Campo universal

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Estábamos hechos a la espera de las cosas. No había en nosotros, entonces, esa desmesurada impaciencia que hoy nos viste. Nos impacientábamos, sí, pero en las vísperas, cuando llegábamos a la casa del vecino que tenía huerto: «Entonces, tú crees que la semana que viene tendrás lechugas, ¿no?» «Sí, porque Juan ayer ya amarró unas pocas…» Cuando los frutos cantaban su madurez en los días del almanaque, oíamos decir: «Ya mismo van a estar buenas las naranjas; en la huerta de Fulano ya las hay pintonas…» En los bodegones de los puestos, las frutas de temporada se hermanaban en una policromía siempre tentadora: coincidían tomates y sandías con pimientos, ciruelas y brevas; y en otras fechas, membrillos, granadas, moniatos y... Ver Más