En mi trabajo diario, cuando abordamos los hábitos de las personas, sorprende ver el brutal desconocimiento sobre las drogas, en una cultra en la que predomina una cultura de 'normalización' impulsada por redes sociales, medios, e incluso modelos familiares. Lo que más me preocupa en la práctica cotidiana es el inicio del consumo y su baja percepción de riesgo. Creo que los adolescentes es una población donde debemos invertir mayores esfuerzos en prevención primaria, y debemos empezar cuanto antes, no podemos abordar este tema cuando lo que toca es hacer la deshabituación de una sustancia. Con los años hemos normalizado el consumo de ciertas sustancias; el tabaco y alcohol, drogas legales, siguen teniendo efectos en nuestros adolescentes, pudiendo generar cambios en su desarrollo neurológico, en los sistemas de recompensa y la construcción de la arquitectura cerebral. El desarrollo cerebral continúa hasta aproximadamente los veinticinco años, y hay evidencia robusta de que el consumo de sustancias durante la adolescencia interfiere en el desarrollo del córtex prefrontal (implicado en la toma de decisiones y control de impulsos) y el sistema de recompensa dopaminérgico, lo cual puede predisponer a la dependencia. Si no invertimos en la educación para la salud, si no dotamos a los centros educativos de profesionales de la psicología en el momento que vivimos, donde observamos una baja supervisión por las dificultades de la conciliación en el hogar, sumado a la disponibilidad de la sustancias, así como a su baja percepción de riesgo debido a la falta de información, tenemos claro que lo que tenemos entre manos es una epidemia evitable. A mí me mueve esta idea, pero no percibo una preocupación institucional y social real sobre este tema cuya progresión es silenciosa, y muchas veces es aceptada como parte de la realidad. José Luis Castro Feijóo . La Coruña Las encuestas son contumaces: el PP no pasa de los 145 escaños, a 31 de la mayoría absoluta. Con el PNV, Junts, UPN y algún partido canario la suma no da, de forma que Feijóo, si quiere gobernar, tendrá que transitar por caminos no deseados. ¿Por qué no consigue lo que Díaz Ayuso en Madrid o Juanma Moreno en Andalucía? Como no hay efecto sin causa, alguna habrá, y es posible que se deba a decisiones tan sorprendentes como acudir el 6 de junio a la Conferencia de Presidentes, donde estará presente Sánchez y, 48 horas después salir a la calle bajo el lema: «Mafia o democracia». Esta sorprendente ambivalencia no es nueva; en la campaña electoral de las últimas generales clamó contra contra VOX, mientras el PP gobernaba con ellos en varias comunidades. ¿Estará aquí la causa del tope electoral? Por otra parte, la reunión de presidentes no se hace en Moncloa sino en Barcelona, lugar que tan buenos recuerdos trae al PP desde los tiempos de Mariano y Soraya. Agustín de la Calzada . Madrid