Los socialistas aseguran que nunca fue una emisaria del partido y que formaba parte de una asociación que denunciaba las cloacas de la época del PP: "Es un montaje de la derecha. Fue ella quien nos presentó a ese empresario y quien nos dijo que trabajaban para una asociación de víctimas de la policía patriótica. Nosotros la escuchamos entonces y nada más"Leire Díez niega ser una emisaria del PSOE: “En ningún caso he trabajado en representación de nadie” Cuando Leire Díez presentó en Ferraz a Javier Pérez Dolset, un empresario encausado por el supuesto desvío a Panamá de más de cien millones de euros, Pedro Sánchez ya había sido reelegido presidente y ya había ordenado la renovación de la cúpula de Correos que la dejó a ella sin trabajo. Dolset, que achaca sus problemas con la justicia a un montaje de “las cloacas del Estado” instauradas bajo gobiernos del PP, era por entonces un completo desconocido para el PSOE, según coinciden todas las fuentes consultadas. Y en su cruzada personal contra quienes, según él, le arruinaron la vida, encontró en la militante socialista una vía perfecta para que el partido del Gobierno le abriera sus puertas y lo escuchara. Según ha podido saber elDiario.es, Díez llegó entonces a la sede de la calle Ferraz con el empresario encausado bajo una promesa que consiguió captar la atención de sus interlocutores en la cúpula del PSOE: las supuestas pruebas que demostrarían un complot político, judicial y policial en torno a la causa de los ERE de Andalucía, el escándalo de corrupción que echó abajo el fortín socialista andaluz y que arrasó la vida política y personal de expresidentes y símbolos del PSOE como Manuel Chaves y José Antonio Griñán. En Ferraz, donde admiten tal encuentro, explican que recibieron aquel material, con ingente documentación y grabaciones, con una mezcla de asombro y escepticismo. Dolset les explicó entonces que esa documentación ya había sido entregada a la justicia tiempo atrás sin éxito alguno. Y que se la trasladaban al PSOE, personado en la causa de los ERE, por si ellos tenían más suerte y conseguían que avanzara. Un equipo jurídico del partido analizó el material aportado en memorias digitales y, tras varios meses de cribado, esa información resultó un chasco: ni aportaba novedad alguna a lo publicado en medios de comunicación o incluso a lo sabido ya entre las filas socialistas, ni mucho menos ofrecía pruebas de ese presunto complot. Lo que defiende el PSOE para desmontar la tesis de la “fontanera”, instaurada por la derecha política y mediática sin más pruebas que lo sustenten que su propia militancia, es que fue, por tanto, Leire Díez quien movió ficha para poner a su partido al tanto de una investigación de la que aseguran ser completamente ajenos. “Ni conocíamos a Dolset, ni sabíamos nada de sus reuniones, ni mandamos a Leire a reunirse con nadie como enviada de ninguna misión especial. Es un montaje de la derecha. Fue ella quien nos presentó a ese empresario y quien nos dijo que trabajaban para una asociación de víctimas de la policía patriótica. Nosotros la escuchamos entonces y nada más. Aquello no llegó a nada”, exponen desde la dirección del PSOE. En privado, lo que trasladan desde las filas socialistas es que Leire Díez, en realidad, lleva años trabajando para Dolset. Y que el empresario utilizó su militancia para acercarse al PSOE, como había hecho antes con otros intermediarios para poder contactar con Junts, con ERC o con Podemos, partidos con los que también se produjeron reuniones, según ellos mismos han relatado públicamente. En total, son cuatro los encuentros que admite el PSOE haber mantenido con el empresario presentado por su militante. Y todos, afirman, con el mismo resultado infructuoso. El intento de bautizar la actuación de Díez, que antes había ostentado altos cargos en empresas públicas de la mano de los gobiernos de Sánchez, como una cloaca equivalente a la operación policial montada en Interior durante el Gobierno de Rajoy que mantiene procesados a un exministro del Interior, a su secretario de Seguridad y a varios comisarios, es recibido en el PSOE con una mezcla de sorna y rechazo. “No tiene un pase lo que se escucha decir a Leire Díez en esas grabaciones, pero nadie ha podido probar que lo dijera en nombre nuestro porque sencillamente es falso. Y a las pruebas nos remitimos. ¿Qué beneficio han obtenido esos empresarios de la Fiscalía o de la Abogacía del Estado? Lo que sí ocurrió bajo un Gobierno del PP es que se inventaron informes policiales contra rivales políticos y que se puso a la policía a perseguir a Bárcenas para destruir las pruebas de su corrupción”, remarcan. La propia Leire Díez afirmó en Cuatro este miércoles que en esas reuniones donde se le escucha hablar de su capacidad para movilizar a la