La estadounidense Tricia Tuttle, que lleva décadas trabajando en el Reino Unido en la industria audiovisual y en la dirección de festivales, encaraba un reto enorme en su primera edición como responsable del Festival de Cine de Berlín, que desvela este sábado su palmarés en la gala de clausura: programar una sección Competición que sacara a la Berlinale de su enroque en un cine de autor casi experimental y contentar a los políticos alemanes que se quejaron, tras el cierre de la anterior edición, de los numerosos mensajes a favor de Palestina de los cineastas presentes en la capital alemana, y especialmente de quienes recogieron algún galardón en la gala de clausura. Si por algo ha sido conocida la Berlinale a lo largo de los años es por su enraizamiento en el cine social, con incluso proyecciones en distintas secciones de muchos documentales de interés. Ah, y que vinieran estrellas. Vamos, que a Tuttle le pidieron la cuadratura del círculo. Un imposible.Seguir leyendo