La llamada casa de los horrores en el centro comercial y turístico de Cádiz, en Javier de Burgos número 19, vuelve a convertirse en una amenaza para sus habitantes, si alguna vez dejó de serlo durante los últimos cinco años.Una portavoz de los vecinos y el Sindicato de Inquilinas de Cádiz aseguran que el pasado miércoles 2 de julio se produjeron nuevos desprendimientos en los techos de una vivienda, con caída de fragmentos de escayola y cascotes "muy cerca de una niña de cinco años".Uno de los vecinos, junto a la planta baja clausurada por ratas y cucarachas. MANU GARCÍA "Miedo, angustia y desesperación", dice la representante vecinal que representan el estado de ánimo actual de todos los que viven en el edificio propiedad de la entidad pública Sareb (llamada coloquialmente banco malo).Derechos Humanos denunció el pasado 2 de junio que la finca lleva varios años en condiciones infames, insalubres e indignas, con los inquilinos entre humedades, puntales, agujeros, heces y ratas."Sin opciones"A esta larga situación y a la última caída de un techo se suma la reaparición de una plaga de cucarachas "que huyen de las obras de seguridad y las catas realizadas Sareb para comprobar y reforzar suelos, techos y vigas" o las zonas comunes más deterioradas. Los vecinos, la oposición municipal y el Sindicato de Inquilinas acusan al Ayuntamiento de Cádiz de incumplir el acuerdo plenario, votado en la última sesión del 26 de junio, por el que se comprometía a colaborar en un realojo urgente y temporal en la misma ciudad."No queremos irnos a San Fernando, no podemos, pero nos están obligando porque no podemos seguir en esta situación. Es un auténtico infierno"Los afectados aseguran que pocos días después, alcalde y concejales les comunicaron que no pueden cumplir ese acuerdo por falta de pisos disponibles y les animaron a marcharse a San Fernando, localidad en la que Sareb sí les ofrece alternativas de realojo.Un peatón fotografía pancartas y carteles en Javier de Burgos 19. MANU GARCÍALos residentes aseguran que por cuestiones laborales y educativas, con adultos y menores trabajando o estudiando en Cádiz, no pueden permitirse este desplazamiento diario repetido, que también alejaría a los mayores de los familiares que les cuidan o visitan regularmente."No nos queremos ir de nuestra ciudad, no podemos, pero Sareb y el Ayuntamiento de Cádiz nos están obligando a hacerlo porque no nos ofrecen otra alternativa y no podemos seguir viviendo esta situación tan horrible. Es un auténtico infierno".