Angélica desapareció como en “un remolino”, cuenta a OVACIONES Anallely Álvarez, madre de la menor de 15 años que fue subida a una camioneta la tarde del sábado 15 de febrero en la calle Gasoducto, en San Mateo Xalpa, una zona de paisaje rural en la zona alta de Xochimilco.La niña cumplió ya una semana de desaparecida. Su madre fue la última persona en verla, aunque fue sólo por un instante. Ese sábado era un día cualquiera en casa. La familia –integrada por la menor, los dos padres y la hermana menor de 11 años– veía la televisión. Cerca de las 5:30 pm, Angélica pidió permiso a su madre para salir a hacer una llamada. “Cuando hablaba por teléfono, solía tardarse de media hora a una hora”, ya sea en el patio o en la calle, cuenta Anallely.“De repente, como que sentí algo. Me levanté, me salí descalza de casa, bajé mis escaleritas y de pronto vi como un remolino. Apenas le iba a gritar”, señala la mujer de 39 años. Entre el polvo vio una camioneta vieja roja de redilas Nissan que arrancó a toda velocidad. “Vi cómo jalaron a mi hija y la subieron”.Regresó rápido a su casa a ponerse unos zapatos para intentar alcanzar al auto, pero no pudo hacer mucho.Sin cámaras en el lugar ni botón de auxilio, lo primero que hizo fue acercarse a un sitio de taxis cercano. “No sé si me tomaron por loca porque iba gritando. Me dijeron que esa camioneta no había pasado”. Luego fue con todos los amigos de Angélica para saber si alguien sabía algo sobre la menor. No obtuvo información.Cerca de ahí está el Reclusorio Sur. La madre fue ahí en busca de un Ministerio Público para levantar la denuncia, pero no había. Entonces tuvo que ir hasta la delegación Xochimilco, a más de 5 kilómetros. Se hacía tarde y, por la hora, ya no había transporte ni forma de moverse, pero igual pudo llegar al lugar.En el sitio, “en lugar de atenderme, me regañaron y me cuestionaron que qué había hecho, que por qué apenas, que por qué no presioné un botón de pánico”. La mujer respondió que fue a buscar primero información de la menor con sus conocidos. En el MP le pidieron fotos y la mandaron a imprimirlas a “donde pudiera”. Fue hasta las 2 de la mañana cuando, con fotos en mano, por fin la atendieron.Cerca de las 5 am salió del MP de Xochimilco, aunque sin una alerta de por medio, pues se negaban a hacerlo porque “a lo mejor se la llevó el novio”. “Angélica no tenía novio” y siempre que pudo haberse quedado en casa cuando sus papás salían, prefería irse con ellos. “Cuando salía con amigos, siempre pedía permiso y la íbamos a dejar. No era de las que andaba en la calle sola”, remarca Anallely.Pocas horas después ese domingo, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México emitió la alerta Amber, que se viralizó rápidamente en redes sociales.Al mediodía debía ir a las instalaciones de la fiscalía capitalina. En lo que llegaba la hora del encuentro, fue a su casa a buscar con vecinos más cámaras que pudieran haber grabado algo más.En ese lapso le llegó un mensaje del teléfono de la menor. Ahí decía: “Me fui a trabajar y a estudiar a otro lado, no me busquen”.La señora asegura que quien escribió el texto no era su hija, pues siempre que se comunicaba con ella, la niña ponía una palabra clave. “Nunca me ponía directamente lo que quería decir”; sin embargo, ese mensaje no lo tenía. “No lo escribió ella”, asegura. Además, de acuerdo con Anallely, Angélica era muy apegada a su familia, “muy preocupona por mí y su hermana”, por lo que es difícil que hubiera tomado una decisión así.La madre de la joven también cuestiona el contenido de lo que llegó del teléfono de su hija. La niña era “renuente a trabajar, así fuera en cosas que debía de hacer en el hogar, y lo mismo para estudiar, pues se había sentido muy frustrada en el último tiempo con su escuela y el curso”.Algunos familiares también le escribieron a Angélica ese mismo día a petición de la madre. Del teléfono respondían y, cuando intentaban hablar con ella, apagaban el celular. Finalmente, Anallely señaló que en una de las últimas comunicaciones ese día, llegó un mensaje en el que advertía que iba a “tirar el teléfono” y que ya no la buscaran más.En medio de ese intercambio, la madre acudió a la fiscalía de la Ciudad de México. Le preguntaron que si en Xochimilco habían hecho el rastreo de la camioneta en las cámaras del C5, pero eso no pasó porque las autoridades insistieron en que la niña “se habría ido con el novio”. Ahí sí hicieron el seguimiento. Tomó horas. Anallely salió de la fiscalía cerca de las 9 de la noche, pero con algo de