Un soltero desvela los secretos de la venta de la casa de una popular periodista: «Se la vendimos a Antonio Banderas»

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En ' First Dates' lo importante no es cómo empieza una cita, sino cómo termina. María José y Francisco dieron buen ejemplo de ello durante su encuentro en el restaurante del amor de Cuatro. Ella de primeras no paró de ponerle pegas a su pretendiente durante la primera parte de la velada. Lo opuesto a él, que se sorprendió gratamente al conocerla. Pero como en una carrera de fondo, el soltero con su labia consiguió metérsela en el bolsillo. María José, una crupier jubilada del Puerto de Santa María (Cádiz), se negó a desvelar sus años al equipo de 'First Dates' , «a nadie le importa la edad que tengo», aseveró. Y no es porque se avergüence. De hecho, se siente orgullosa, porque «ya quisiera estar mucha gente como estoy yo». La que tuvo retuvo, y la soltera fue reina de belleza de su pueblo. Todavía se le acumulan los pretendientes, pero ninguno cumple con lo que ella quiere, «un hombre auténtico, noble, sincero, divertido y cero celoso», que además comparta su pasión por el baile, el flamenco y el campo. Carlos Sobera le presentó a Francisco (67), un empresario de Torremolinos (Málaga) que se presentó como «un vividor». Pero en el buen sentido de la palabra, «no de ser un golfo». A su llegada al restaurante, el hombre se hizo notar, cosa que puso en alerta a María José. «Se ve que tiene mucho palique. No me gustan los hombres con tanto protagonismo, porque luego son todo problemas», sentenciaba. Cuando se saludaron, la impresión de la soltera no mejoró. «Madre mía. ¿Esto qué es? Para la edad que tiene, iba muy informal...me chocó un poco», comentaba ante las cámaras del programa. Francisco, en cambio, aseguraba que le había encantado. «Es una mujer maravillosa. Guapa, elegante...Habéis acertado». Una vez en la mesa, compartieron los detalles más significativos de sus vidas. Francisco la ponía al día de su situación sentimental, narrando que llevaba más de 20 años separado de su mujer. Aunque no ha perdido el tiempo y desde entonces ha tenido «muchas amigas». También revelaba Francisco una curiosa anécdota sobre su profesión. «En Málaga soy Paco Sánchez . Soy muy conocido en Torremolinos. Soy agente de la propiedad inmobiliaria. En Marbella, hice la famosa casa de Encarna Sánchez que después vendimos a Antonio Banderas », confesó. María José pensó que debía ser un tipo listo. No obstante, empezó a sospechar que no hubiese encontrado una mujer. «Y con todas las amigas que tiene, ¿no ha encontrado ninguna? Me ha chocado. No me fío. Para mí esto es muy raro», apuntaba. «Yo problemas de pareja no he tenido nunca. Busco una mujer para asentar la cabeza», explicaba el malagueño al respecto. La opinión de María Jos é sobre Francisco empezó a cambiar a partir de ese momento. La gaditana quiso saber si le gusta ir al Rocío y él aseguró que solo había ido dos veces «porque no he tenido con quien ir, como tenga a alguien no me sacas ni con agua caliente». Poco a poco la soltera se fue dando cuneta de que su pretendiente «era un cascabel», y le fue interesando. «No quiero un muermo a mi lado», añadía. En el reservado, Francisco lo dio todo al ritmo de sevillanas para agradar a su cita y le dedicó una poesía, lo que terminó de derribar los muros de la soltera. Al invitarla a la cena, ella no cerraba las puertas a más planes, bajo el pretexto de que le debía una, ya fuese en el Puerto o en Torremolinos. Pese a que la primera impresión que le causó no fue la mejor, María José correspondió el 'sí' de Francisco para una segunda cita. Por lo pronto, se marcharon juntos de 'First Dates' «a quemar Madrid».