Por sorpresa, ha anunciado que deja su escaño en las Cortes de Castilla-La Mancha, pero la trayectoria política del socialista toledano Fernando Mora , de 66 años de edad, es mucho más larga que los 11 años que lleva trabajando en el Parlamento regional. —¿Cuándo tuvo conciencia política? —Era muy chaval. Cuando tenía 11 años me gastaba la paga de los domingos en comprarme el ABC. Me parecía el periódico que informaba con más rigor. Luego, en la transición compré El País, y seguí comprando el ABC. Siempre me gustó contrastar las opiniones políticas; es la única forma de sacar conclusiones más o menos acertadas. -Su primer trabajo fue en Ferraz. -Comencé a trabajar en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la elaboración de los estatutos de autonomía. Luego volví en dos ocasiones a Ferraz, una con José Luis Corcuera, que era secretario de Política Institucional. -¿Y la segunda ocasión? -Cuando Cospedal decidió que los diputados no tuviesen remuneración, y no lo digo por el sueldo sino por la escasa consideración que dio al parlamento. -¿Cómo decidió afiliarse al PSOE? -Comencé en Izquierda Democrática (ID), un partido democristiano que dirigía Joaquín Ruiz Jiménez. Las elecciones del 77 fueron un desastre y hubo gente de ID de Toledo que ingresó en UCD. Yo fui en las listas municipales por UCD con Juan Ignacio de Mesa como candidato. Me propuso un puesto para salir, pero le dije que no, que quería acabar la carrera de Ciencias Políticas. Luego, en la facultad comencé a contactar con la gente del PSOE y allí acabé. Siempre me he sentido demócrata cristiano. -¿Es usted religioso? -No lo soy, y eso que mi padre fue sacristán de la Fábrica de Armas muchos años y estuvo en el seminario; y mi madre en un convento de monjas. Yo digo que soy el hijo de una conjunción astral. Vino la guerra civil y al final mi padre dejó el seminario y mi madre el convento; se conocieron en la posguerra. Ellos sí eran religiosos. -El 23-F le pilló en la Universidad. -Recuerdo ese día porque estuve viendo en televisión el debate de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Tenía clase por la tarde en la facultad y al llegar me encuentro un montón de gente en la puerta. ¡Han dado un golpe de estado! Fui a ver a un amigo que estaba en el Johnny, el colegio mayor, y nos fuimos al Congreso de los Diputados, pero había un cordón policial. Ya en casa me fui a la cama cuando vi salir al Rey tranquilizando a la población. -Estamos viviendo en España y Europa el resurgimiento de los partidos ultranacionalistas y de ultraderecha. ¿Le preocupa? -La situación mundial es muy compleja. La ultraderecha en la actualidad no tiene los mismos 'tics' que en los años 20 o 30, pero el fondo ideológico es el mismo. Creo que la democracia es lo suficientemente fuerte para aguantar y resistir. La victoria de Trump hace cuestionar muchas cosas en el mundo, cuestiona un sistema de valores que ha pervivido desde la II Guerra Mundial hasta ahora. Me parece muy peligroso lo que está ocurriendo. -¿A qué político admira? -A Felipe González; ahora hay gente de mi partido que le cuestiona. El recuerdo que tengo de él es cuando fue presidente del Gobierno, y con eso me quedo. España no ha sufrido una transformación tan intensa como durante su gobierno. Otra persona que he admirado es Adolfo Suárez, que tenía una perspectiva muy clara de la política. Y entrañable para mí fue Manuel Azaña, que tenía el Estado en la cabeza pero se adelantó a su tiempo y España no estaba preparada para afrontar las reformas que pretendía. -Las Cortes regionales siguen siendo casi desconocidas a nivel popular, o se piensa que allí no se hace nada. -Por supuesto que sirven, otra cosa es que lo que allí se trata no tenga el suficiente eco. Está