Las 'noches únicas' de Eva Yerbabuena

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29 Festival de Jerez 2025 - Eva Yerbabuena - Yerbagüena (oscuro brillante)Ficha Técnica:Espectáculo: Yerbagüena (oscuro brillante) - Artista: Eva Yerbabuena - Lugar: Teatro Villamarta (Jerez) - Fecha: 22 de febrero de 2025 - Aforo: Lleno - Baile: Eva Yerbabuena - Cante: Segundo Falcón, Miguel Ortega, Ezequiel Montoya y Antonio 'El Turry' - Guitarra: Paco Jarana - Percusión: Daniel Suárez - Palmas: El Oruco.El flamenco es un arte efímero. Lleno de momentos. Que se van y no vuelven. O sí. Aunque siempre son diferentes. Como fue la noche que protagonizó ayer Eva Yerbabuena en el Festival de Jerez. Que bajo el título Yerbagüena (Oscuro brillante) podría decirse que es una edición 2.0 de Solo a Sevilla.El espectáculo que la bienal de flamenco de la capital andaluza vendía como 'noche única'. Algo así como "si usted no viene al Maestranza el 24 de septiembre de 2024 se lo ha perdido". Y ahora podemos añadir también el 22 de febrero de 2025 en Jerez. Eso sí. Con algunas modificaciones en el elenco artístico y sin artistas invitados.Un momento del espectáculo.   MANU GARCÍAEn esta ocasión — o nueva noche única— la bailaora granaína ofrecía una sesión de hora y media flamenco sin aditivos, en la que — como en aquella ocasión— volvía a quedarse en el camerino el baile por soleá y las visiones externas de coreógrafos contemporáneos de apellidos interminables o fusiones con otras músicas.Sin aditivos, conservantes ni colorantes, su cuerpo recibía a pecho descubierto la energía de la música que brotaba de las manos de un Paco Jarana en estado de gracia, el cante que le ofrecían Segundo Falcón, Miguel Ortega, Antonio 'El Turry' y Ezequiel Montoya — en lugar de Jesús Corbacho—, la percusión y electrónica de Daniel Suárez y las palmas y asistencia bailaora de 'El Oruco', para hacer fácil lo difícil.Trabajar desde la sencillez escénica para que todo brille y la caja negra sea un espacio donde se ofrezca algo más que un aparente recital de bailes concatenados a modo de festival flamenco de verano es el objetivo. Queda claro desde el inicio. Tan es así, que la dramaturgia de Yerbagüena (oscuro brillante) tiene en las luces diseñadas por Fernando Marín un bastión fundamental que ubica al espectador en el lugar correcto en el momento adecuado, en un escenario limpio en el que todo discurre con una agilidad que se agradece en los tiempos que corren.  Galería de fotos | Eva y su 'Yerbagüena (oscuro brillante)' Galería de fotos | Eva y su 'Yerbagüena (oscuro brillante)'.  MANU GARCÍA​​​​​​​Y dejando transiciones eternas para otro momento, Eva Yerbabuena se muestra como una bailaora empoderada que manda en la bulería por soleá de apertura, en las que si pestañeabas te perdías un remate, un giro, un cierre, un quejío de un elenco cantaor que no se guarda nada ante 'la jefa'. Una masterclass de baile que ya hacía bueno lo que se había pagado por la entrada, por parte de una bailaora que no tiene ya nada que demostrar y sí mucho que disfrutar ante el público.Como permitirse licencias a la hora de ofrecer pinceladas en las que recoge su visión particular de lo más actual y contemporáneo, enfundada en un outfit jondo oversize sobre un taburete junto a El Oruco, pero sin el paso a dos que protagonizara con Cristian Lozano en Sevilla. O también dejar espacio a los cantaores para un maridaje vocal en la que Caracol y Marchena se dan la mano bajo la electrónica de Daniel Suárez. Que toca la percusión tan bien como las teclas de los sintetizadores. Por cierto, la ronda de fandangos — naturales y de Huelva después— va a ser difícil de olvidar. Lo fue en Sevilla y aquí también. Destacar alguno por encima del resto sería injusto, aunque Toronjo siempre será Toronjo.Eva Yerbabuena, sobre las tablas.  MANU GARCÍATarantos, tientos y tangos y un espectacular baile por alegrías, clásicas, volando el mantón a los cielos del Villamarta enfundada en una bata de cola roja y de las de toda la vida, las de antes — es una pena que solo dejen a los gráficos los diez primeros minutos y no la puedan ver en nuestra galería—, con enormes volantes y de las que pesa, el universo del clasicismo bailaor sevillano poseía el cuerpo de la artista granaína, estrechándose y mimando un baile que ama, adora y expone a un público en estado de ebullición que era consciente de que la noche volvía a ser única.