Es la celebración de costumbre en la felicidad, un par de sintonías que suenan en las noches europeas mientras la selección festeja otro triunfo y otra noche grande. Suena la 'Potra Salvaje' de la segoviana Isabel Aaíun que a los jugadores les conecta con el buen ánimo que procuran los éxitos. Y suena también 'Puede ser mi gran noche' de Raphael. Canta la grada y canta Lamine Yamal, quien de nuevo ha firmado otra actuación portentosa, dos goles, mejor jugador del partido (MVP) y en el espejo frente a Kylian Mbappé, vencedor del duelo por el reinado del fútbol mundial. La selección se ha sobrepuesto a todas las adversidades en la noche de Stuttgart. En especial, Cucurella, el lateral catalán del Chelsea a quien le recuerdan en Alemania los aficionados locales, mayoría en estadio de Mercedes Benz, aquel penalti por mano que el árbitro no pitó contra su selección. A Cucurella no le han afectado los silbidos permanentes, bronca total se podría decir porque el estadio era ocupación masiva de alemanes. También los españoles se dejan sentir en apoyo de su jugador, lo vitorean y contrarrestan la pitada. Lamine es la expresión de la satisfacción en España: «Francia es una selección con jugadores de clase mundial que te llevan a sufrir hasta el final. Estoy muy contento con la victoria». Una nueva actuación descollante del barcelonista: «Cuando hay grandes partidos, intento darlo todo, es lo que me motiva, para lo que juego al fútbol y por lo que me levanto por las mañanas. Lo importante es hablar en el campo». Mikle Merino cambió su posición con Pedri, éste jugó más retrasado, y España comenzó a carburar mucho mejor. «El míster nos conoce bien, somos jugadores muy polivalentes. Hemos visto que arriba podía hacer mas daño y casualidad que poco después una conexión de los dos Mikeles ha acabado en gol». El jugador del Arsenal volvió a marcar en Stuttgart, como en la Eurocopa: «Ha sido como un 'deja vu'. Este estadio tiene algo especial para mi y los míos. Otra ocasión que jamás voy a olvidar». Francia lo puso muy difícil: «No esperábamos acabar pidiendo la hora, pero esto demuestra que en la élite no puedes dar un partido por hecho hasta el final. Cuando nos han fallado ulas fuerzas nos han hecho pagarlo. Pero estoy muy orgulloso de este equipo que otra vez llega a una final y a pelear por otro titulo más». Didier Deschamps valoró la reacción de su selección: «Francia no le ha vuelto la cara al partido, pese a estar en gran desventaja. Al final llegaron los goles, tuvimos fe. Estamos hablando de España, que tiene un enorme potencial».