Fiscalía o la Abogacía del Estado, ella vendía “faroles para iluminar una alameda”. Es decir, que se inventaba su supuesto empoderamiento y su capacidad de maniobra. Algo en lo que coinciden algunos dirigentes políticos y policías que se sentaron con ese grupo de empresarios que disponen de grabaciones comprometedoras de policías, ejecutivos de empresas y también periodistas, casi todas provenientes del arsenal digital del comisario Villarejo. Sobre el circo de este miércoles, con la esperpéntica comparecencia de Leire Díez convertida en sainete por la irrupción sorpresa de Víctor Aldama, en el PSOE prefieren no pronunciarse y poner el foco en que el supuesto corruptor del caso Koldo y de la trama de los hidrocarburos interpelase directamente a Feijóo para acabar con Sánchez. “¿Cree que este será el final del Gobierno de Sánchez?”, le preguntó un periodista a las puertas del hotel al que acudió a reventar el acto. “Esperemos que sea así por el bien de todos. Espero que el señor Feijóo haga lo que tiene que hacer”, respondió Aldama, a lo que los socialistas reaccionaron en sus redes sociales. “Víctor de Aldama, imputado en el caso Delorme y en el caso Hidrocarburos, entra en campaña para apoyar la candidatura de Feijóo en el próximo congreso del Partido Popular. El aval que le faltaba”. “Ni fontanera ni cobarde” Tras comparecer el martes en la sede socialista de Ferraz, Díez había anunciado para el miércoles una rueda de prensa en un hotel de Madrid a las diez en punto de la mañana. Sin embargo, decidió sentarse ante las decenas de micrófonos y cámaras a las nueve y media. “Soy de llegar pronto, pero me espero a la hora anunciada”, comentó. Y cumplió su palabra y permaneció allí plantada y en silencio durante media hora ante el deleite y el asombro de los medios gráficos y los programas de televisión en directo. “Ni fontanera, ni cobarde”, remarcó la que fuera alto cargo de Correos y Enusa a modo de lema de su cruzada contra los oscuros poderes que promete combatir. “Seguiré con mi trabajo para culminar el libro. Ni me van a intimidar ni voy a renunciar a mis convicciones. Se puede ser socialista y llevar a cabo un trabajo de investigación, como es mi caso, un libro sobre la trama de los hidrocarburos. Una tarea de periodismo de investigacion para evaluar casos de enorme trascendencia para el Estado”, aseguró. Si se reunió con empresarios corruptos y maniobró contra altos cargos de la Guardia Civil lo hizo “para una investigación por un libro”. Y si ofreció tratos de favor de poderes públicos a los acusados a cambio de información sensible fue por una “equivocación en la formulación” o por “una mala interpretación”. Y hasta ahí las explicaciones, porque la ya exmilitante socialista no admitió preguntas de la prensa y se apresuró a embarcarse en una ronda de entrevistas por medios como Okdiario, El Toro TV o Todo Es Mentira (Cuatro). Pero a la escena de su comparecencia en el hotel le faltaba un cameo decisivo. Entre los asistentes, casi de incógnito, se había incrustrado el empresario Víctor Aldama, quien al finalizar la declaración se fue directamente a por Díez y Dolset. “Ha mentido en todo, se está riendo de todos los españoles. Esta señora es una sinvergüenza que trabaja para el señor Santos Cerdán y para el señor Pedro Sánchez”, dijo Aldama, quien denunció recibir “amenazas de muerte” que no ha concretado. Con ese deselance, la comparecencia de Leire Díez derivó en algo parecido a una trifulca de banquete de boda, con empujones, gritos, insultos, amenazas y un remolino de cámaras y reporteros que se llevaron por delante una de las mesas habilitadas en el salón del hotel y que acabó con botellas de cristal esparcidas por el suelo. El revuelo llamó la atención de los turistas que hacían cola en recepción para el 'check in', sorprendidos por el espectáculo. La dirección del hotel decidió llamar a la policía y una patrulla de dos agentes apareció al rato. Pero a Leire Díez y Pérez Dolset se les había perdido ya la pista y todo el foco era entonces para Aldama, el empresario al que la Fiscalía Anticorrupción dejó en libertad con la promesa de colaborar con la justicia y de aportar pruebas de la supuesta corrupción sistémica del Gobierno de Sánchez. No ha cumplido esos compromisos, pero sigue en la calle jactándose de tender trampas al Gobierno, como la famosa grabación urdida junto a otro poliimputado en el fraude de los hidrocarburos en la que Leire aparecía tratando de sonsacarle información sobre guardias civiles corruptos. Esa polémica orden de libertad amparada por Anticorrupción que le había servido para pasearse por los platós de televisiones y estudios de radios, le permitió también acudir a reventar la rueda de prensa de Leire Díez y arrebatarle, de paso, buena parte de su minuto de gloria.