En 2001, Serguéi Timoféev cogió un viejo Mercedes blanco con unos amigos, cruzó Europa conduciendo y, cuando llegó a España, pasó tres semanas conociendo el país. Ha venido varias veces. La última fue para participar en el Festival Internacional de Poesía de Granada, en mayo, donde pudo hablar de su reciente antología publicada en castellano, Póster estilo punk rock sin enmarcar (La Tortuga Búlgara, con traducción del ruso por Antonio Sánchez Carnicero y Marco Vidal González). En un extraño cruce de culturas, respondió a esta entrevista en un hotel granadino, atestado de poetas, cuya decoración quiere imitar a la de la Alhambra. Por cierto, en uno de sus poemas aparece un gato que habla español. “Sí, es que en algunos momentos parece que mi gata hablaba español… pero, no sé, quizás me equivoco y habla portugués”, bromea.Seguir leyendo