esperanza, porque lograron rastrear la camioneta hasta Oaxtepec, Morelos.Pese a que el tiempo es clave y apremia en casos como el de Angélica, en ese momento su madre se topó con otro obstáculo: había que hacer otro trámite, ahora ante la fiscalía de Morelos, para que ésta realizara el propio rastreo al automóvil… pero, “como era domingo, fue hasta el lunes cuando se pudo tramitar”.Anallely, al inicio de la semana, encontró a otro vecino que tenía una cámara afuera de su casa. La misma grabó el paso de la camioneta. Con esa prueba documental volvió a la fiscalía de la Ciudad de México. Fue hasta el miércoles pasado –cinco días después de la desaparición de Angélica– “que se empezaron a mover”. En uno de los videos que su madre pudo recabar se ve a la niña en la camioneta sentada, viendo su celular, junto a un joven. “También a una señora, igual con su teléfono, en la parte de atrás del vehículo”.“No sé si se la llevaron con amenazas. Parece que van tranquilos, pero ese joven no es amigo de ella ni es vecino o alguien de la zona. Tanto el chico, como la señora que lo acompaña en la parte de atrás, nunca los habíamos visto, al igual que la camioneta”, sostiene.Ese mismo miércoles, personal de la Comisión Nacional de Búsqueda y de la fiscalía indagaron con los vecinos y recorrieron la ruta que tomó la camioneta. Preguntando, habitantes contaron que habían visto el mismo vehículo una semana antes. Estuvo detenido en una de las calles cercanas, “como si estuviera descompuesta. Estuvo como media hora”.En un taller cercano otra cámara alcanzó a registrar el paso de la camioneta. No obstante, no se pudo apreciar el número de las placas, pues “estaban dobladas”.Indagando más, vecinos aseguraron que, alrededor de tres meses antes, la misma camioneta “se daba vueltas por el lugar por las tardes y noches”.La madre de Angélica, una trabajadora doméstica, ha tenido que dejar eso por ahora. Sus empleadores han sido empáticos y le han permitido ausentarse, aunque es un ingreso que ha dejado de entrar al hogar. Ha sido una semana de pegar cárteles por todo el lugar e incluso más lejos, en otros pueblos, como Parres. Esa labor es “algo que no ha hecho la autoridad, y me dicen que ellos lo debían de haber hecho”. Ante el vacío institucional, tomó las riendas y señala: “No debemos dejar todo en las manos de las autoridades, porque ya sabemos que se manejan a su antojo. Les vale si se sigue el caso, si se resuelve”.En algunos momentos su esposo, un campesino de la zona –a quien también le permitieron ausentarse de sus labores para atender la emergencia–, y la menor de sus hijas, de 11 años, acompañan a Anallely a pegar las fotografías de Angélica.Los gastos por ahora empiezan a ser un tema. De su bolso ha salido el gasto para el transporte, las impresiones de los carteles y todo lo relacionado con la búsqueda de la menor. Por ahora lo solventan “con un guardadito” que tenían “para cuando mi hija se fuera a la prepa”. Respecto de los gastos en casa, como los alimentos, dice que se han reducido, pues no tienen ganas de comer.Finalmente, Anallely sugiere que su hija pudo haber sido robada para trata de blancas debido a su físico. “Los vecinos siempre me decían que la cuidara, que es muy bonita, pero no pensé que algo así pudiera pasar”, recuerda.Cinco meses atrás, otro niño de 15 años fue robado, “aunque más abajo del pueblo”. Apareció poco después. Su familia también pegó carteles por el lugar y “eso ayudó, aunque ya no informaron qué había pasado con él”.De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, de 2017 a noviembre del año pasado, se habían reportado 5 mil 274 casos de niñas, niños y adolescentes desaparecidos en la ciudad y, al menos, mil 167 no habían sido localizados hasta agosto de 2024.En noviembre, la diputada local del PAN Laura Álvarez Soto presentó en el Congreso de la Ciudad de México una iniciativa para reformar el Código Penal local para endurecer la pena mínima por el robo de menores.Para dimensionar el problema, la panista informó que 80 por ciento de los menores desaparecidos son adolescentes entre 12 y 17 años, y, de ellos, dos de cada tres son mujeres, “lo que refleja un preocupante sesgo de género en estos casos”. Ahí mismo se detalló que se ha incrementado el robo de niños de entre 0 a 6 años, y de adolescentes de entre los 12 y 17 años, que serían casos “con fines de trata o de crimen organizado”.The post A Angélica Álvarez Cante la raptaron en una camioneta en Xochimilco en plena tarde; lleva una semana desaparecida first appeared on Ovaciones.