para el gusto de este cronista­– que han alcanzado años después, tras la pandemia.[articles:329016][articles:328425]La verdad es que hacer un reportaje sobre la pujanza de una plaza o de una calle (hablamos con toda seguridad de hace más de 25 años) era algo relativamente novedoso en la prensa local, nada que ver con lo que ocurre ahora, que abre cualquier restaurante, bar de copas o de tapas y tiene más visitas digitales que, pongamos, cualquier asunto de la actualidad política o económica (el mundo que nos ha tocado vivir). Vaya, que lo hubiera petao. El reportaje, publicado en el Información Jerez y que se llamó algo así como 'Rivero cada día está más joven', hablaba simplemente de lo que ocurrió, que de repente, en muy poco tiempo, ese espacio se había consolidado como una nueva oferta en la ciudad, un lugar en pleno centro para tomar algo a mediodía y, sobre todo, las primeras horas de la noche. Aunque iba a alguno de esos bares, sobre todo al Poema (si es que se llamaba así y no era el típico caso que el propietario o su apodo ‘da nombre’ al local sin proponérselo), este cronista nunca fue mucho de parar en esta zona, por entonces siempre emboscado, él, en La Moderna o en Los Dos Deditos, si iba al centro, o en los bares de las Torres de Córdoba y avenida México, donde vivía por entonces.[Estamos también en WhatsApp, en Telegram y en Bluesky. Síguenos] Total, que, como todo en la vida, la plaza Rivero ha tenido sus altibajos. Tras el comienzo fulgurante vino una época de estabilización y luego, por distintos motivos, algunos locales tuvieron problemas, hubo cambios de gestión y de concepto, alguno de ellos extraño, para luego volver a remontar… lo normal, vaya, que son casi tres décadas (y casi sin el casi, si me apuran).Ahora nos encontramos ­–a lo que vamos– con que los hosteleros de la plaza no aguantan más con las obras. De hecho, hasta cierto punto, ya les afectó la ampliación de la ‘plataforma única’ en el anterior tramo de la calle Tornería y ahora llevan cosa de siete meses soportando el ruido, el polvo y el propio vallado de la obra, que avanza muy lenta, tan lenta que, los hosteleros empiezan a pensar que no va a estar para Semana Santa y que puede que haya ‘hormigonazo’ como solución transitoria que permita el desfile de los pasos en una zona imprescindible para las hermandades.Este cronista pasa por la zona casi todos los días y es raro el día que ha visto cuatro o cinco trabajadores. Los hosteleros de la plaza dicen que casi todos los días hay solo dos personas trabajando, un oficial y un peón… y claro, así es muy difícil. Está claro que el gobierno municipal puede y debe hacer algo más cuando se producen estas situaciones, tiene que tener margen de actuación y reconvenir a la empresa adjudicataria de las obras, no puede ser, de hecho, el primer rehén de la decisión de tener ahí dos operarios porque el tiempo pasa para los hosteleros y para los dos hoteles que se ubican en la aledaña calle Tornería (a los que afectó de lleno la obra anterior)… y de los propios ciudadanos, aburridos de unas obras sin fin y que, en algún momento de las pasadas Zambombas, causaron algún que otro tapón por la estrechez del paso habilitado…Creo que nuestro querido Manolo Molina hubiera escrito o dicho ya algo al respecto, probablemente su mítico "es una desgracia humana", eso sí, en lo que íbamos a tomar ese vazo que siempre estaba pendiente...