"En este partido nos sentimos orgullosos de nuestros referentes", afirma Feijóo en la primera jornada del cónclave que lo reelegirá, sin rivales, como líder del partido por asentimiento y sin la presencia de su predecesor, Pablo CasadoAznar encarga a Feijóo unir a “una mayoría a derecha e izquierda” frente a la “política prostituida” de Sánchez Los dos grandes (y únicos) protagonistas de la jornada inaugural del 21º Congreso Nacional del PP fueron este viernes los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, convocados para arropar a Alberto Núñez Feijóo en su reelección en un cónclave en el que no tiene rivales para liderar el partido ni tampoco para las ponencias ideológica y de estatutos, después del paso atrás de Isabel Díaz Ayuso. Los exmandatarios ofrecieron sendos discursos en los que obviaron su propio pasado, con múltiples casos de corrupción que afectaron a sus gobiernos, ministros encarcelados y otros a punto de sentarse en el banquillo, para aprovechar el escándalo de José Luis Ábalos y Santos Cerdán y desacreditar al actual Ejecutivo de coalición liderado por Pedro Sánchez. Gustó más Aznar, como suele, en este tipo de actos. Rajoy generó incluso sorpresa con su autodefensa. El presidente del cónclave, el alcalde de Badalona, Xavier García-Albiol, llegó a decir en un momento que el PP “no solo no olvida a sus presidentes” sino que los reivindica. Pero ni en el plenario del congreso, ni entre los compromisarios, ni en el programa había rastro de Pablo Casado, el único líder elegido por primarias desterrado por el hoy presidente, Alberto Núñez Feijóo, en 2022, precisamente por intentar investigar la presunta corrupción de Ayuso. El propio Feijóo intervino por sorpresa para presentar a los expresidentes y reivindicar un pasado del PP del que se ha borrado lo más reciente. Aznar y Rajoy arengaron al plenario con sus ataques al “sanchismo”. “En este partido nos sentimos orgullosos de nuestros referentes y nuestros referentes se pueden sentir orgullosos de nuestro partido”, señaló Feijóo, que consideró que “el PP está unido” y que Aznar y Rajoy “fueron un futuro que mereció la pena”. A continuación tomó la palabra Aznar y dedicó su discurso en cargar contra la “corrupción” del Ejecutivo de izquierdas. Ese fue el hilo central de la intervención de quien ha visto salpicados por corrupción a 13 de los 34 ministros que nombró durante su etapa en la Moncloa, entre 1996 y 2004. Dos de ellos, Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana, que llegaron a ser sus vicepresidentes, han pisado incluso la cárcel. Aznar fantasea con el encarcelamiento de Sánchez Olvidado todo aquello, ahora el expresidente considera que el 'caso Koldo' “no es cosa de tres o cuatro golfos” porque “la golfería estructural del sanchismo rebasa”. “Cada vez más españoles se resisten a que esos feministas tan aficionados a que sus sobrinas les tomen por primos”, llegó a espetar este viernes, provocando carcajadas entre el público. “Si negocias presupuestos en una prisión, te asocias con presidiarios y pactas una amnistía con delincuentes no te extrañe acabar en la cárcel porque ese es tu ambiente”, le dijo al actual presidente del Gobierno, obviando la situación por la que han atravesado sus más estrechos colaboradores salpicados por la corrupción. “En la España de Sánchez los delincuentes escriben la ley y el Gobierno viola el Derecho. Excarcelaban etarras porque estaban haciendo sitio”, continuó, de nuevo jaleado por los miembros del PP entre el público. También defendió que el “cambio urgente en España” significa “que los delincuentes dejen de estar en los despachos legislando y pasen a estar en la cárcel”. Aznar encargó una ardua tarea a Feijóo, que será encumbrado este sábado como líder del partido por asentimiento y sin rivales. “Hay que concentrar en nuestras siglas la confianza de una mayoría nacional ancha a derecha e izquierda para conseguir un objetivo que rebasa estas siglas”, dijo. Y fue más allá, porque el trabajo que a su juicio debe emprender el actual líder si gana las próximas elecciones es “sentar las bases para refundar la convivencia constitucional en España”. “Se trata de cerrar el paso a la fractura territorial y de cancelar el éxito democrático de la Transición. En el próximo envite nos jugaremos la vigencia histórica de la nación, la Constitución, la independencia judicial, la libertad de información y el Estado de derecho. Nos jugamos el crédito de España en Europa y el mundo. Nos jugamos más un cambio de país que un cambio en el