en ciernes un nuevo reglamento, que se paró esperando a la reforma del Estatuto, y supone una apertura importante de las Cortes. -¿A qué achaca que PP rechace aumentar el número de diputados? -Es lo que está pasando con el PP a nivel nacional, que tiene una gran influencia de Vox, partido que rechazó desde el primer momento el cambio del número de diputados, -algo que no está definido porque solo se amplía la horquilla-. Nadie ha pensado en subir el número de diputados hasta 59, pero sí hacer una trasposición a la realidad social. No puede ser que muchos ciudadanos no queden representados porque haya solo 33 diputados. En la legislatura de 2015 Ciudadanos, casi con 1000.000 votos, se quedó fuera, sin representación. -El mensaje de Vox es: a más diputados, más despilfarro económico. -Es un error. El número de diputados no tiene por qué suponer un dispendio. La democracia está basada sobre todo en la representación política de la ciudadanía y si al final hay ciudadanos que se quedan sin representación, tenemos un problema. -Sorprendió que el PSOE apoyara en el último pleno la propuesta del PP sobre cuidados paliativos pediátricos. -La política también significa entendimiento. El nuevo estatuto de autonomía era fruto del diálogo y el entendimiento. Y habíamos llegado casi el cien por cien de acuerdo. La discrepancia ha sido ahora con la horquilla de diputados. Aumentarla no significa tener más diputados sino abrir la posibilidad de que los tenga. La Constitución habla de un máximo de 400 diputados en el Congreso, y hay 350. -¿Para usted quién ha sido el mejor jefe de la oposición en las Cortes? -El tiempo que yo he estado siempre ha sido jefe de la oposición Paco Núñez. La oposición en Castilla-La Mancha siempre ha tenido un problema, y se lo he dicho a ellos en los debates parlamentarios: no acaba de entender la región. El PP nos compara con Madrid y Castilla-La Mancha no es Madrid. No entiende que esta tierra no tiene grandes aglomeraciones urbanas, que es una tierra donde pesa mucho la agricultura, y es muy dispersa en un gran territorio. Nuestro PIB no puede ser igual que el de Madrid. -¿La entrada de Vox en las Cortes ha sido beneficiosa o perjudicial? -Nunca considero perjudicial la entrada de nadie en el Parlamento, todo acaba de enriquecer porque también nos hace a nosotros tener mayor agudeza a la hora de tomar decisiones políticas. Se quiera o no, los ciudadanos han querido que Vox esté ahí y nosotros evidentemente tenemos que hacer un esfuerzo para conseguir que recapaciten y piensen que Vox no es precisamente la mejor opción. -El 28 de febrero es su último día en las Cortes y usted ha dicho que ahora se va a dedicar al partido. -Voy a hacerlo en la medida en que no coarte mi libertad. Yo me debo a partir de ahora a mi mujer, que lleva 15 meses jubilada y me ha dicho «Fernando, ya está bien, tenemos que vivir el tiempo que nos queda en adelante». -Pero le veo ayudando en el PSOE. -Yo la política la llevo en la sangre y si recurrimos a Aristóteles, que decía que el hombre es un animal político, yo seguiré pensando en clave política. -Page es uno de los barones del PSOE más críticos con Pedro Sánchez. ¿Todos los militantes socialistas de la región piensan lo mismo? -El PSOE de Castilla-La Mancha apoya a Page sin lugar a dudas, se ha visto recientemente en el congreso del partido. Los socialistas tenemos dos almas: creemos que Page lo está haciendo bien en la región y que eso no va en demérito de que el PSOE es nuestro Partido Socialista Obrero Español. -¿No hay sanchistas en el PSOE de Castilla-La Mancha? -Sí, algunos se definen como sanchistas, pero no es problema de definiciones. Yo ante todo soy socialista, no me he decantado nunca; no he sido nunca felipista ni