Un robot repartidor que cruzaba por un cruce peatonal vio interrumpido su recorrido por un conductor que había detenido su coche sobre el paso de cebra mientras el semáforo para transeúntes marcaba verde. Sin embargo, en lugar de retroceder o buscar otra forma de pasar, el aparato automatizado optó por instigar al conductor a respetar las normas de tránsito y despejar el cruce. La demanda de civismo del robot surgió efecto y el infractor retrocedió sin discusión.