país”, concluyó en el tramo más trágico de su discurso. Rajoy y su lucha “contra la corrupción” Tras Aznar, cuya intervención fue muy aplaudida, llegó el turno de Rajoy. El primer presidente expulsado del Gobierno tras una sentencia por corrupción contra su partido se puso también como ejemplo de lucha “contra la corrupción”. La triple condena al PP por lucrarse de la trama Gürtel, lo que provocó la moción de censura de Pedro Sánchez, que le sustituyó en la Moncloa en 2018, no lo arredró en el atril. “Yo no voy a hablar demasiado sobre este asunto de la corrupción. Ustedes no se lo merecen”, dijo. Pero Rajoy aprovechó para intentar lavar un poco su imagen pasada. El expresidente habló de la moción de censura que perdió: “Allá por el año 2018, me dirigí a quienes todos sabéis [en referencia a Sánchez] y le dije: 'Para dar lecciones hay que estar muy seguro'. Si no, lo mejor es callarse. Pues no están ni estaban para dar lecciones”. Y siguió: “Aquella moción fue el primer acto del 'Frankenstein' y de todo el deterioro institucional y moral que vemos ahora. Se intentó enmascarar con una sentencia lo que era lisa y llanamente la historia de una ambición sin límites. Había que llegar como fuera. Igual que hoy hay que mantenerse como sea”. Rajoy concluyó con una defensa cerrada de su gestión: “Cuando nosotros tuvimos problemas, nos juntamos y lo que hicimos fue endurecer las leyes para mejorar la lucha contra el delito. Ahora que hay un agujero negro, se han puesto a endurecer las leyes contra la independencia judicial. Esa es la diferencia, unos actuamos contra la corrupción y otros contra los jueces, contra los fiscales y la Guardia Civil. Esa es la gran diferencia”. Pero Rajoy también se atrevió a dar lecciones de limpieza política pese a otras causas que afectan a su etapa, como la creación de la policía política dirigida por su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para atacar a sus rivales políticos, según investiga la Audiencia Nacional y por la que Anticorrupción pide 15 años de prisión a quien fue su ministro y amigo íntimo. El expresidente habló de Leire Díaz, la exsocialista involucrada en unos audios con empresarios corruptos a los que ofrecía supuestos beneficios de la fiscalía que luego no se produjeron. En su opinión, “nunca” se había visto en España “a una destacada militante socialista arropada por el secretario de Organización de su partido creando un sindicato de intereses con personajes de dudosa condición para organizar campañas de desprestigio contra jueces, fiscales y guardias civiles”. “Yo por lo menos, no lo había visto”, afirmó. “Esto es algo increíble. Es alucinante. Es asombroso. No se conocen precedentes de algo así ni parecido”, añadió Según investiga la Audiencia Nacional, el Gobierno de Rajoy organizó un grupo parapolicial a las órdenes de su ministro del Interior, Jorge Fernández, que fabricó pruebas falsas contra rivales políticos, como dirigentes de Podemos o del independentismo catalán. Además, según la instrucción judicial, el mismo grupo parapolicial intentó destruir las pruebas de la histórica corrupción del PP conocida como ‘caso Gürtel’ que guardaba el que fuera tesorero de la formación, Luis Bárcenas. Estas operaciones ya han sido juzgadas por el Tribunal Supremo. Al mismo tiempo, Francisco Martínez, el 'número dos' de Interior con Rajoy, espera juicio por espiar a Bárcenas y ha vuelto a ser detenido en el marco de las investigaciones contra el pirata informático Alcasec. Y el propio exministro Jorge Fernández se enfrenta a una pena de hasta 15 años de cárcel. Antecedentes aparte, el discurso de Aznar gustó mucho, a duros y moderados. La apelación a una mayoría amplia, transversal, “de derecha a izquierda”, engarza con el objetivo que persigue el PP de Feijóo, aunque la dureza de sus palabras puede alejar a votantes moderados, según reconocen dirigentes del partido. El discurso de Rajoy provocó cierta estupefacción entre miembros de la dirección cuando algunos de sus más estrechos colaboradores están hoy a la espera de juicio. Tras las intervenciones de Aznar y Rajoy, la mayoría de los compromisarios salieron en estampida del pabellón 10 de Ifema donde se está celebra el congreso hasta el domingo. Apenas unos cuantos se quedaron al debate de las ponencias que, teóricamente, se debía producir durante toda la tarde. Una constatación de que, más que un congreso, el PP ha organizado a Feijóo un acto de relanzamiento político que le ponga ya en la carrera para disputar la Moncloa cuando llegue el momento.