guerrista ni pagista ni sanchista: yo soy socialista. Lo demás son coyunturas, circunstancias. -Sanchista es la delegada del Gobierno, Milagros Tolón; ella no lo oculta. -Es una forma de manifestarse. La riqueza de un partido está sobre todo en el contraste de pareceres y yo lo he visto durante todo el tiempo que llevo militando en el PSOE desde 1981. Estaban los guerristas, los renovadores...pero eso enriquece a un partido y la crítica debe ser admitida. -Bono pidió hace unos días a todos los socialistas que apoyen a Pedro Sánchez, que «es un hombre honrado y un político honesto», dijo. -Creo que no hay que cuestionar para nada la honradez del presidente del Gobierno, por mucho que se esté alimentando que es una persona a cuestionar. Me parece que cualquier presidente de Gobierno tiene que ser respetado, es el presidente de todos, una institución, y no hay elementos suficientes para cuestionarlo. Creo que es una persona honrada, con independencia de que se esté más o menos de acuerdo con determinadas políticas. -¿Qué es lo que menos le gusta que haya hecho Pedro Sánchez? -Con Sánchez hay un problema relacionado con el entendimiento con los partidos independentistas. Ese es el principal problema, no solo de Sánchez sino también de España porque es muy complicado gobernar este país con las fuerzas políticas que hay en el parlamento. -¿Es Sánchez rehén de los independentistas? -Yo nunca hablaría de rehén. Si el PP estuviese gobernando con Vox, ¿sería el PP rehén de Vox? Porque Vox ha tratado de hacer del PP un rehén en las Comunidades autónomas. ¿Lo es el PP de Vox en los ayuntamientos en donde gobierna? Es un problema difícil de discernir en un panorama político tan complejo. La solución hubiera sido llegar a una cuerdo en su momento con Ciudadanos, pero la ambición de Ribera de querer superar al PP le perdió. Muchos habrían estado satisfechos con ese acuerdo, con Ribera de vicepresidente. -¿Acorrala a Sánchez la corrupción, como dice el PP? -Yo no le veo acorralado por la corrupción; lo de su mujer puede ser cuestionable desde el punto de vista ético, pero no creo que haya nada detrás. Lo del hermano, menos. Es como cuando hablan de Feijóo y su relación con los narcos. A lo mejor resulta que nadie le da importancia pero si llega a ser presidente del Gobierno le persiguen por eso. Echo de menos que se haga oposición haciendo propuestas a la ciudadanía. Y eso no ocurre. -Usted está casado con la hermana de Page, ¿le han criticado por ello? -El PP y Podemos lo intentaron, pero lo que les he demostrado siempre es que yo soy yo y Page, Page. Estoy en política mucho antes que Page. Me he llevado siempre muy bien con él aunque, dentro del partido, en algún momento ocupásemos posiciones distintas. -¿Cuándo fue eso? -En los años 90, cuando la guerra entre renovadores y guerristas. -¿Era usted guerrista? -Lo era, entre comillas (aclara). -¿Ya estaba casado con su hermana? -Claro, yo me casé en el año 85. -¿Y cuándo se conocieron usted y Page? -Siendo novio de su hermana. Me llamaban mucho la atención cuando yo iba a misa los domingos a los Carmelitas aquellos dos chavalines que ayudaban a misa a los frailes. (Eran Page y su hermano gemelo). -¿Ya le vio madera de líder? -Él solo tenía 16 años y, aunque ya tenía mucho interés por la política, era difícil de adivinar. -¿Su mejor momento en política? -El día en que Emiliano fue presidente del Gobierno regional en 2015. Y lo pasé mal en la última noche electoral, cuando se retrasó la mayoría absoluta. -¿Cree que en las próximas elecciones el PP lo tendrá más fácil para ganar pactando con Vox? -Lo veo difícil porque no acaba de encontrar el tacto a la región. Es Paco Núñez el que tiene que encontrarlo. No entienden la región y no van a aprender.