El mundo de los videojuegos ha demostrado una y otra vez su capacidad de movilizar a millones de personas. Pero, ¿y si esa energía pudiera canalizarse también para cuidar el planeta? Esa es la propuesta de Dots.eco, una plataforma que convierte la acción dentro de los videojuegos en recompensas ambientales reales. Hablamos de plantar árboles, proteger fauna, limpiar plástico del océano y otras iniciativas de conservación que ahora están al alcance de cualquier gamer, solo por jugar.Desde su fundación en 2022, Dots.eco se ha asociado con más de 40 videojuegos que acumulan en conjunto más de mil millones de descargas. Ya son más de 100 millones de jugadores los que han participado en actividades con impacto ambiental real, y con el impulso de nuevas integraciones con gigantes como Supercell, Zynga o Rovio, esa cifra no hará más que crecer.Cómo funciona Dots.ecoLa mecánica de Dots.eco es tan simple como poderosa. Mediante una API o SDK compatible con Unity, los desarrolladores integran la posibilidad de activar recompensas ambientales dentro de la jugabilidad habitual. Al alcanzar ciertos niveles, hacer compras dentro del juego o completar misiones, los jugadores obtienen «dots» (puntos), que se traducen en acciones ambientales tangibles: desde adoptar 10 m² de hábitat natural, hasta plantar un árbol o liberar una cría de tortuga marina.Estas acciones son verificables. Dots.eco emplea tecnologías como imágenes satelitales, inteligencia artificial y reportes en campo para certificar que cada impacto ocurre realmente. A cambio, los jugadores reciben un certificado digital personalizado que muchos comparten en redes sociales, ampliando el alcance de la iniciativa.Un ejemplo para cada tipo de juegoLa plataforma demuestra su flexibilidad al integrarse en juegos de temáticas muy diversas. En Hay Day de Supercell, se promueve la protección de hábitats para polinizadores. En June’s Journey de Wooga, los jugadores obtienen decoraciones inspiradas en especies reales, mientras contribuyen a la conservación de flora y fauna. En Dragon City de Social Point, completar misiones permite plantar árboles reales y desbloquear dragones con temática ecológica.Este tipo de integración se está convirtiendo en un punto clave de las campañas anuales como el Green Game Jam, una iniciativa de la UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) de la que Dots.eco es parte activa.Impacto medible, negocio sostenibleMás allá de su valor ecológico, el modelo de Dots.eco está demostrando beneficios concretos para los desarrolladores. Campañas que utilizan su tecnología han reportado aumentos de hasta 10% en ingresos, 20% en usuarios que pagan por primera vez y 25% en tiempo de juego.Esto demuestra que los jugadores no solo están interesados en el entretenimiento, sino también en sentirse parte de algo más grande. Recibir un certificado por ayudar al planeta es un incentivo emocional que va más allá de la recompensa habitual.Una historia que empieza con ética y pasiónLa idea nació como una derivación del estudio de juegos con impacto positivo «Ethical Wizards», fundado por Nadav Grosz y Daniel Madrid Spitz, quienes combinaron su experiencia en tecnología, ventas y activismo ambiental. La validación llegó con un piloto en House of Fun, de Playtika, cuyos resultados sorprendieron incluso a sus propios creadores.A pesar de haber recaudado menos de un millón de dólares hasta la fecha y contar con un equipo de solo 13 personas, han conseguido firmar acuerdos con algunas de las compañías más importantes del sector, incluyendo Wooga, Playtika, Scopely y Miniclip. Hoy, acumulan logros como 1,4 millones de árboles plantados, 7 millones de hectáreas protegidas y 400 toneladas de plástico retiradas del océano.Detrás de cada «dot», un ecosistema verificadoDots.eco actúa como intermediario entre los jugadores y más de 250 proyectos ambientales auditados en todo el mundo. La plataforma está diseñada para garantizar que cada microacción dentro de un juego se convierta en una mejora concreta en el mundo real. Usan tecnología para analizar la evolución de cada iniciativa y ofrecen información transparente sobre los avances.Es una forma de hacer tangible el impacto ambiental, incluso cuando este ocurre a miles de kilómetros de distancia del jugador.Más allá de los videojuegosEl modelo de Dots.eco también está empezando a aplicarse fuera del ámbito lúdico. Algunas empresas han integrado la plataforma en programas de fidelidad, beneficios para empleados o alquileres de vehículos eléctricos. Todo con el objetivo de construir la comunidad de impacto positivo más grande del mundo.En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado el 5 de junio, varias campañas de Dots.eco se activaron en juegos populares como Angry Birds Dream Blast o Best Fiends. Cada acción de los jugadores contribuye a restaurar hábitats, proteger especies o reducir contaminación, de forma totalmente integrada en la experiencia de juego.Para Dots.eco, el objetivo para 2025 es multiplicar por diez el impacto alcanzado en 2024. La meta no es solo contar «dots», sino que estos se vuelvan parte de nuestra rutina. Que ayudar al planeta jugando no sea algo excepcional, sino cotidiano.La noticia Jugando para cuidar el planeta: cómo Dots.eco está conectando videojuegos con acción ambiental real fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.